Mayagüez. ¡Estamos cundidos de boas constrictoras!

Así lo confirmó un grupo de expertos que vino a Puerto Rico para saber cómo se comporta esta especie invasora que ha llegado para desplazar a nuestra endémica boa puertorriqueña y que amenaza además a otras especies en peligro.

Durante una expedición, realizada con el propósito de confirmar la existencia de la boa constrictora en un área boscosa específica de Mayagüez, el grupo de biólogos de Latinoamérica y el Caribe logró encontrar una en tiempo récord.

El grupo encontró una boa constrictora -de cuatro pies- en media hora, lo que significa que “probablemente hay demasiadas en esta región de Mayagüez”, sostuvo el doctor Chad Montgomery, biólogo y profesor en la Truman State University en Missouri, donde realiza estudios de especies de boas en Suramérica y cómo se adaptan a su hábitat. Montgomery asegura que por lo limitado del terreno en la Isla, la especie constrictora se manifiesta en grandes concentraciones.

Se cree que la boa constrictora, especie natural de Suramérica, se estableció en el área de Mayagüez durante la década de los ‘90, tras escapar o ser liberada por algún aficionado a las serpientes que compró una de estas especies por contrabando.

“Dentro del mercado ilegal de mascotas es una de las especies que mayormente se vende todavía aquí, en Puerto Rico”, aseguró el doctor Alberto Puente, quien sostuvo que la constrictora está compitiendo con la boa puertorriqueña al alimentarse de lo mismo que esta suele comer.

“Además de eso, (su proliferación) podría significar un impacto en nuestras especies de aves y otras especies como ranas, de las que se alimenta”, aseguró, al añadir que el peligro que enfrenta el hábitat de la boa puertorriqueña representa su posible desaparición.

Una boa puede llegar a medir hasta 14 pies de largo. Se las consideran reinas del escapismo, por lo que quienes las compran a través del mercado ilegal, colaboran con la proliferación de esta especie, considerada como invasora. La boa constrictora es bastante “plástica”, por lo que puede encontrarse tanto en áreas húmedas como secas, áreas abiertas o boscosas.

De hecho, ha trascendido que ciudadanos han llegado a encontrarlas en los patios de sus casas e incluso dentro de sus residencias. En ocasiones, han llegado a confundirla con la boa puertorriqueña -que es inofensiva- y por temor a ser atacados las matan.

Como no existe un programa oficial de manejo y control de esta especie invasora en Puerto Rico, en el 2011 se comenzó a estudiar su presencia en la Isla y al momento se han procesado más de 260 serpientes en los laboratorios de la Universidad Interamericana de Arecibo a cargo del biólogo Puente.

“En caso de encontrar una boa en su casa o patio, la persona debe comunicarse con la División de Vida Silvestre del Cuerpo de Vigilantes de Recursos Naturales (DRNA). Se recomienda que no la toque, porque -contrario a nuestra especie nativa- la constrictora es más agresiva y le puede tirar a morder”, explicó Puente.

“Deben mantenerse a distancia y no perderla de vista. Espere a que llegue el Cuerpo de Vigilantes para retirarla del lugar”, advirtió.

Celebran congreso

La Universidad Interamericana de Arecibo fue sede del primer congreso de expertos en boas constrictoras, que se llevó a cabo del 2 al 3 de agosto, cuando más de una docena de biólogos de Argentina, México, Estados Unidos, Hawai y Puerto Rico, se reunieron para intercambiar impresiones sobre la especie invasora.

El biólogo argentino Tomas Waller, quien preside el grupo de especialistas en boas y pitones de la Unión Mundial para la Conservación de la Naturaleza, coordinó el congreso que abrió espacio para la discusión y análisis de mecanismos y teorías sobre la existencia de esta boa en lugares donde antes no existía.

Waller señaló que, en casos extremos de supervivencia de la especie, la hembra constrictora puede reproducirse sin la intervención del macho. Esto pudo haber ocurrido en algún momento, llegando a abultar su población hasta convertirse en la amenaza que es hoy para el hábitat de nuestras especies nativas.

Durante el cierre del congreso, fue que se dio el recorrido por áreas boscosas de Mayagüez, que al parecer fue exitoso, pues algunos de los expertos nunca habían tenido la oportunidad de ver una constrictora. También pudieron conocer la serpiente “corredora”, especie endémica que pudieron divisar y admirar por varios minutos antes de liberarla nuevamente.

La captura de la especie rubia de boa constrictora, natural del Amazonas, se dio gracias a los profesores Montgomery (Truman State University) y Liam Revell, de la Universidad de Massachusetts en Boston, quienes prefirieron no revelar su ubicación, para evitar que los contrabandistas las vayan a cazar.

“Queremos determinar cómo se mueve, qué come, dónde está habitando, cómo se está reproduciendo y cómo se está dispersando en la Isla”, manifestó el doctor Puente, anfitrión del congreso este año. Estos estudios y hallazgos servirían para que el DRNA establezca programas de control y manejo de la especie.

“La idea es hacer esta reunión cada dos años en distintos países y la próxima será en Argentina”, acotó la bióloga Paula Rivera, de la Universidad de Córdova en Argentina.

Los estudiosos han enfrentado diferentes problemas en torno a las especies de boas en sus países donde se han encontrado al igual que en Puerto Rico, en regiones donde no solían habitar.

“Hay un proyecto que surge de este primer congreso para ver qué sucede con la boa constrictora, de la que se pensaba que era una única especie que provenía de entre Argentina y México. Al parecer no es así, pues se ha encontrado que podría haber más de una especie y hay mucha confusión de sus linajes”, acotó la experta.