Comunidad de Morovis entre la peste y el agua
Varios días después del paso del huracán Fiona, el barrio Barahona luce empantanado y una gran cantidad de animales muertos.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 3 años.
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Morovis. El penetrante hedor de animales muertos, de aguas estancadas y de fango se ha apoderado de una comunidad que quedó bajo agua ante el paso del huracán Fiona en el barrio Barahona.
A seis días del azote del fenómeno atmosférico varios patios de las casas que comprenden la comunidad en la zona montañosa del País, permanecen todavía inundados con aves muertas, frutos flotando y vegetación estancadas en las aguas. Lo que hasta la semana pasada eran terrenos verdes hoy, viernes, parecen pequeños mangles o lagos en el barrio ante la cantidad de lluvia que cayó en la zona.
El matrimonio de Miguel Figueroa y Juanita Maldonado, residentes de la comunidad hace 35 años, es uno de los más afectados ya que son dueños de la mayoría de las gallinas, gallos y palomas muertas que flotan por los patios inundados de su residencia y de otras casas. Figueroa, de 80 años, castador de gallos, precisó a este medio que perdió unas 80 aves ubicadas en los rejones y las jaulas que también terminaron flotando en las aguas. Su casa es de dos pisos y el agua ocupó gran parte del primer nivel, donde se ubican los animales.
El retirado del gobierno sostuvo que los gallos que pudo salvar fue gracias a que pudo subirlos en sacos al segundo nivel de la residencia mientras que otros los entregó a otros castadores y los patos sobrevivieron porque “nadaron”. Previo al huracán Fiona, Figueroa movió parte de las gallinas inglesas a un rancho en el patio pensando que allí estarían seguras, pero el agua las ahogó.
“Esto fue horrible. Con María sucedió lo mismo, reventó el agua por allá (señala terrenos aledaños). Ahora se nos inundó la casa abajo. El agua se metió por todo el patio. Los gallos me los mató, las herramientas todas se fueron. Perdí en total unos 80, entre gallos y las gallinas encerradas. Es que no tenía tiempo donde ponerlas porque el agua fue tan horrible. Las casas se inundaron y hubo vecinos que se tuvieron que ir. Todavía los patios están con agua y hay mucha peste. Yo quiero sacar las aves muertas, pero no me atrevo a limpiar porque queda agua”, narró Figueroa, mientras su esposa le advertía directamente que no puede remover las aves muertas por “la enfermedad del ratón”, en referencia a la leptospirosis.
Las 25 familias afectadas con la inundación en la zona atribuyen el estanque de aguas al tapado de unos sumideros cercanos a la comunidad. El matrimonio responsabilizó a que “varios negocios de la zona han construido, tiraron relleno en un lado y movieron tierra que los taparon”.
“Eso fue la construcción de los negocios que taparon los sumideros y el agua ya empezó a bajar porque la alcaldesa hizo el dragado”, señaló Maldonado, quien confía que en el futuro “puedan arreglar el destape de esos sumideros”.
A una parte de la comunidad en el barrio Barahona, el servicio de agua provisto por la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados (AAA) llegó el jueves, por lo que pudieron limpiar las residencias. El barrio Barahona es el más grande de Morovis con alrededor de 3,000 residentes. El matrimonio de Figueroa Maldonado limpió gran parte de su casa, a excepción del patio y la zona de los animales.
El municipio carece en un 95% el servicio de electricidad a cargo de LUMA Energy, afirmó la alcaldesa Carmen Maldonado. En horas de la mañana solo un barrio tenía el servicio de electricidad provisto por líneas que conectan con Corozal.
Maldonado afirmó que el personal de LUMA, “lleva toda la semana informando lo mismo, que todo está en orden para energizar, pero no pasa nada y seguimos a oscuras”.
La falta de agua es la mayor preocupación de la primera ejecutiva en relación a las necesidades del municipio.
“Lo más difícil es la falta de agua y cómo transportamos los camiones cisternas a las comunidades, y con la falta de diésel esto se agrava más todavía porque dependemos de eso para mover los camiones. Es mi mayor precaución ahora mismo. Estamos entre un 70% del pueblo que está sin agua. Nosotros estamos llevando agua de botella casa por casa”, indicó la alcaldesa que hizo los trabajos de limpieza en las calles y barrios, y el municipio está limpio y con libre acceso.
Entre las carreteras estales que colapsaron se encuentra la 159, 145 y la 617. Todas están cerradas. En el caso de la 159, en ruta de Morovis a Coroza,l dos áreas de la carretera presentan dos grandes hundimientos que la hacen totalmente intransitable. Lo mismo sucede en las otras dos carreteras.
“Estas carreteras estatales, FEMA le autorizó los fondos desde el huracán María y (Autoridad) Carreteras nunca lo atendió y se quedaron con los fondos y proyectos pendientes porque jamás la trabajaron”, puntualizó la alcaldesa.