Astrid Díaz exhorta a dueños del Normandie a que lo preserven
La arquitecta adelantó que la estructura “parece que continuaría como hotel” y se considera añadir unidades con vivienda.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 2 años.
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La compra de un monumento patrimonial, como es el Hotel Normandie, representa desarrollo económico, pero a la vez una gran responsabilidad de preservación.
Así lo sostuvo la arquitecta Astrid Díaz, quien se había expresado abiertamente en contra de su posible demolición en meses pasados, como lo propuso el gobierno.
“Cuando adquieres un edificio de gran valor arquitectónico e histórico, como el Hotel Normandie, que está en el Registro de Lugares Históricos de Washington DC como uno de los pocos ejemplos locales del estilo Art Deco, es como comprar una ‘joya’ de Puerto Rico, por lo que hay una responsabilidad adicional con el país”, explica Díaz.
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“Estas edificaciones encierran vivencias e historias que tenemos los puertorriqueños en nuestro corazón, además que son piezas icónicas de nuestro entorno urbano”, manifestó.
La arquitecta Díaz expresó que ha podido revisar parte de los planes que se tienen con la emblemática estructura, adquirida el pasado 13 de enero de 2022 a un costo de $8.6 millones por The Normandie Oz LLC.
El hotel abrió sus puertas por primera vez en 1942 y su último cierre ocurrió en el 2009.
“Según los planes que he tenido la oportunidad de revisar, parece que continuaría como hotel, pero se considera añadir pisos adicionales con vivienda. Exhorto a los nuevos propietarios a seguir su preservación adaptándola a las exigencias contemporáneas de hospederías y vivienda. Los edificios pueden preservarse rehabilitándolos con nuevos usos, pero sin perder su esencia y elementos de su arquitectura”.
Utilizó como ejemplo la sede del Colegio de Arquitectos, una antigua casa en la Calle del Parque en Santurce, que conserva su diseño original, pero se usa como oficinas, “mensaje que quisimos llevar los arquitectos del país al adquirir la antigua Casa González Cuyar, cerca del año 2000″.
“Nuestro acervo cultural y arquitectónico no tiene precio”.
Aunque hay realidades retantes y económicas, las mismas deben dar paso a soluciones innovadoras a la misma vez que se conserve como hito arquitectónico del país”, concluyó Díaz, quien participó en la restauración de la Iglesia del Pilar, de Río Piedras.
Díaz, que obtuvo el Premio de la Bienal de Arquitectura, diseñó los Estudios de Restauración para la Capilla del Cristo, premiada por el Instituto Americano de Arquitectos.