Cataño quiere la estatua de Cristóbal Colón de vuelta
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 14 años.
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¡La estatua de Cristóbal Colón vuelve para Cataño!
Ésa al menos es la intención del ejecutivo municipal catañés, José Rosario, quien apuesta a la polémica estatua para convertir al pueblo en un destino turístico de primera clase.
Rosario reveló sus intenciones ayer y rápidamente revivió la controvertible historia de la gigantesca estatua del almirante Colón, que vaga en tierras isleñas desde que el ex ejecutivo municipal Edwin Rivera Sierra, “el Amolao”, intentara erigirla en 1998.
En aquella ocasión se levantó una gran controversia porque la ubicación propuesta para la estatua obligaba a la expropiación de residencias del área. Al final, Rivera Sierra tuvo que desistir de su intención al no recibir los permisos de la Autoridad de los Puertos para levantar el monumento, por razones de seguridad.
“Nosotros siempre hemos considerado que eso fue un proyecto bueno de la administración de Edwin, pero aquí no le dieron importancia. Fue manejado inadecuadamente. No tenían la visión”, aseguró Rosario.
“Por eso nosotros estamos retomando el tema. Nosotros queremos quitarnos el estigma de que Cataño no es un pueblo que se puede desarrollar”, agregó el Alcalde.
Rosario indicó que ya sostuvo conversaciones con personal de Puertos y éste le dio el sí para montar la estatua en el parque ecológico Ciénaga las Cucharillas.
“Puertos me dio el visto bueno. Este proyecto no va a tener problemas con el tránsito aéreo”, puntualizó Rosario, al tiempo que aseguraba que es la mejor apuesta para revitalizar el turismo de su municipio.
“Es correcto. Estoy apostando a este proyecto para traer muchos turistas. Vamos a tener un parque ecológico, la estatua más grande y la Bacardí, todo en el frente marítimo más bonito”, recalcó Rosario, mientras comentaba que implementará un servicio de taxi marítimo (water taxi) para trasladar a los visitantes desde el Viejo San Juan.
Actualmente, la obra del artista ruso Zurab Tseretelli se encuentra en Mayagüez y aunque la intención era levantarla en el puerto y que fuera una atracción para los Juegos Centroamericanos Mayagüez 2010, la realidad es que sigue tirada en pedazos y sin un lugar donde ser montada.
Rosario aseguró que ha tenido conversaciones preliminares con los administradores del puerto mayagüezano, la empresa Holland Group Ports Investment (HGPI), para conseguir el traslado de la escultura.
“Estamos estableciendo la primera reunión la semana que viene para plantearle el proyecto. No queríamos hablar por hablar. Ya que tenemos el permiso de Puertos, ahora podemos hablar más claro”, indicó Rosario, quien no tiene idea de cuánto dinero necesitará para montar su proyecto turístico, mas está claro en que lo realizará por medio de una alianza público-privada.
Anthony Jacobs, gerente de HGPI, recordó que la estatua no le pertenece a Holland Group, al Municipio de Mayagüez o a la Comisión de Puerto, sino a Tseretelli.
“Esa estatua lleva dos años aquí y es uno de los proyectos emblemáticos que queríamos hacer en el puerto, como un atractivo turístico’’, dijo el ejecutivo al destacar que ni el Municipio ni la Comisión del Puerto mostraron interés en que la pieza fuera erigida en el lugar, aun cuando en un principio lo avalaron.
Confrontado con la posibilidad de que la estatua pudiera ser llevada nuevamente a Cataño o a Arecibo, donde los alcaldes han mostrado interés en ubicarla, Jacobs dijo desconocer a dónde sería trasladada. Pero aseguró que según el panorama, no será Mayagüez el hogar del gigante de metal.
Sobre la posibilidad de que Arecibo se lleve la estatua, Rosario aseguró que defenderá los derechos de Cataño por haber sido el primer municipio en recibir la estatua.
“Lo que pasa es que aquí todo el mundo busca la forma de defender los intereses de su municipio y yo estoy defendiendo el proyecto inicial, que era de Cataño. El propulsor de la idea fue Cataño”, dijo Rosario.
Esfuerzos para conseguir al Amolao fueron infructuosos, a pesar de que su esposa, Blanca, quedó en verificar si éste estaba dispuesto a hablarnos sobre el tema, que fue uno de sus favoritos durante su administración. “Él ya no da entrevistas”, dijo la esposa, y nunca más contestó su teléfono.
En 2006, el Amolao intentó volver a la alcaldía y su proyecto lanza fue el Monumento del Quinto Centenario, su sueño preciado desde finales de 1990, cuando Tseretelli le presentó la estatua que anteriormente fue rechazada por varios países.
La polémica pieza de bronce le costó varios señalamientos de la Oficina de Ética Gubernamental, por aceptar viajes junto con ayudantes a Rusia pagados por Tseretelli, a quien el Gobierno municipal pagó $2,440,000. El estimado del costo de la primera fase del proyecto era de $25 millones. Cuatro informes del Contralor al respecto catalogaban los gastos como “extravagantes e innecesarios”, que “no han tenido utilidad”, y recomendó recuperar el dinero pagado a Tseretelli.