Llegó diciembre y para nadie en Puerto Rico debe ser motivo de sorpresa que los días son más cortos ahora.

La noche nos arropa con su oscuro manto desde bien temprano y tarda en retirarse por las mañanas.

 Pensando en esto, no debería ser una mala idea, la propuesta de, en esta ocasión, la senadora novoprogresista Margarita Nolasco, de legislar para establecer el sistema de ahorro de luz solar que existe en Estados Unidos y otros países nórdicos.

Lo que propone esta medida es adoptar el cambio de horario en primavera y otoño para “maximizar” las horas con luz solar para promover la productividad y disminuir el consumo energético.

“El ajuste de hora...  es un mecanismo facilitador del quehacer socioeconómico que beneficia tanto a los patronos como a los empleados. Los patronos que necesitan la presencia de la luz solar para llevar a cabo sus actividades pueden aumentar la cantidad de horas de operación diaria... y los empleados, ya sea antes o después de su jornada diaria de trabajo, disfrutan del beneficio de tener tiempo libre”, dice en la exposición de motivos del proyecto.

Pero, ¿si se cambia el horario, habrá más luz en Puerto Rico?

Veamos.

Puerto Rico se encuentra entre la latitud 18.0 y 18.5 grados norte. Eso significa que estamos a 18 grados del ecuador del planeta donde  la luz solar es constante. Allí siempre son 12 horas de día y 12 de noche.

Mientras, en los países y regiones más alejadas de ese centro, la variación es  drástica.

Por ejemplo, en la ciudad Anchorage de Alaska, que está en la latitud 61 grados norte, la diferencia entre verano e invierno es  alrededor de 14 horas.

En el día más largo del año,  amanece allí a las 4:20 de la mañana y oscurece a las 11:42 de la noche, lo que significa que la luz dura 19 horas con 21 minutos. Sin embargo,  en  el día más corto del año, amanece a las 10:14 de la mañana y oscurece a las 3:43 de la tarde, para  un total de 5 horas con 27 minutos.

En nuestro querido Puerto Rico, entonces, sí ocurre diferencia en las estaciones, pero la realidad es que es bastante limitada.

“Es tan sencillo como que estamos en el trópico y  debido a la latitud en que estamos recibimos bastante luz del sol”, indicó Davis Sánchez del Servicio Nacional de Meteorología en San Juan.

En el día más corto del año, que sería el 21 de diciembre, el sol sale aproximadamente a las 6:52 a.m. y se pone a las 5:54 p.m. para un total de 11 horas y dos minuto de luz.

Mientras, el día más largo del año, el 21 de junio, el sol sale a las 5:49 a.m. y se pone a las 7:05 de la noche. Un total de 13 horas con 14 minutos.

O sea, que la diferencia de luz que experimentamos en la isla se limita a dos horas con 13 minutos.

“Eso es lo que mantiene las temperaturas constantes, además de que tenemos bastante humedad, porque estamos rodeados de agua y siempre va a ver actividad de  lluvia”, ejemplificó Sánchez sobre lo que pasa también en el tiempo que siempre es el mismo con muy pocas variaciones.

  En Nueva York, durante la primavera y el verano, tienen la misma hora que en Puerto Rico. Pero cuando llega otoño, el reloj se atrasa una hora.

Allí, el día más largo  dura 15 horas con 5 minutos cuando el sol se va a las 8:31 de la noche, mientras el día más corto dura 9 horas con 15 minutos. Ese día el sol se pone a las 4:32 p.m.

La propuesta de cambio de horario hace alusión a los trabajos que se realizan que requieren de la luz solar.

Pero, en Puerto Rico, una persona que trabaja de 8:00 de la mañana a 5:00 de la tarde, trabajará todo el año en el periodo de luz solar. Si entra una hora antes y sale una antes, igual sigue en tiempo de luz.

Si su horario de trabajo fuera de 5:00 de la mañana a 3:00 de la tarde, todo el año entrará a trabajar en la oscuridad y saldrá de su turno de día.

Las únicas personas que ven diferencia en la luz durante su horario de trabajo, son los que entran a trabajar a las 6:00 de la mañana. Para ellos, en un momento del año comienzan sus labores con luz, mientras en otro momento comienzan con oscuridad.

Igualmente, los que terminan sus labores a las 6:00 de la tarde verán diferencia porque unos meses llegarán a su casa de noche, y en otros meses de días.

Si se estableciera el mismo horario que en Nueva York y se retrasara una hora en el otoño, en lugar de amanecer a las 6:52 a.m., sería a las 5:52 a.m., lo que parecería bien. Pero, en lugar de oscurecer a las 5:54 p.m., sería a las 4:54 que oscurecería, por que el Sol seguirá su rutina sin importar la hora que pongamos.