Colegio San Rafael impulsa iniciativa de impacto a la población sorda
La institución quebradillana celebró el evento “Regálame una sonrisa” para fomentar la inclusión.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 1 año.
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Quebradillas. Educar a la comunidad estudiantil sobre los retos que enfrenta a diario la población sorda en la Isla, así como despertar su interés por aprender el lenguaje de señas, es lo que persigue el Colegio San Rafael que, hoy, celebró por primera vez el evento de inclusión “Regálame una sonrisa”.
Decenas de alumnos formaron parte de la iniciativa que integró interpretaciones de canciones en señas, ejercicios de pantomima y un programa de atracciones centradas en la temática de los circos.
“No se me hace difícil aprender; esto me ayuda a que, si me quedo sordo, puedo comunicarme”, dijo el estudiante Josuel Nieves, de tercer grado, quien participó en la interpretación de la canción “El payaso saltarín”.
Uno de los alumnos que más atesoró el evento lo fue Zamir Burgos, quien es uno de cuatro hijos oyentes cuyos padres son sordos. “Me siento orgulloso que estén haciendo cosas que benefician a la comunidad sorda. Pienso que cada escuela debe tener una clase de lenguaje de señas para enseñar a los niños”, destacó el alumno de décimo grado.
El joven aprovechó la oportunidad para llevar el mensaje de que sus padres no viven una vida con límites. “Uno a veces piensa que por ser sordos no pueden guiar, ni hacer sus cosas, pero eso no es real; ellos llevan una vida normal”, manifestó.
En tanto, el estudiante de décimo grado, Ángel Acevedo Rivera, coincidió en la importancia de educar para eliminar barreras de comunicación. “Esto es algo que nos ayuda a nosotros mismos, a los oyentes, porque si uno sabe el lenguaje de señas pues ya no tiene que pensar en que no se puede comunicar con las personas sordas y nos podemos entender; así que todos deberíamos aprender”, sostuvo.
La directora de la institución educativa, Iris Santiago, en tanto, señaló que fue la familia de Zamir la que la inspiró a crear un programa de lenguaje de señas en el que participan los 480 estudiantes del colegio.
“Tenemos una familia de ambos padres sordos y de ahí es que surge la inquietud de tener un programa para esta población, para que los estudiantes aprendan ese lenguaje de señas desde el primer grado hasta cuarto año”, dijo.
Para la maestra de lenguaje de señas y organizadora del evento, Yolanda Morales, “esto es un sueño hecho realidad; así lo imaginé y los padres se botaron”. La educadora se refirió a la colorida escenografía y los impresionantes atuendos de cada participante.
“Queremos que este evento llegue a más niños de la comunidad sorda; este es el primer año y queremos seguir haciéndolo para crear conciencia”, agregó.
La actividad también contó con invitados especiales como el Ministerio para sordos “Soy igual que tú”, integrado por feligreses de la Iglesia de Dios Pentecostal de Camuy.
“Todo comenzó con un grupo de la iglesia que quiso aprender lenguaje de señas, pero al año de eso, llegó un sordo a nuestra iglesia y ahí formamos el ministerio”, contó Ema Beltrán, portavoz del grupo, quien manifestó que hoy día cuentan con la participación de 6 personas sordas y más de una decena de oyentes.
El Colegio San Juan Bosco y el Colegio La Milagrosa, ambos de Arecibo, se unieron -de la misma forma- al evento.
“Yo les enseño que el lenguaje de señas se puede usar para comunicarse con sordos, con niños con autismo; se puede usar para personas con problemas del habla, es mucho lo que podemos lograr”, indicó Dennisse Ramos, maestra de señas de San Juan Bosco.
Del Colegio La Milagrosa, el maestro de señas, Daniel Hernández, reiteró que los resultados de la iniciativa de enseñanza se ven a largo plazo. “Nosotros fuimos los pioneros en esto y ahora lo que queremos es que se integren más colegios y que lleguemos a más estudiantes”, apuntó.
De acuerdo con el Instituto de Estadísticas de Puerto Rico, en el 2018 se estimó una población de 218,495 adultos sordos en la Isla.
Mientras, el sistema de educación pública del país tiene una matrícula aproximada de 400 estudiantes sordos.