Aún quedan montañas de escombros
Las plantas procesadoras de metales continúan recibiendo material, mientras que la JCA vela por su reglamentación.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 6 años.
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Dorado. La alta montaña de material acumulado en los terrenos de la Procesadora de Metales le hace abrir la boca a cualquiera y preguntarse qué pasará con todo eso si algún fenómeno atmosférico pasa por la Isla.
Luego del huracán María, los clientes hacían largas filas en este centro de compra y venta de metales para llevar el material, y hubo días en que se recogieron más de 100,000 libras.
Hasta allí, hace poco más de 10 años, llega plomo y cobre, entre otros metales, además del aluminio, que es el rey del solar.
“Eso fue lo más que trajo el huracán María: aluminio, y todavía hay mucho por recoger”, sostuvo Fernando Velázquez, administrador interino del lugar al mencionar que atienden clientes de todo Puerto Rico e Islas Vírgenes.
Ante la gran cantidad de material al descubierto allí y estando en plena temporada de huracanes, indica que ya se preparan ante la eventualidad de que alguno pase por nuestra zona.
“Estamos trabajando con eso, tratando de compactarlo lo más rápido posible y, si llegara un huracán, tomaremos medidas en esos días”, dijo.
¿Qué sería tomar medidas?
“Este material llegaba hasta aquí (señala el piso) y ya vamos por ahí (varios pies adentro). Comenzamos hace poquito. Ahora vamos compactando el que llega a diario más un poco del que tenemos aquí”, explicó Velázquez.
¿Esta montaña se va a bajar?
“Sí, se baja. Antes del huracán esto siempre estuvo limpio. Eso es material del huracán. Sí, lo vamos a bregar”, reiteró.
El número de clientes que llega a diario asciende a unos 100 y se recogen, “por poner un promedio, 30,000 libras y pico, y para el huracán se cuadriplicó. Se estaban recibiendo (en libras) ciento y pico de miles largos al día”, mencionó.
Sobre cómo se procesa el aluminio, explicó que este “llega suelto y lo compactamos; lo ponemos en contenedores y se va directo al puerto”.
Ante la curiosidad de que alguno pudiera ser ilegal, Velázquez aclaró que todo el material tiene que tener su lugar de procedencia. De eso se encarga cada persona que lo lleva.
“Esa persona, por ejemplo, tiene que llevar su récord por si la Policía va y le pregunta de dónde salió (el artículo). Una mercancía dudosa no la cogemos… Nosotros hacemos lo mismo aquí, porque nos visitan (la Policía) y tenemos que tener al día todos los papeles”, explicó.
Por ejemplo, allí -donde laboran alrededor de 20 empleados-, no se reciben contadores de agua ni de luz.
Un cliente que visitó los terrenos fue Michael Casiano, de Barranquitas.
El metalero, quien trabaja independiente y acudió acompañado de otras dos personas, llevó cables de metal de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE), entre otro material.
Para recogerlo, dijo, tiene permiso de la corporación, lo que confirmó Velázquez.
“Luego del huracán María, para quienes nos dedicamos a esto, nos benefició, sobre todo con el aluminio. También buscamos baterías de carro, que tienen plomo. Mayormente, las recogemos en la calle”, reveló Casiano.
Confesó que cuando encuentran un “cementerio” de metales ven luces “porque no hay que gastar más diésel y se nos hace el día”.
Además, “ayudamos a proteger el ambiente”, agregó.
Casiano adelantó que próximamente abrirán un centro de reciclaje en su área.
Otro que lleva lo que recicla a la empresa es Christian Rosario, de Quebradillas.
Con una guagua -que se deja sentir por lo barrios al anunciar por altavoz: ‘se compran latas, se compra aluminio’- el negociante ambulante adquiere lo que luego venderá a la procesadora.
“La gente siempre saca cosas afuera (de las casas). Acuérdate que esa tormenta fue grande… Esto (señalando la montaña de material en la procesadora) estaba vacío y después del huracán fue que se amontonó”.
En cuanto a lo que paga a sus clientes, dijo que fluctúa entre 30 a 40 centavos la libra, dependiendo de la categoría del aluminio. A él, en la procesadora, le pueden dar entre 40 a 50 centavos por libra de material.
En el caso de Velázquez, según dijo, las ganancias de la empresa puede ser de cinco centavos por libra, luego de los gastos e incluido el pago de los empleados.
Acepta que la ganancia está en el volumen.
Pendiente la JCA
Aunque una gran cantidad de escombros como consecuencia del paso de los huracanes Irma y María por la Isla han sido procesados, la realidad es que continúan llegando a los centros de acopio.
La presidenta de la Junta de Calidad Ambiental (JCA), Tania Vázquez, indicó que está pendiente de que cada centro –en la Isla hay alrededor de 16- cumpla con las normas establecidas y evitar la acumulación desmedida lo que, en plena temporada de huracanes, pudiera convertirse en un peligro para la gente.
“Básicamente, las plantas procesadoras de metales en Puerto Rico tienen que tener un plan de manejo, el que someten a la Junta de Calidad Ambiental, además de un plan de exportación. En ese sentido, hemos estado más proactivos para velar que se cumpla, porque definitivamente hay un aumento sustancial en el recibo de este material”, explicó Vázquez.
Karol Joselyn Sepúlveda colaboró en esta historia.