Eric Ojeda recibió en noviembre pasado una de las peores noticias: tenía un tumor canceroso en la garganta. Lo único que ocupaba su mente, sin embargo, era a su hijo de 11 años y la vida por delante que deseaba compartir con él.

Es por esto que, primeramente, confió ciegamente en Dios y, luego, en los doctores del Centro Comprensivo de Cáncer de la Universidad de Puerto Rico (CCCUPR) para que lo guiaran hacia su proceso de sanación.

Hoy día, tras siete intervenciones de quimioterapia y 38 de radioterapia, las últimas 12 las más extenuantes, puede compartir su testimonio como sobreviviente, continuando una vida fructífera como padre, empleado de la Corporación del Fondo de Seguro del Estado y aportando sus conocimientos deportivos colaborando con equipos de fútbol de niños.

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Gracias a Dios y a la ayuda que me dieron salí libre de cáncer con el tratamiento. Estamos en el proceso de volver otra vez a lo cotidiano de la vida”, expresó el hombre de 48 años quien rememoró que la opción que le dio su médico eran las terapias, pues una cirugía sería un riesgo que podría afectar sus cuerdas vocales y paladar bocal permanentemente.

“Yo lo que hice fue que cerré los ojos y me entregué a Dios. Yo le dije a ellos desde un principio que íbamos a trabajar en lo que ellos (los doctores) dijeran, el camino iba a ser a través de lo que ellos dijeran y que yo iba a ser todo lo posible para que eso fuera así. Me entregué a eso, me entregué a Dios”, continuó Ojeda, quien fue sometido a su última intervención el 18 de febrero que. Como consecuencia del tratamiento, perdió unas 70 libras.

Por historias como las de Ojeda es que la conmemoración de los 20 años de la promulgación de la Ley 230 cobra tanta fuerza, pues es a través de esto que se creó el centro, el cual ha permitido un acceso equitativo a tecnologías y terapias oncológicas de última generación, reduciendo las disparidades en la atención médica y mejorando los índices de supervivencia al cáncer.

“La Ley 230 ha sido una piedra angular en la evolución del tratamiento oncológico en la isla. Hace 20 años, soñábamos con un futuro en el que cada puertorriqueño, sin importar su nivel socioeconómico, pudiera recibir los mejores tratamientos disponibles a nivel mundial. Hoy celebramos que ese futuro es una realidad. Continuamos comprometidos con nuestra misión de innovar, expandir nuestros servicios y ofrecer tratamientos que mejoren la calidad de vida de nuestros pacientes”, comentó el director ejecutivo interino, el doctor Humberto Guiot.

Desde el 2004, el CCCUPR ha atendido sobre 20,000 pacientes e implementado protocolos clínicos innovadores y terapias dirigidas que han permitido brindar una mayor calidad de vida para aquellos que enfrentan el diagnóstico del cáncer. Al día de hoy, el hospital tiene un 80% de ocupación.

“El cáncer es una enfermedad particular que impacta significativamente la vida de cientos de miles de puertorriqueños y puertorriqueñas, así como a sus familias. Es importante que sigamos dando la milla extra para asegurar que alcance su potencial para combatir todos los tipos de cáncer y mejorar la calidad de vida de los sobrevivientes”, comentó el gobernador Pedro Pierluisi durante el evento conmemorativo que se celebró esta mañana en el hospital, lugar que tildó de “sinónimo de esperanza”.

El centro, además, ha colaborado en estudios que han dado lugar a nuevos tratamientos para diversos tipos de cáncer y generado un impacto a nivel global. El CCCUPR continúa su participación en ensayos clínicos que buscan mejorar las opciones terapéuticas para pacientes locales e internacionales con el fin de que Puerto Rico sea uno “libre de cáncer”.

“Entiendo que hay muy buenos doctores, muy buenas ayudas. Hay que mejorar ciertos aspectos, sí, como todo. Pero, sí entiendo que puede haber mejores facilidades, mejores campos para investigación, puede haber otras cosas para que eso pueda lograrse”, estimó Ojeda ante la posibilidad de que no más puertorriqueños sufran de esta enfermedad.

Por su parte, el primer ejecutivo dio fe del “avance de tratamientos innovadores y el desarrollo de investigaciones de vanguardia y el compromiso incansable de un equipo de profesionales dedicados a salvar vidas y a mejorar la calidad de vida de sus pacientes”. Recordó que, cuando comenzó su cuatrienio, se comprometió “a dar la pelea” para que la Junta de Supervisión Fiscal (JSF) otorgara una asignación anual al lugar de $10 millones para que “el Centro logre la acreditación que está próximo a lograr”.

“Eso sí lo va a poner en el sitial”, puntualizó.

Pierluisi, además, alabó la reciente designación de la unidad de investigación del Centro con el nombre de Héctor J. Ferrer Ríos, quien en vida fue legislador popular y autor de la Ley 230.

En el futuro, el CCCUPR planea expandir sus capacidades de tratamiento y prevención, impulsando aún más la investigación y el desarrollo de terapias personalizadas, enfocándose en implementar tecnologías emergentes como la inmunoterapia y la medicina de precisión, así como en mejorar la accesibilidad a estos tratamientos en comunidades vulnerables.

“Lo que me quedan son dos meses más en este cargo, pero me van a tener por siempre como un amigo del Centro Comprensivo de Cáncer”, dijo el gobernador al concluir su participación en el evento, aludiendo al tiempo que le resta en el cargo.