Celebración en grande en la plaza de “los enchumbaos”
La gente de Naguabo pudo disfrutar de una feria, charlas y entrega de compras y alimentos.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 3 años.
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La iniciativa Somo Puerto Rico irrumpió en el pueblo de Naguabo, tomando desde horas de la mañana su plaza principal con una feria que, para deleite de los naguabeños, ofreció una variada oferta de servicios, entre los cuales había vacunación contra el COVID-19.
Al mismo tiempo, el periodista José Orlando Delgado, de nuestra publicación hermana El Nuevo Día, dialogaba con estudiantes de la Escuela Superior Juan J. Maunéz Pimentel, sobre su experiencia en los medios, y los desafíos de la profesión en estos tiempos de constantes avances cibernéticos y extenso uso de las redes sociales.
Delgado respondió a preguntas de algunos estudiantes, que indagaron sobre los principales retos como periodista, las historias que más le han impactado, entre otros temas. Entre otras reflexiones, destacó la importancia de “no perder la sensibilidad”.
“Ocurren asesinatos a diario, ayer hubo un doble asesinato. Pero no se puede normalizar la violencia. Eso te permite tener empatía y sensibilidad por la gente”, afirmó. “El reto es cómo ser más ágil, más rápido, pero veraz y sensible al mismo tiempo”.
El joven periodista comentó que se ha sentido identificado en particular con víctimas de violencia de género, a pesar que no viene de un entorno violento. Explicó que siempre que escribía de ese tema no podía evitar pensar que “esto pudo ocurrirle a mi mamá, a mis hermanas... Me identificaba con las víctimas, uno se pone en los zapatos de las víctimas”.
Por otro lado, Delgado destacó que, en su nueva faceta como periodista de negocios, ha puesto especial interés a los empresarios locales que están invirtiendo para echar adelante la economía de Puerto Rico, en momentos en que compite con un fuerte empuje de inversión extranjera.
Culminó su charla con exhortando a los estudiantes a aprender más cada día porque “lo único que nadie te va a poder quitar es lo que aprendes”.
En la plaza del pueblo, mientras, además de la vacunación contra el COVID-19, la gente se acercaba a los quioscos a disfrutar de artesanías, juguetes, muñecas, arbolitos para sembrar, orientaciones financieras, gastronomía, recomendaciones para turismo interno, pruebas de salud, café gratis, entre otras ofertas.
Ya en horas del mediodía, la plaza del “pueblo de los enchumbaos” acogió al actor y comediante Junior Álvarez, para disfrutar un café con él.
Arrancó su conversación con la periodista Damaris Hernández bromeado con una señora del público que dudaba fuera él, asegurando que “ella me recuerda de cuando hacía novelas, pero eso fue hace 100 libras menos”.
El actor celebró la naturaleza de Naguabo, su vista hacia El Yunque, sus riachuelos, pozas, playas, su malecón y “todas las pescaderías y restaurancitos que están por allí”.
Álvarez habló de los proyectos que lleva a cabo actualmente y mencionó un trabajo de filmografía junto a su hijo, así como el proyecto junto a su esposa Magdaly Cruz, Casa de Dos, que transmiten por un canal de YouTube.
Narró que la experiencia pasó por varios tropiezos, porque al inicio lo trató de hacer con otros actores, como si se tratara de un programa de televisión. “No funcionó para nada. Fue un fracaso. Se nos caía la señal, la gente no se podía conectar. Era un desastre”.
Siguieron intentando con un show que llamaron Los dinosaurios de las redes, que tuvo mejor acogida. Ya con un año de pandemia, y con la reapertura de los teatros, “me quedé solito con el canal”. Ahí fue que le propuso a su esposa grabar lo que hacían con regularidad, “irnos a chinchorrear por ahí, dar una vuelta, perdernos en el carro, meternos por carreteras que no conocíamos y vacilar”.
Grabaron un viaje por Naranjito, que terminó en un restaurante, “y la pasamos superchérvere. Lo edité yo mismo, lo subí... (fue) un palo. A la gente le encantó, porque más allá de mostrar el lugar, o el pueblo a donde vamos, o los sitios de interés público, lo que hacemos es disfrutarnos el viaje”.
Agregó que la gente tiene además la oportunidad de conocerlos como pareja, disfrutar sus chistes y las “paveras brutales” que les dan. “Nos ha ido superchévere, a la gente le ha encantado el proyecto”, aseguró, agregando que les ha permitido incluso empezar a monetizar.
Álvarez comentó que fue parte de algunas películas que se han filmado en los últimos meses, que espera salgan al público en 2022, y adelantó que tiene varios proyectos teatrales para el próximo año.
Y hablando de teatro, aprovechó su visita a Naguabo para preguntar a la alcaldesa Miraidaliz Rosario Pagán por el futuro del Teatro Ramón Rivero “Diplo”, ubicado junto a la plaza.
La alcaldesa comentó que “próximamente” se le instalarían unas planchas para poder arreglarlo para entonces “inaugurarlo con una buena obra”.
La iniciativa Somos Puerto Rico en Naguabo cerró su visita a Naguabo con un recorrido por varias comunidades para llevar compras y alimentos a personas de menos recursos. En la plaza, también se repartió alimentos, preparados por la organización El Comedor de la Kennedy.
La comitiva recorrió el sector La Ola, sector la Cambímbora y sector Las Parcelas de la Playa, donde los humildes vecinos recibieron con regocijo, y en algunos casos hasta llorando de emoción, la ayuda que le llevaban.
“Nos sentimos bien contentos. Estos son familias humildes, personas dedicadas a la pesca. Tenemos un sinnúmero de personas envejecientes aquí, que esta ayuda le viene muy bien a ellos”, afirmó el líder comunitario Jesús Calcaño Figueroa. “Es una bendición este tipo de ayuda para nuestras comunidades. Estamos más que agradecidos”
Las comunidades visitadas, aunque cuentan con hermosas playas, sufrieron daños significativos con el embate del huracán María, que todavía son visibles por doquier. En no pocos casos, y ante la imposibilidad de poder salir adelante, no pocas viviendas han quedado abandonadas.
“Nuestra playa es hermosa y están todos invitados, todos los que quieran visitar nuestro malecón. Tenemos diferente variedad de restaurantes”, invitó Calcaño, recordando que en esos negocios y la villa pesquera se vende lo que pesca la gente de esas comunidades.