En el primer día de la eliminación de las restricciones en el uso de las mascarillas, los puertorriqueños prefirieron no deshacerse de las mismas.

“Hoy empezó eso, pero la gente tiene sus mascarillas. Nadie es bobo. Nadie quiere fallar en la salud”, afirmó Jorge Guzmán, un residente de Caimito, en San Juan, cuando salía de comprar su marbete en una gasolinera.

Su teoría, aunque lanzada de manera pintoresca, resultó ser el pensamiento generalizado que encontró Primera Hora tras realizar un recorrido por diversas zonas comerciales y recreativas de la zona metropolitana.

Fue extraño ver a personas que dejaran a un lado este cubreboca, que tan famoso se ha hecho en la isla en los pasados dos años. Era casi automático cuando se les veía bajar del auto y ponerse las mascarillas.

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Solo en un parque visitado se apreció como la mayoría de las personas prefirieron ejercitarse sin la mascarilla.

El temor de contagiar a sus seres queridos y la posibilidad de que ocurra un nuevo brote de casos de COVID-19 ante la dramática reducción de las restricciones impuestas por el gobierno fue la excusa que dieron los ciudadanos entrevistados para continuar con sus mascarillas puestas. La expresión se repetía cuando se visitaron farmacia, supermercado, gasolinera, un correo del Servicio Postal, el centro comercial Plaza Las Américas, una estación del Tren Urbano y los alrededores del Centro Médico, entre otros lugares.

De hecho, se intentó solo entrevistar a personas que se le observaba caminando sin mascarillas, pero inmediatamente ocurría el acercamiento se la colocaban. Fueron contadas las veces que se apreció a alguien sin mascarillas. Incluyó a una mujer que buscaba comestibles entre las góndolas de un supermercado. Sin embargo, la misma no brindó expresiones.

También se destacó una mujer sin mascarilla en medio de un grupo de envejecientes que se entretenían en horas del mediodía en el atrio central del Plaza Las Américas, en Hato Rey. Allí se presentaba la actriz Suzette Bacó.

Betzaida Andino, quien es residente de Canóvanas, explicó que, a modo personal, no está preparada para deshacerse de las mascarillas.

“No estoy segura de cómo vayan a ir las cosas”, dijo mientras hacía compras en Plaza Las Américas.

Alegó que “en el ambiente todavía hay algo de COVID, que uno tiene que estar seguro. Además, tengo niños pequeños que no quiero arriesgarlos”.

El guaynabeño Rafael Camacho señaló estar contento con la eliminación de las restricciones del uso de la mascarilla en la mayoría de los lugares. Más, sin embargo, cuando iba a entrar a una tienda en Plaza Guaynabo se la colocó.

“Esto asfixia a uno y ya es tiempo. Lo que pasa es que uno tiene que saber que, si hay en los sitios mucha gente, pues, tiene que ponérsela”, explicó.

Por su parte, la instructora de Zumba, Ivonne Avilés Colón, dejó a un lado este jueves su mascarilla y permitió que sus discípulas también tomaran la clase en el parque Villa Clementina, en Alto Apolo, Guaynabo, sin las mismas.

“Hoy cambia la orden ejecutiva. Así que la que quiera llegar y estar sin mascarilla, lo podrá hacer a partir de hoy y hasta nuevos cambios”, dijo, al comentar que no teme contagiarse ya que ofrece sus clases al aire libre.

En el grupo, la mayoría acogió quitarse la mascarilla para hacer ejercicios. Pero, Eva Parrilla prefirió dejársela puesta.

“Yo soy una persona de 73 y tengo tres condiciones, hipertensa, diabética y asmática. Tengo que cuidarme, porque cuando la pandemia estaba en todo su apogeo me cuidé y ahora temo de que me vaya a exponer y me dé al final”, indicó Parrilla.

Mientras tanto, Lourdes Rodríguez, quien reside en Guaynabo, afirmó que “por precaución” seguirá con las mascarillas puestas.

“Cuando vea cómo va el ambiente, pues, entonces, decido si la continúo usando o no”, manifestó, al señalar que no desea contagiarse con COVID-19.

Rodríguez, quien salía de una farmacia, comentó que en los lugares que ha visitado este jueves ha observado “prudencia” y que todos llevan su mascarilla puesta.

Asimismo, Rafael Rosado, un residente de Corozal que fue entrevistado mientras abastecía su guagua de gasolina, coincidió en que “por el momento” es recomendable seguir con la mascarilla puesta.

“Yo seguiría usando la mascarilla hasta más adelante, porque la gente se cree que la pandemia se fue y la pandemia todavía está aquí. Lo que pasa es que está un poco controlada. Pero, porque digan que está un poco controlada no quiere decir que nosotros podemos quitárnosla”.

Específicamente, la orden ejecutiva firmada por el gobernador Pedro Pierluisi, que entró en vigor hoy, jueves, elimina el mandato de uso de mascarillas en áreas exteriores e interiores, con algunas excepciones. Se recomienda a todos utilizar la mascarilla en áreas interiores en las que no se pueda constatar el estatus de vacunación de todos los presentes. Sin embargo, no es una obligación.

No obstante, los patronos que quieran continuar con la medida restrictiva tienen la libertad de así hacerlo.

Además, se mantuvo el mandato del uso de mascarillas en instalaciones de salud, tales como hospitales, salas de emergencia, consultorios médicos, centros de salud, clínicas, laboratorios y farmacias. También, se mantiene ese mandato en hogares de cuido prolongado para adultos mayores.