Científica boricua hace historia en el Servicio Forestal
Grizelle González lidera el Instituto Internacional de Dasodonomía Tropical y se enfoca en cultivar la atracción hacia los recursos naturales.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 2 años.
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Después de 80 años desde su fundación, el Instituto Internacional de Dasodonomía Tropical del Servicio Forestal (IITF, por sus siglas en inglés) está bajo la dirección de una mujer y se trata de la científica puertorriqueña Grizelle González, quien asume el reto con una agenda cargada de planes que buscan enlazar los recursos naturales con la comunidad desde una integración social y económica.
“Es una historia larga y esta posición se da luego de muchos años de dedicación y esfuerzo”, reconoce en entrevista con Primera Hora la científica boricua, quien nació en Santurce, pero vive en Luquillo hace 20 años, precisamente cuando inició sus funciones en la institución como investigadora y líder de proyectos en la estación de campo de Sabana.
Y es que, según relata González, su enfoque en la época como universitaria estaba inclinada en estudiar medicina, luego de completar un bachillerato en biología de la Universidad de Puerto Rico, en Río Piedras. Sin embargo, ese último semestre -cuando ya estaba en la mirilla de varias escuelas de medicina en y fuera de la isla- quiso expandir sus conocimientos en otra disciplina por lo que tomó un curso de ecología.
Tanto le gustó lo aprendido en clase que decidió anotarse como voluntaria en un laboratorio de ecofisiología de las plantas y en otro de ecología de suelos, “buscando lombrices en diferentes áreas de El Yunque”.
Ya no hubo vuelta atrás. Quedó fascinada con todo lo que iba descubriendo en el ecosistema. “Lo que pareció algo que era para aumentar mis conocimientos y experiencias para poder entrar en medicina -y ya había sido aceptada en varias universidades- cambió completamente mi carrerra y decidí irme a estudiar la ecología de los suelos... desde entonces dije: ‘esta es un área donde me gustaría trabajar en un futuro’. Y 30 años después, aquí estoy y ha surgido la oportunidad de que sea la directora del Instituto donde llevo trabajando los últimos 21 años”, rememora con esa nostalgia que provoca viajar en el tiempo y asumir con satisfacción el camino recorrido y los logros alcanzados.
Para la científica, quien tiene un doctorado de la Universidad de Colorado, en Boulder, más que un logro personal, su ascenso es un escalón alcanzado por la comunidad científica puertorriqueña.
“Que haya una mujer liderando el Instituto es algo significativo en los 80 años de historia del lugar. Esto demuestra una vez más la capacidad de la mujer en la ciencia y da por hecho que podemos ser líderes en este campo”, señaló orgullosa, quien durante su trayectoria ha realizado investigaciones sobre la la ecología en el ártico, particularmente en Canadá y Alaska. Además, ha incursado estudios en el Bosque Seco de Guánica y los efectos que tuvieron los huracanes Irma y María (2017) en la reserva forestal.
Como parte de sus nuevas encomiendas, la directora el IITF -quien se reporta a superiores en Washington- debe impulsar programas de investigación, cooperación internacional y desarrollos en bosques estatales y privados.
Explicó que los planes se lanzan desde una óptica multifacética y de alcance nacional. Por ejemplo, se están incoando programas forestales que, aunque tienen que ver con la necesidad ambiental de Puerto Rico, buscan también afrontar necesidades sociales y económicas.
“En ese proceso queremos establecer comunicación directa con la gente para fomentar el manejo sustentable de los recursos naturales y esto incluye el bosque, la vida silvestre, el aire... es una misión más abarcadora y envuelve colaborar con múltiples sectores, no solo en el lado científico, sino también en el privado y estatal”, sostuvo al explicar que su inspiración de trabajo está basada en la sabiduría que obtuvo de pasados directores y mentores como el doctor Frank H. Wadsworth (quien murió recientemente a los 106 años de edad) y del doctor Ariel Lugo.
Particularmente, le gustaría conectar más al público con la reserva natural.
“Ya está engranado en el ADN del puertorriqueño estar con la naturaleza, pero lo que realmente queremos es llevar ese conocimiento tradicional a uno más enfocado para que comiencen a ver la conservación de los recursos naturales como algo que nos puede traer beneficios sociales y económicos. Estar en la naturaleza puede tener efectos significativos en nuestra salud física y mental. Otro ejemplo, es fomentar el uso de productos madereros que se generaron luego del huracán como potencial económico para nuestros artistas”, manifestó.
Además, está concentrada en posicionar al Instituto como un lugar donde se pueda continuar desarrollando la investigación científica con impacto, no solo en Puerto Rico, sino en Islas Vírgenes y el Caribe.
De hecho, con su nombramiento surgió la promesa por parte del gobierno de Estados Unidos de abrir nuevas posiciones para fortalecer al equipo que, actualmente, cuenta con 40 personas. “Estoy muy emocionada de reclutar gente para estas nuevas posiciones y otra plaza de científicio que también surgirá pues esto trae ideas nuevas para ser incorporadas a nuestra fuerza laboral”, puntualizó quien ha ganado múltiples premios durante su carrere profesional.