Censo 2020: Menos personas se identifican como blancas en Puerto Rico
Hubo un aumento significativo de personas que escogieron más de una raza, según explicaron investigadoras del Instituto de Investigaciones Interdisciplinarias de la UPR en Cayey.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 3 años.
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Menos personas se identificaron como blancas en Puerto Rico durante el Censo 2020, según explicó hoy el Instituto de Investigaciones Interdisciplinarias de la Universidad de Puerto Rico (UPR) en Cayey.
El hallazgo se desprenden de una investigación de la doctora Isar Godreau, investigadora de este instituto, junto a la doctora Yarimar Bonilla del Centro de Estudios Puertorriqueños de Hunter College-CUNY. En su análisis, las expertas explicaron que hubo una dramática caída en la tasa de personas que se autoidentificaron como blancas en el Censo 2020.
“Los resultados del Censo del 2020 demuestran que hay una dramática reducción en la cantidad de personas que se autoidentificaron como ‘blancas’ en Puerto Rico. De nuestra parte, desarrollamos una investigación para evaluar el impacto de la crisis fiscal y colonial de Puerto Rico en la percepción racial de los puertorriqueños, y obtuvimos resultados que son cónsonos y ayudan a explicar las sorprendentes cifras del censo del 2020″, expuso Godreau en un comunicado de prensa.
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“La investigación reflejó tendencias muy similares a las del censo, pues solo un 20% de los encuestados dijeron ser blancos. El estudio parte de una encuesta realizada en el 2016 a más de 1,000 personas en nueve municipios de Puerto Rico. A diferencia del censo, esta investigación incluyó una pregunta abierta que le permitía a los encuestados contestar libremente cuál es su identidad racial”, agregó la antropóloga.
Recientemente, el censo realizado en la Isla reportó que la cantidad de personas que se autoidentificaron como blancas solamente bajó de un 75.8% en el 2010 a un 17.1% en el 2020. Mientras, hubo un aumento significativo de personas que escogieron más de una raza, de 3% en el 2010 a un 50% en el 2020. En el 2000, la cantidad de personas que se identificó como blanca fue de un 80.5%, lo cual hace aún más sorprendente la reducción a 17% en sólo dos décadas.
“La poca cantidad de personas que dijeron ser blancas en el 2016, se puede explicar a través de dos factores importantes: el recrudecimiento del estatus colonial en Puerto Rico y la bancarrota del ELA (Estado Libre Asociado). Por ejemplo, el 68% de los encuestados afirmó que Puerto Rico era una colonia. Esa conciencia pone en tela de juicio la noción de ser blanco”, expresó Bonilla.
Según Godreau, “casi la mitad de los participantes del estudio que se identificaron como blancos, le ponían un apellido al término, indicando que eran blancos hispanos, blancos latinos o blancos puertorriqueños. Esto sugiere un deseo de distinguirse de una blancura normativa estadounidense”.
Ambas investigadoras coincidieron que esta tendencia de cualificar la blancura es afín con el patrón de respuesta de un nutrido grupo de personas (42%) que escogió blanco junto a otra categoría racial en el censo.
“Algunos pudieran atribuir estos cambios en los resultados del censo a la migración. Sin embargo, la migración no es la única razón. Los puertorriqueños llevan décadas migrando y las olas migratorias anteriores no tuvieron el mismo efecto. Lo que ocurre en este momento de bancarrota es que la colonia es más evidente y el ELA tiene menos recursos para encubrirla. La gente se va porque el gobierno no tiene fondos para proveer servicios ni las condiciones para que se queden. Del mismo modo, tampoco hay fondos para producir programación educativa, televisiva o cultural o un censo criollo que nos convenza de qué blancura criolla del jíbaro nos representa. La noción de que la identidad racial de los puertorriqueños es autóctona y que lo que se considera blanco o negro en Puerto Rico no tiene nada que ver con la ideología racial y racista estadounidense ya no es sostenible”, opinó Godreau.
Por su parte, Bonilla analizó que “los gobiernos no solo producen infraestructura y burocracia. También producen identidades. Nosotras encontramos una relación directa entre edad e identidad: las personas de edad avanzada, quienes crecieron con los discursos raciales del Estado Libre Asociado pre-quiebra, eran mucho más dadas a identificarse como blancos, que los jóvenes que se han criado bajo un estado racial en bancarrota”.
Luego de la encuesta realizada en el 2016, se sumaron otros factores que las autoras pronosticaron que agudizarían las tendencias de su estudio. “El maltrato y mal manejo del gobierno federal luego del huracán María, las políticas de Donald Trump, el efecto del movimiento de ‘Black Lives Matter’ y otros esfuerzos antirracistas locales han sacudido el mito de la blancura criolla”, sostuvo Godreau.
Mientras, la doctora Mariluz Franco, quien es investigadora del Instituto de Investigaciones Interdisciplinarias y parte del Colectivo Ilé, destacó el impacto que han tenido los esfuerzos realizados por organizaciones comunitarias y de base.
“El Colectivo Ilé, en alianza con más de 50 organizaciones, lanzó una campaña sobre el Censo en el 2020 para que los puertorriqueños y puertorriqueñas afirmaran su negritud o afrodescendencia y evitaran blanquearse en el censo. Es clave entender la identidad racial como identidad política para visibilizar que todavía existe el racismo. Celebramos que nuestra campaña haya contribuido a detener el patrón racial de blanqueamiento como resultado del racismo en su expresión personal, institucional y cultural”, afirmó Franco.
Las tres investigadoras afiliadas al Instituto de Investigaciones Interdisciplinarias coinciden en que todos estos factores se conjugaron en una expresión contundente que declara que los puertorriqueños ya no se piensan tan blancos como antes a la hora de contestar el censo. “Esto no quiere decir que seamos menos racistas”, dijo Franco.
Las tres estudiosas, además, concordaron en que todavía queda mucho trabajo por hacer. “Los resultados del censo apuntan a un cambio significativo en cómo los puertorriqueños se posicionan vis a vis el marco federal racial de los Estados Unidos. Pero todavía hay que seguir desmantelando los patrones de empobrecimiento racial, el sesgo antinegro institucional y el discrimen racial vigente entre nosotros”, indicó Godreau.
La referencia completa del estudio Nonsovereign Racecraft: How Colonialism, Debt, and Disaster are Transforming Puerto Rican Racial Subjectivities se puede conseguir en yarimarbonilla.com/project/nonsovereign-racecraft.