Ciales. Mientras miles de puertorriqueños se quedaron a oscuras luego del paso del huracán Fiona, el 90% de los residentes en la comunidad Toro Negro de Ciales tenían electricidad. Además, tampoco se quedaron sin agua porque almacenaron el preciado líquido proveniente de la montaña.

Su provisión, en medio de la crisis, no surgió como por arte de magia, ya que estos vecinos se encargaron de no repetir el calvario que atravesaron tras el desastre del huracán María en 2017, cuando unas 14 familias se afectaron por la falta de agua y luz durante ocho meses.

Por eso, crearon el proyecto Agua y Energía, en colaboración con organizaciones, tales como Para la Naturaleza, Somos Solar, Vamos Puerto Rico y Fundación Comunitaria de Puerto Rico; convirtiéndose en la primera comunidad solar de la región del Caribe en agosto de 2018.

De acuerdo con el líder comunitario, José Figueroa Pesquera, “con el huracán Fiona, el daño mayor fue las crecientes del río que nos dejó incomunicados por tres días”.

“No podíamos salir de aquí, porque la creciente del río fue demasiada y no se podía pasar. En esa creciente, perdimos el servicio de la Autoridad de Acueductos (y Alcantarillados), porque una de las tuberías que trae agua a la comunidad se rompió”, explicó el cialeño de 69 años.

“Nosotros, como ya luego del huracán María habíamos desarrollado el proyecto de la comunidad solar Toro Negro, prácticamente el 90% de la comunidad tuvo electricidad. También tenemos el recurso del agua de la montaña, que en muchos casos se almacena para este tipo de emergencias”, resaltó.

Sin embargo, esta no era la primera vez que la comunidad se unía para enfrentar las adversidades que les han amenazado durante años, entre estas, el uso de vehículos de motor dentro de los ríos. Así nació en 2015 el plan para manejar la situación del río Toro Negro en áreas de impacto humano.

Pero el proyecto, que se hizo en colaboración con el municipio de Ciales, el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) y la Policía de Puerto Rico, duró cuatro años. Eso motivó a la comunidad a darle continuidad al “mensaje de conservación de los cuerpos de agua de la zona”.

“Así nació Por Amor al Río, e invitamos a Para la Naturaleza a participar de ese plan y se integraron. Ahí fue que comenzamos a trabajar con ellos la estructuración de estos talleres de verano que consistían en diferentes temas que tienen que ver con conservación y los cuerpos de agua, tales como los crustáceos, la fauna y la flora, identificación de aves, reptiles”, acotó.

Asimismo, en su interés de concienciar a la ciudadanía, más allá del barrio, crearon el proyecto Mapa Madre, con el objetivo de “identificar en el mapa de la cuenca hidrológica del Río Grande de Manatí, a organizaciones, personas, entidades que estuvieran a fin en el propósito de proteger la cuenca, todo lo que compone la cuenca, desde los nacimientos en Barranquitas, Orocovis, hasta la desembocadura en Barceloneta”, reveló.

“Integramos a esas organizaciones al plan de Por Amor al Río y empezamos a desarrollar una iniciativa más amplia. Desde el nacimiento, una de las organizaciones es Amigos del Bosque Toro Negro y otra, Para la Naturaleza, que su área de trabajo está en la desembocadura del Río Grande de Manatí. En el intermedio, la comunidad Toro Negro”, relató al destacar la integración de “la comunidad Cialitos y Bosque Cibales, que es un grupo de jóvenes estudiantes de ciencias relacionadas al ambiente”.

Otro de los esfuerzos de Toro Negro es Habitantes de la Montaña, una iniciativa de ecoturismo comunitario impulsado por los jóvenes del barrio donde residen unas 60 personas, la mayoría adultos mayores.

“La iniciativa de ecoturismo comunitario de nuestros jóvenes, Habitantes de la Montaña y la Comunidad Solar Toro Negro, son el camino que nos impulsa desde el presente hacia el futuro, Somos una comunidad con oportunidades de desarrollo económico sostenible a través de la conservación de nuestros recursos naturales”, apuntó.

De otra parte, Figueroa Pesquera lamentó que el apoyo de agencias estatales al proyecto inicial desapareció con el cambio de gobierno.

“El proyecto inicial, para manejar la situación del río Toro Negro, dejó de ser apoyado por agencias como el DRNA. Los cambios de administración afectan estos proyectos interagenciales, porque cuando cambian las personas que dirigen esas agencias, cambia la visión y no todos los directores creen en el trabajo con las comunidades”, explicó.

“Pero nosotros tenemos las iniciativas que recibimos, aceptamos y trabajamos con el apoyo de las agencias, pero no dependemos de ellas. Esto hace el trabajo más difícil, pero no imposible”, concluyó.