Coamo. La sonrisa de Bertito denota la inocencia de un niño y su mirada, en unión a su voz relajada, la paz de vivir sin las presiones del trajín diario.

De verbo sencillo y respuestas cortas, Alberto Hernández Rivera es muy querido por la comunidad y comerciantes del casco urbano, que lo consideran un personaje pintoresco en Coamo. La sombrilla en mano que siempre lo acompaña es algo que los parroquianos destacan de Bertito.

Su expresión simple y hablar en frases, no parece ir a la par con la mentalidad de un hombre de 56 años. Sin embargo, según el alcalde, Juan Carlos García Padilla, Bertito es una persona muy inteligente y hábil cuando se trata de números. El ejecutivo municipal, con quien Somos coincidió en la plaza pública, narró en qué estriba la excepcionalidad de Bertito.

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“¿Quién ganó el (maratón) San Blas en el 1998?”, preguntó García Padilla a algunos de los que estaban cerca. “Él sabe”, añadió al no recibir una respuesta. “¿Quién ganó el (maratón) San Blas del 2000?”, preguntó nuevamente. “Bertito sabe”, ripostó esta vez sin esperar respuesta.

En efecto, así lo corroboraron algunos de los presentes durante la conversación con Hernández Rivera, quien comentó que desde que tiene memoria, nunca se ha perdido una edición del famoso medio maratón.

“¿Quién ganó el San Blas en el 1993?”, le preguntaron. “Delmir Dos Santos”, contestó Bertito, dato que posteriormente fue corroborado en la galería de campeones en línea del evento. “Lo ganó tres veces”, añadió. En efecto, el atleta brasileño dominó la competencia de manera consecutiva en los años 1991, 1992 y 1993. “¿Quién ganó en el 2009?”, le volvieron a preguntar. “James Kwambai”, respondió nuevamente con acierto.

Entre los rasgos que lo destacan como una figura pintoresca, está el hecho de que no hay baile, actividad deportiva o evento en Coamo que Bertito se pierda. “A mí me gusta la música, los deportes… Si hay un jolgorio, ahí yo estoy”, subrayó orgulloso el coameño, vecino de la calle Betances de ese pueblo. El dato fue confirmado de manera individual por más de una fuente, como el doctor Luis Caldera, historiador del Municipio, quien explicó que, sea en una actividad de la parroquia o de cualquier iglesia, como en cualquier fiesta de pueblo, allí está él. “Y es el primero que llega y el último que se va”, añadió.

Por su parte, García Padilla destacó que el temple pacífico y carácter de niño de Bertito’ le han ganado la confianza de compueblanos y comerciantes, quienes le encomiendan sus diligencias, como una manera de contribuir con su sustento. “La gente del pueblo le tiene mucho cariño y desde temprano, él está para arriba y para abajo haciendo mandados”, comentó.

Al preguntársele por sus planes de vida, Bertito señaló que alguna vez pensó en ir a la universidad y estudiar fotografía, pero nunca llegó a solicitar admisión. Tras la muerte de su abuela -único familiar conocido que le quedaba- hace unos años, el adulto vive por su propia cuenta en el hogar que lo vio nacer en la calle Betances.

Descrito como uno de los pocos personajes pintorescos que quedan en Coamo, el hombre con corazón de niño, pasa sus días rodeado de las atenciones incidentales de sus vecinos y comerciantes, que procuran que Bertito siempre tenga un plato de comida caliente, algún dinero para atender sus necesidades inmediatas y lo ocupan con sus diligencias para mantenerle alejado de los peligros del ocio.