Comienza la liberación de mosquitos machos con Wolbachia en Ponce
El proyecto espera disminuir considerablemente la población de Aedes aegypti, que es el transmisor del dengue, el chikungunya y el zika.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 4 años.
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Sobre 200,000 mosquitos Aedes aegypti machos infectados con la bacteria Wolbachia fueron liberados hoy en barrios de Ponce, como parte de lo que fue el primer paso de programa que busca controlar a esa peligrosa especie de mosquito que transmite el dengue, el chikungunya y el zika.
En próximos días, explicó la doctora Marianyoly Ortiz Ortiz, directora asociada de la Unidad de Control de Vectores, se liberarán cientos de miles de mosquitos más, que una vez interactúen y se reproduzcan con las hembras no infectada con Wolbachia, provocarán que esas hembras produzcan crías que no podrán subsistir, llevando así a una eventual reducción de la cantidad de Aedes aegypti en el ambiente.
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Y antes que nadie se alarme porque se estén liberando millones de ejemplares del molestoso y perjudicial insecto, sepa que usted probablemente ni cuenta se dé de que eso está ocurriendo, pues si acaso lo más que notaría sería un posible leve aumento de presencia de mosquitos, que, por ser machos, ni siquiera le picarán, pues son las hembras de la especie las que pican a los humanos.
“La Wolbachia es una bacteria que se encuentra en la naturaleza en más del 60% de los insectos, pero no se encuentra en el Aedes agypti. Cuando se coloca en el Aedes agypti macho, y este se aparea con una hembra que no tiene Wolbachia, eso causa que la hembra ponga unos huevos que no son viables. Lo que significa que no nacen los mosquitos, así que la población de mosquitos se va reduciendo poco a poco”, comentó Ortiz, agregando que puede entenderse como si esterilizara a la hembra y por tanto no nacen nuevos mosquitos, y la población de mosquitos baja a medida que van muriendo de causas naturales los mosquitos que ya están en el ambiente.
“El macho no pica. Así que no representa un riesgo para las personas. Tampoco le va a estar pasando la bacteria a la hembra y entonces la hembra nos puede pasar la bacteria a nosotros. Es que ellos no son compatibles porque uno tiene la bacteria y el otro no, y eso causa que no sean compatibles y que entonces esos huevos no sean viables”, detalló Ortiz, agregando que la hembra seguirá comportándose de manera habitual, va a seguir poniendo huevos, “pero de esos huevos no va a salir ningún mosquito”.
La doctora en Ciencias Ambientales y Microbiología explicó que hoy fue la primera liberación, de apenas poco más de 200,000 mosquitos en algunas comunidades, “y vamos a ir aumentando a lo largo de la semana la cantidad de zonas donde vamos a estar liberando, y en total, al final de la semana, vamos a haber liberado 1.5 millones de mosquitos”.
Ortiz abundó que nadie debe imaginar que va a ver una nube de mosquitos cuando sean liberados desde una guagua, pues ese 1.5 millones se libera durante una semana, y además las liberaciones no son en un punto en particular, sino cientos de mosquitos en cada punto a medida que se va moviendo la guagua por las áreas donde serán liberados.
“Prácticamente no se ve cuando los liberamos, porque son pequeñitos y salen cientos de mosquitos a la vez y se van distribuyendo en el ambiente”, describió, aclarando que algunas personas si podrían, dependiendo dónde vivan, sentir un aumento de mosquitos a su alrededor, “porque el mosquito macho, que no pica, sí va a estar buscando la hembra, y la hembra va a estar alrededor de las personas”.
“Pero tal vez ni eso. No es algo que tengamos la expectativa de que las personas van a notar una diferencia drástica, y si la notaran, los exhortamos a que no se preocupen, son mosquitos machos, no le van a picar, no le van a estar pasando la bacteria y no representan ningún riesgo para ellos”, insistió.
La doctora explicó además que, como parte fundamental del proyecto, se consultó a las personas el área donde se liberarían los mosquitos con Wolbachia, se les explicó de qué se trataba, y se les preguntó si estaban de acuerdo o no con la liberación de mosquitos. Antes de la liberación de hoy, aclaró la doctora, fueron casa por casa a todas las zonas que serían impactadas por el proyecto, y entrevistaron a más de 2,500 personas, y “el 84% apoya la técnica. Hubo un 11% que indicó que estaba neutral, o desconocía, o no tenía una opinión. Y solamente un 4% indicó que no lo apoyaba”.
Agregó que se eligió esa área de Ponce porque es el municipio con que tenía la mayor incidencia de casos de dengue en los últimos años.
“La gente se preocupa y nos dice, pero cómo nos van a añadir más mosquitos, cuando hay tantos ya. Pero la realidad es que, poco a poco, aunque al principio sí puedan notar algún aumento, poco a poco van a ir notando esa reducción. Y eso es lo que esperamos”, subrayó Ortiz, agregando que estarán liberando mosquitos en el área de Ponce hasta diciembre.
La científica recordó que el Aedes aegypti es el único vector que tenemos en la isla activamente transmitiendo enfermedades, y transmite el dengue (en sus cuatro variantes), el zika y el chikungunya, enfermedades que, en algunos casos provocan daños severos a las personas y en ocasiones pueden llegar incluso a ser mortales. Además del daño a las personas y las muertes, se estima que las epidemias de dengue han dejado sobre $40 millones en pérdidas económicas en la última década.
Comentó que seguimos teniendo casos de dengue en Puerto Rico, y recordó que estamos en medio de una pandemia del coronavirus COVID-19, “y no queremos que estos casos de dengue sigan aumentando. Se pueden confundir entre el dengue y el coronavirus, porque tienen algunos síntomas que a veces son similares o confusos para algunos médicos de diagnosticar. Así que tener una epidemia de dengue junto con la pandemia que tenemos ahora es un escenario que no queremos tener”.
“Parte de lo que espera demostrar el proyecto es que, en adición a reducir el número de mosquitos, se pueda demostrar una reducción en el número de enfermedades transmitidas por estos mosquitos. Y eso es lo que esperamos, que, si reducimos los mosquitos a menos de un 5%, eso va a reducir las enfermedades”, sostuvo Ortiz.
De lograr lo que esperan con este plan piloto en Ponce, pues entonces podrían extender el proyecto a otras partes de la Isla.
“Aquí lo que queremos ver es la logística. Estos mosquitos se están enviando desde California, tienen un proceso, ha requerido un entrenamiento a nuestro personal, unas pruebas para asegurarnos que sobreviven ese viaje. O sea que tiene una complejidad y una logística, que nosotros queremos primero ver que eso funciona”, dijo.
La experta aclaró, a manera de despejar cualquier duda que puedan tener los ciudadanos, que esta práctica se ha hecho en muchos lugares del mundo, y desde hace ya varios años, así que no se trata de ningún tipo de experimentación con la gente de Puerto Rico, como han sugerido algunos.
“Se ha hecho en otros lugares, incluido en Estados Unidos, así que no es que nos están tomando a nosotros como conejillos de India, como a muchas personas le preocupa. Esto ya se ha hecho en el estado de la Florida, se hizo en Texas, se hizo en California y se continúa haciendo en California, se está haciendo en Singapur, en México, en Tailandia, en varios países, en Australia fue uno de los primeros lugares donde comenzó. En Singapur llevan alrededor de cuatro años desde que comenzaron este proyecto y lo han continuado. Y ha sido muy exitoso. En esos lugares se ha visto desde un 78% hasta un 95% de reducción en el número de mosquitos”, comentó la doctora.
“Aquí en Puerto Rico vamos a empezar. Se va a tardar unos meses hasta que se logren ver esos resultados. En Singapur, por ejemplo, empezaron hace cuatro años, y empezaron viendo unos resultados de setenta y pico por ciento (de reducción en el número de mosquitos), y según fueron pasando los años y fueron liberando de forma más efectiva, llegaron a ese 95%. Así que eso es algo que va a pasar paulatinamente, y es importante que las personas se sientan cómodas”, agregó.
Por otro lado, explicó que la Wolbachia no es una creación artificial que haya salido de algún laboratorio. Por el contrario, “es natural, vive entre nosotros. La bacteria se encuentra en otras especies de mosquitos, no en el Aedes aegypti, pero sí en otras especies de mosquitos, así que es probable que a las personas ya las hayan picado mosquitos que tienen Wolbachia, pero no el Aedes aegypti. Es algo particular para esta especie. Y eso es lo que lo hace especial, porque es una técnica que va dirigida a ese mosquito y no te va a afectar otras especies de mosquitos, o las abejas, las mariposas u otros insectos. Y eso es bien importante”.
Agregó que tampoco se trata de que estén creando un mosquito nuevo en un laboratorio, ni tampoco que estén haciendo alguna modificación genética, pues el proceso comienza con la recolección de huevos de mosquitos en el ambiente, que luego se llevan al laboratorio y se cruzan con hembras que tienen Wolbachia, y la descendencia de ese cruce tiene la Wolbachia, “y esos son entonces lo que nosotros utilizamos”. Detalló que las hembras sí pueden pasar la bacteria, pero los machos no la pueden pasar ni a la hembra ni a sus hijos.
Agregó que están seguros que esos son mosquitos machos, porque en el laboratorio, durante la etapa de pupa, las hembras son más grandes que el macho, y usando un filtro se pueden separar alrededor del 95% de las hembras. Una vez son adultos, hay otras características, las antenas, la forma del cuerpo, que permite separar ese 5% restante. “La posibilidad de que se cuele una hembra es bien, bien remota, es una en 840 millones, y eso no tendría efecto en la naturaleza”.
Y aun si fuera ese extremadamente remoto caso, “y una hembra te pica, no te va a pasar la bacteria, porque la Wolbachia es muy grande y no pasa a través del piquito, la proboscis, que es con lo que la hembra pica”.
La bacteria tampoco pasa a animales que se alimentan del mosquito, como pájaros, murciélagos o arañas, porque “la bacteria muere con el mosquito, porque vive y depende de ese mosquito, y vive en unas células en particular. Así que no pasa a los seres humanos ni otro tipo de animales”.
Sobre los cuestionamientos de algunas personas de por qué no usar métodos de fumigación para acabar con el Aedes aegypti, Ortiz destacó que “la realidad es que fumigar (o asperjar) ya no funciona. Hemos hecho pruebas y lo ha demostrado la Unidad (de Control de Vectores) y el CDC (Centro para el Control y Prevención de Enfermedades) que el mosquito Aedes aegypti cuando lo expones a estos insecticidas que se usan comúnmente en los camiones (de fumigación), no muere, no le haces nada, el impacto es mínimo. Entonces estamos añadiendo un químico al ambiente que realmente no está siendo efectivo”.
“Eso (la fumigación) podría crear tal vez hasta una idea falsa de protección, porque no te mata el Aedes aegypti, pero a lo mejor te mata otro tipo de mosquitos, las abejas, las mariposas, y entonces sientes menos insectos voladores, sientes menos mosquitos, pero realmente el Aedes aegypti, que es el que transmite enfermedades, no lo está matando”, afirmó Ortiz, destacando que precisamente esa es una de las razones por las que están buscando otras técnicas para combatir al Aedes aegypti, como esta de la Wolbachia, que “es efectiva, es ecoamigable, específica, no ataca a otros organismos, como las abejas que son tan importantes”.
Por último, y no menos importante, la doctora recordó a la población que, independientemente de este proyecto, la gente no debe dejar a un lado los esfuerzos por controlar los criaderos de mosquitos.
“Nosotros estamos buscando estos métodos y tratando de controlar el mosquito de la mejor forma, pero el rol del ciudadano tiene que seguir. Tenemos que seguir eliminando criaderos, porque esa es la mejor forma de eliminar ese mosquito. Tenemos que protegernos y utilizar repelente cuando estemos en lugares que sabemos que estamos expuestos a la picada del mosquito. Eso es sumamente importante. Particularmente, no queremos que la gente de Ponce se descuide, porque estamos empezando ahora, y se va a tardar meses en lo que nosotros logramos ver una reducción”, insistió.