Una vez el Gobierno decretó el toque de queda en un intento por frenar la propagación del COVID-19 en la Isla, para el matrimonio de comerciantes Paola Torres y Gustavo Rivera -al igual que para muchos propietarios de negocios- se asomaron, no solo los retos a la salud que implica la pandemia; también continúan forcejeando con la precaria situación económica que supone la emergencia tras haber clausurado las operaciones de sus negocios.

Paola es “groomer” y tiene su negocio en Aibonito, mientras Gustavo labora para la ferretería de su papá. Las condiciones en las que se encuentran los han llevado a vivir de sus ahorros con la esperanza de regresar a la normalidad antes que se agoten.

“Tratamos de mantenernos positivos, pero obviamente como somos comerciantes los dos se nos hace un poco cuesta arriba al pensar que los negocios no están produciendo”, dijo la joven madre quien está embarazada de su tercer hijo.

Semanalmente, Paola atiende de 15 a 20 perritos diarios. Sin embargo, tiene nómina que cubrir y a sus gastos le suma el alquiler del local que ha continuado pagando a pesar de no operar. Aunque el gobierno ofreció unas ayudas a los comerciantes que trabajan por cuenta propia, Paola sostiene que los $500 no apaciguarán el golpe.

“Aunque nos alivia un poquito, no es lo suficiente como se corre el negocio. También tengo empleadas que dependemos de los perros que se hacen a diario”, manifestó tras asegurar que, a pesar de las circunstancias, la prioridad sigue siendo la salud de todos.

“Nos ponen en una situación incómoda también porque yo quiero hacer mi trabajo, yo necesito el dinero también, pero también necesito estar bien para mis hijas y para mi bebé porque esto del coronavirus cambia todos los días. Salen publicaciones nuevas y ya uno no sabe ni cómo cuidarse que no sea quedándose en la casa”, compartió.

Gustavo, por su parte, dijo que la situación dejará una gran lección.

“Esto nos está enseñando a no malgastar, a tener algo guardado, dinero, comida, todo…”.

No obstante, en lo que se recupera algo de la normalidad, los jóvenes aseguran que su mejor proyecto en estos días es el poder dedicarle tiempo a sus dos pequeñas de 2 y 4 años, así como prepararse para la que viene en camino.