Boricua relata el horror que vivió en Pulse
Boricua sobreviviente narra en detalle el terror que vivió en la discoteca Pulse en Orlando, cuando Omar Mateen protagonizó uno de los peores ataques terroristas de EE.UU.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 8 años.
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Eran poco más de la 1:00 de la madrugada del domingo cuando Luis Ángel -conocido en Puerto Rico por participar en la segunda temporada de Objetivo Fama en el 2005, cuando resultó ganadora la dominicana Anaís Martínez- salió a pedir un trago a la barra exterior que tiene el club nocturno que es frecuentado por personas de la comunidad Lgbtt.
El diseñador de interiores encendía un cigarrillo en el momento en el que se escucharon tres detonaciones. De primera intención, supuso que era parte de una canción para animar el espectáculo. Sin embargo, aquello era el inicio de la noche más terrorífica de su vida.
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“Pensaba que era la música, entré y, de momento, (divisé) aquel hombre en medio de la pista…”, relata al ser detenido por las emociones mientras rememora una de las peores masacres en la historia de los Estados Unidos, luego de la tragedia del 11 de septiembre de 2001.
“Aquel hombre”, como lo llama Luis Ángel, es Omar Mateen, un muchacho de 29 años que se señala como el autor del acto criminal en el que fallecieron al menos 50 personas, incluyendo varios boricuas, y otros 53 resultaron heridos. Las autoridades aseguran que Mateen -quien murió abatido por la Policía-actuó en lealtad al grupo terrorista Estado Islámico (IL).
“Fue todo en cuestión de minutos. Gritos, la gente tirándose al piso por todas partes. Mi primera reacción fue lanzarme al piso también. La gente corría, me pasaba por encima… En una, levanté la mirada y veía personas caer. Era una caravana de gente en el piso y a él no le importaba. Seguía matando a todos… lo vi entrar al baño y allí, allí”, recordó al ser sacudido nuevamente por sus recuerdos.
Soltando el dolor, acompañado de un llanto inconsolable, prosiguió su relato sobre lo acontecido.
“Yo miraba al baño y veía la gente tirada. Él seguía disparando por todas partes. Era terrible. Yo podía sentir que él (Mateen) venía para encima de nosotros y ahí nos levantamos y empezamos a correr”, expresó.
Según Luis Ángel, Pulse es una discoteca de ambiente seguro -tal vez por eso no tiene detector de metales-, y es distintiva por tener recovecos o spots distintos en un mismo piso. Contrario a lo que se pudiera imaginar, el lugar tiene buena visibilidad porque la barra principal es en un cristal iluminado. Además, hay múltiples pantallas LED. En cambio, la entrada es a su vez la única salida, lo que se convirtió ayer en “una trampa” para los asistentes.
Sin embargo, la barra que queda en el exterior, donde estaba Luis Ángel cuando comenzó la masacre, era protegida por una verja en madera que coincide con la avenida. Fue por allí que logró escapar luego que un grupo que también huía del lugar rompiera a patadas la cerca.
“Cuando corría vi a un tipo con dos tiros en el brazo derecho. Me gritó en español: 'por favor, no me dejes. Ayúdame'. Así que me rompí la camisa, se la amarré en el brazo y salimos. Fuimos corriendo desorientados hasta dos calles más abajo del club. Ahí vimos a mucha policía llegar… Me dicen que salgo en un vídeo que están pasando por las noticias cuando estoy saliendo con él, pero realmente no sé”, relata el hombre de 38 años, quien no supo más del sujeto que socorrió, luego de este ser llevado a un hospital cercano, pero espera localizarlo pronto.
“Todos fuimos uno anoche en medio del dolor y el miedo”, agregó compungido.
Tras salir del establecimiento, no culminó la agonía para Luis Ángel, pues fue acuartelado junto a otros 50 o 60 sobrevivientes en un cuartel cercano.
“Primero, la Policía nos tenía en una acera sentados, tratando de calmarnos. Nos prohibieron hacer llamadas para saber de las personas que nos acompañaban porque eso podía ponerlos en un mayor riesgo. Nos decían que el pistolero todavía estaba vivo. De hecho, se escuchaban tiros”, destacó el boricua.
Boricuas en la escena
Luis Ángel estaba acompañado de un grupo de amistades, entre ellos dos puertorriqueños que, según supo, resultaron heridos. “Ellos son dos estilistas muy queridos en Kissimmee. Se llaman Luis Conde y Juan P. (Rivera). Uno está en intensivo y el otro está estable... Hay otras siete personas, muchos boricuas, que no logro conseguir. Están desaparecidos. Esto es terrible”, exclamó el hombre que tras ser interrogado por agentes pudo regresar a su casa a las 10:00 de la mañana. Su auto, así como su tarjeta de crédito fueron retenidos por las autoridades en Pulse, mientras culmina la investigación.
Más de 12 horas después de lo ocurrido, Luis Ángel continuaba preguntándose el por qué de la barbarie en la que se reflejaron, una vez más, los peligrosos efectos de la cultura de odio que persiste contra la comunidad Lgbtt.
“Que se acabe la homofobia. No es justo tanto dolor, tanto desprecio. No es justo tanto acto de odio y de terrorismo. Es irracional que vivamos con tanta intolerancia”, manifestó el arecibeño quien, como muchos boricuas, se marchó a Orlando en busca de un mejor porvenir.