Cientos apuestan a vehículos confiscados
Cada subasta de la Junta de Confiscaciones del Departamento de Justicia agrupa entre 400 y 500 clientes.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 5 años.
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Varias veces al año, cientos de personas llegan a Salinas para tratar de adquirir algún vehículo de motor a buen precio, no importa las condiciones en que esté.
Aunque la procedencia es producto de incautaciones del Estado por diversas violaciones de ley, son muchos los que cifran sus esperanzas a través de las subastas que organiza la Junta de Confiscaciones del Departamento de Justicia, algunas seis veces al año.
De esa manera, individuos mayores de 21 años con licencia de conducir vigente y Certificado Negativo de Antecedentes Penales, se convierten en licitadores junto a corporaciones, concesionarios de vehículos de motor y operadores de depósitos de chatarra, los cuales deberán presentar documentación adicional.
Cabe destacar que en el lugar no se admiten menores de edad, a menos que esté emancipado y someta los documentos requeridos, esto con el objetivo de unirse al proceso como licitador.
Así acuden al lote ubicado en la carretera PR-1 de Salinas antes de las 11:00 de la mañana para la fecha anunciada en al menos dos periódicos de circulación general. Allí se registran y se les concede un número con el cual continuarán hasta finalizar el proceso.
Luego de registrarse, los participantes pueden pasar al área de los vehículos a donde pueden optar por todoterrenos, bicicletas con motor y una amplia diversidad de carros que abren e inspeccionan hasta la saciedad.
Algunos vehículos no se pueden mover por muchas razones, entre estas, gomas vacías y alguno que otro desperfecto mecánico. Esos están frente a una tarima rodante que más adelante guiará a la gente en el curioso proceso.
A mano izquierda están los todoterrenos y bicicletas con motor, y a la derecha se encuentran guaguas, pickups y carros que no tienen problemas para transitar.
Cerca de las 12:30 del mediodía, se oyó por altavoz el inicio de la subasta y de pronto las personas se arremolinaron alrededor de la tarima rodante, la cual se movió primero a los todoterrenos que eran cerca de 26, en modelos del 1997 al 2019. Esto a pesar de que llovió torrencialmente minutos antes de empezar.
El cantador de subastas comenzó con una cantidad propuesta para cada vehículo y a partir de ahí, las personas empezaron a ofrecer el precio que estaban dispuestos a pagar.
En algunos casos comenzaba en $25, otras en $400, $700 y sobre los $1,000, dependiendo de las condiciones del vehículo presentado.
“El número 5, Kawasaki KX 100 del 2004, verde/blanco, y comenzamos en $750; acá $800, otro da $900. Tengo 8 aquí y nueve acá, ¿quién da más? Vendido en 900 al número 1898”, dijo el cantador al adjudicar la subasta y rápidamente se acercaba alguno de los encargados para tomar la información a la persona que la ganó.
“El número 8, Honda CBR 600 del 2000, negro: empiezo en $325, tiene para 4, tiene par 5, por $600 aquí, tengo $700 aquí, ¿alguien con 8?, ¿Alguien más? Vendido en $700 al comprador 1531”, continuó con una rapidez que mantuvo la atención de los licitadores que deseaban conseguir el vehículo apropiado.
Héctor Rodríguez, quien trabaja junto a su padre en la industria de vehículos desde 1989 y en lotes de subasta de 1992, destacó que “siempre viene gente nueva, entre 400 a 500 personas, siempre se ven de 100 a 150 personas nuevas. Siempre hay un grupo de licitadores que vienen continuamente, dealers, junkers, industria de vehículos como tal, para piezas, para revenderlos”.
“Es un ambiente más serio, como es con el Departamento de Justicia, pero así, que me acuerde, una vez vino una señora a comprar la bicicleta motorizada que pertenecía a un hijo que le asesinaron. Entró como en un pánico, pero se llevó la bicicleta”, expuso Rodríguez, cuya empresa maneja las subastas del Departamento de Justicia desde el 2015.
Otra de las ofertas, un Mercedes Benz de 1999 color azul, fue vendido en $400, en una subasta que comenzó en $225.
Al finalizar el proceso con los carros que no se pueden mover, los encargados trasladaron la tarima al frente del lote y procedieron a presentar variedad de vehículos que desfilaron frente a los licitadores.
En total, hubo 117 alternativas disponibles en el estacionamiento del antiguo supermercado.
¿Qué ocurre después de la subasta?
Aquel que gane la subasta deberá pagar el 25% del costo adjudicado y podrá recoger el vehículo una semana después con distintas alternativas de pago.
También puede saldar el mismo día de la subasta, pero, si no cumple el compromiso económico, jamás podrá volver a participar en estos procesos.
Durante la fecha acordada para el recogido del vehículo, la persona debe tener presente varios asuntos: si el carro no se mueve deberá llevar un medio para transportarlo; si el vehículo se puede desplazar y tiene marbete vigente, se lo puede llevar conduciendo.
Asimismo, cuando el marbete no está vigente, tendría que llevar un marbete de tres días que le proporciona el Departamento de Transportación y Obras Públicas (DTOP), o se lo puede llevar en una grúa.