Un pedazo de tela escrito a mano y colgado en el puente peatonal de la avenida Román Baldorioty de Castro, en San Juan, advierte sobre las necesidades urgentes de una comunidad cercana: “S.O.S. PLAYITA NECESITA AGUA. COMIDA S.O.S.”.

Hasta ayer, las humildes casas de la barriada Playita permanecían acechadas por las aguas negras, acumuladas tras el paso del huracán María. Hoy, algunos vecinos enfocaban sus esfuerzos en sacar la tierra y el agua de sus hogares, además de realizar un inventario de sus pérdidas.

Ninguno de los residentes entrevistados pudo precisar quién colocó el cartel clamando por ayuda para la barriada. Empero, todos coincidieron en que, gracias a su aparición en el puente peatonal, ayer recibieron meriendas, agua y hielo de parte del Salvation Army y del legislador novoprogresista Eddie Charbonier. Afirmaron, además, que continúan esperando la ayuda del municipio de San Juan y de la Agencia federal de Manejo de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés).

Según Marilyn Andújar, de Playita, vecinos del residencial Luis Lloréns Torres, ubicado al otro extremo de la avenida Baldorioty de Castro, se han acercado para ofrecer alimentos.

“Esta es la esquina olvidada por el gobierno”, lamentó la mujer.

En la comunidad -que vive atemorizada por los continuos saqueos y robos residenciales-, decenas de familias perdieron sus techos y sus pertenencias. Muchos han apelado a la solidaridad de sus vecinos y familiares para tener un techo bajo el cual dormir. En las calles alcanzadas por la laguna San José aún hacen acto de aparición caimanes y alacranes.

Juan R. Ortiz, de 24 años, y su esposa, Nashaly Casillas, de 20, perdieron casi todos sus bienes. El hogar ubicado en el segundo nivel de una residencia perdió el techo de zinc, y los vientos y las lluvias provocaron destrozos en su interior. De la habitación de su bebé de 1 año, solo pudieron rescatar varias piezas de ropa.

“Nos quedamos con lo que teníamos puesto… Para comer, salimos afuera a ver qué conseguimos. Ayer mismo la bebé no tenía leche. Por lo menos, un vecino me regaló dos cartones de leche”, relató. Para la pareja, la necesidad principal son pañales y alimentos para su pequeña.

 Aunque la barriada ya cuenta con el servicio de la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados (AAA), el agua que sale de las tuberías tiene un color amarillento.

Breland Figueroa, quien vive junto a su esposa, Neisha Hernández, y sus dos hijas, de 3 años y 8 meses, en la villa pesquera de Playita, aseguró haberse enfermado debido a la turbidez del líquido.

En la barriada Shanghái, la situación era similar. Las inundaciones dejaron pérdidas en decenas de hogares.

Natanael Collazo Ramos, de 21 años, y su pareja, Jessenia González Rivera, de 26, duermen en un colchón tirado en el suelo de la única habitación de la vivienda, en la cual el agua llegó a subir más de dos pies.

“Estuvimos cuatro días sin poder salir por la inundación. Gracias a Dios que teníamos arroz y habichuelas allá arriba para comer”, dijo el joven, quien relató que en medio del huracán tuvieron que buscar refugio en el segundo nivel de la estructura donde residen sus abuelos.

Mientras, Marisol Medina también criticó la supuesta falta de atención gubernamental. “No hay ayuda para Shanghái. Es como si Shanghái no existiera”, lamentó.

La portavoz de prensa del municipio de San Juan, Carmen Serrano, dijo que, contrario a las afirmaciones de los vecinos Playita, la alcaldesa Carmen Yulín Cruz ha llevado hielo y asistencia médica a dicha comunidad tras el paso de María. Asimismo, indicó que el ayuntamiento está canalizando las ayudas y próximamente serán distribuidas entre diferentes sectores de la Capital.