Comparan caída en la economía con la del huracán María
Recomiendan reactivación gradual de comercios con medidas sanitarias.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 4 años.
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En el trimestre que va desde mediados de marzo hasta la primera mitad de julio -al entrar en vigor las medidas contra el coronavirus- la economía de Puerto Rico habrá sufrido una caída de un 20%, comparable al trimestre posterior al embate del huracán María, de acuerdo con las proyecciones del economista, Juan Lara, uno de los integrantes del task force económico que asesora al gobierno.
Otro experto del grupo, José Joaquín Villamil, resaltó que en el año calendario de 2020 muy posiblemente la economía del País sufra una contracción de un 5%, mientras que el también economista Vicente Feliciano auguró que, con el cierre de negocios, necesario para contener la propagación del virus, muchas empresas pequeñas no reabrirán, igual que ocurrió con el temporal que devastó la Isla en septiembre de 2017.
“Ese 20% de caída, que es muy fuerte, se parece a lo que ocurrió en el trimestre inmediatamente después del huracán María. Para el año completo eso podría significar una caída de alrededor de un 5% y 6% en la economía. Es una caída bien fuerte y, de nuevo, es similar a lo que ocurrió con el huracán María”, dijo Lara.
Añadió que la severidad del golpe económico va a depender de cuánto “nos tardemos en regresar a la normalidad”.
Lara puntualizó que si en julio, agosto y parte de septiembre todavía el País estuviera parcialmente detenido, la caída económica podría ser de un 9%. “Sería algo más severo que lo ocurrió con el huracán”, subrayó el economista, quien recomienda ir reanudando algunas actividades económicas de manera gradual con las debidas precauciones de salubridad para minimizar la posibilidad de contagio.
“Aunque logremos aplanar la curva, que es el objetivo, este virus no va a desaparecer, va a quedarse aquí y vamos a tener que aprender a protegernos, a cuidarnos y a mantener el nivel de contagio limitado. Las prácticas de distanciamiento físico entre las personas van a tener que continuar; cuando vayamos a los supermercados, gasolineras vamos a tener que acostumbrarnos a hacerlo manteniendo cierta distancia. Quizás nos vamos a tener que acostumbrar a usar mascarilla y guantes por un tiempo prolongado, pero eso no quiere decir que puedan irse reactivando algunas partes de la economía”, sostuvo.
“Eso se puede y es lo que entiendo que se está conversando con el sector privado, cómo gradualmente y de forma selectiva ir reincorporando alguna gente al trabajo. El grupo epidemiológico nos ha dicho que en un par de semanas sabremos cómo va la evolución de la epidemia, si estamos logrando controlarla o no, y creo que ya se puede empezar a hablar e ir reabriendo de manera gradual”, agregó el economista.
“Hay un dicho que dice que los que viven de la bola de cristal tienen que aprender a comer vidrio molido. Si eso es cierto en tiempos normales, es aun más en tiempos como los que estamos viviendo en Puerto Rico”, dijo, por su parte, Villamil.
El economista, presidente de Servicios Técnicos de Puerto Rico, destacó que si algo caracteriza el momento actual es la incertidumbre, “porque nunca habíamos tenido que lidiar con una situación como la del COVID-19, por lo menos desde la epidemia de principios del siglo pasado”.
“Lo que crea la incertidumbre es no solo porque se trata de algo nuevo, sino por el hecho de que no sabemos cuánto tiempo durará la epidemia o pandemia. Esta es una diferencia muy grande con un huracán, por ejemplo. El día después de María, ya sabíamos que había terminado. Con el COVID-19 ni sabemos muy bien cuándo comenzó, ni tenemos idea de cuándo terminará”, destacó Villamil.
Otra gran diferencia, puntualizó, es que al tratarse de un fenómeno global impacta mucho más a las cadenas de abasto de una Isla como Puerto Rico, que depende de importaciones para prácticamente todos los productos de consumo y materia prima.
En términos de proyecciones, estimó que para el año 2020 en impactos directos será de unos $4,777 millones y de $10,922 en impactos totales. “Con esos números, el impacto en el Producto Interno Bruto (GDP) será de 3.2% y en el Producto Nacional Bruto (GNP) el impacto sería de alrededor de entre 6.5% a un 7%".
“En este momento, la preocupación no debe ser con los agregados económicos, como el PIB o el PNB, pues en un período como este no necesariamente son relevantes. En lo que hay que enfocarse es en cómo apoyar a la población, los empleos y empresas más vulnerables que pueden sufrir daños irreversibles si, por ejemplo, el cierre se mantiene por un período largo”, acotó.
El economista Feliciano subrayó también que hay que controlar el virus y de forma paralela trabajar en un plan para el regreso gradual al trabajo de los sectores de producción, "ir delineando un plan para el regreso al trabajo paulatino, con mesura, de ciertos sectores primero y otros después”.
Agregó que, al igual que en otras jurisdicciones del mundo, “hay mucha presión y la economía se ha ido contrayendo”.
Feliciano abundó sobre el impacto del cierre de comercios en los trabajadores que dividió en tres grupos. “Tenemos los que no están cobrando que fueron despedidos y están solicitando desempleo, los que no están trabajando y están recibiendo ingresos de sus patronos, pero esto es una medida temporera y aquellos que están operando en servicios, trabajos esenciales o remoto, pero según la economía se va a afectando también puede haber despidos”, indicó el economista.
Dijo que el grupo “que está querido” son aquellos que viven de un ingreso fijo, reciben pensiones, seguro social y transferencias federales.
“Ese grupo se podría beneficiar en la medida en que reciban pagos como los $1,200 del gobierno federal”, agregó.