“Todo lo que tengo se lo debo a esto”. Orgulloso del giro que dio su vida cuando hace más de 33 años decidió dedicarse a la venta de lotería, Orlando Reyes Torres rememora sus vivencias en la faena que le ha permitido sostener a su familia, así como lo hicieron su abuelo y su padre.

“Vengo de una familia de generaciones de vendedores de lotería. Mi abuelo y mi papá vendían, mis hermanos actualmente venden y mi esposa también. Llegué a vender lotería por accidente; no era lo que quería ni estaba en mis planes, pero una mañana cuando era soltero, mi mamá me dice que le llevara desayuno a papi donde él vendía sus billetes y desde ese día renuncié a mi trabajo y me quedé acompañando a mi papá”, relató Reyes Torres.

Y fue así como comenzó a ganarse la simpatía de los clientes y a enamorarse del oficio que ejerce al lado de la Farmacia Monserrate, ubicada en el casco urbano de Aguas Buenas. Para entonces, su padre Pascual Reyes López decidió mudar su negocio al vecino pueblo de Cidra.

“Como el negocio estaba ya establecido y yo tenía muchos clientes, decidí quedarme. Me gustó estar con la gente, hacer relaciones, aquí todo el mundo me conoce. Son 33 años ya establecido, aunque llevo más tiempo con licencia. Hasta ahora ha sido el pan nuestro de cada día mío y de mi familia, y a mucho orgullo”, afirmó el hombre de 59 años.

De hecho, de las anécdotas que más recuerda en su rol de vendedor de billetes fue el día que conoció a su hoy esposa María Báez.

“Estando en este negocio, tenía que ir a la cooperativa para sacar giros para comprar los billetes y allí conocí a mi esposa, me enamoré de ella, se enamoró de mí y nos casamos”, contó.

“Mi papá nos criaba a seis hijos con la lotería. Yo nunca más he tenido otro tipo de negocio. Tengo mi esposa que se dedicó a criar a mis dos hijos; mi hija Astrid M. Reyes Báez es licenciada, pasó la reválida y juramentó y está trabajando, y mi hijo menor, Ricardo Reyes Báez, se graduó de hojalatería y está estudiando mecánica. Ambos estudiaron en colegio. Este negocio me ha dado para todo eso”, afirmó Reyes Torres, quien dijo que Báez tiene su puesto en el correo postal de Juncos.

Y, ¿cuántos billetes ganadores ha vendido? Él lo recuerda, claramente. Sin embargo, aseguró que no revela nombres ni cantidades de dinero que sus clientes se hayan llevado.

“Vendí el premio mayor en una ocasión y el último que vendí, lo vendí en pedazos. Fue un señor que estaba a punto de perder su casa y le vendí los últimos siete pedazos que me quedaban, que los iba a coger para mí. Se los vendí y se pegó con $70 mil”, comentó Orlando, quien no contempla retirarse, “mientras exista lotería y yo pueda ser vendedor”.