“Yo me siento demasiado destruido, no tengo nada, me quedé sin nada… más que con el pantalón y la camisa que tengo puesta y el andador. No tengo más nada”.

Así se expresó el ponceño David Rodríguez, quien perdió todas sus pertenencias en el condominio Darlington de Ponce a causa de los fuertes sismos registrados desde ayer en la zona sur.

Con ojos llorosos y un rostro dibujado por la incertidumbre, este hombre de edad avanzada llegó al refugio de la Escuela Vocacional en busca de ayuda y un lugar seguro para quedarse.

Rodríguez fue uno de 78 residentes que tuvieron que desalojar el edificio Darlington luego de los primeros terremotos, y permanecieron frente al Parque de la Abolición en la calle Marina hasta que personal municipal fue a socorrerlos ya que la administración del complejo de vivienda para ancianos no se había comunicado para trabajar la crisis.

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“Eso fue una cosa que yo no esperaba, yo vivo en el piso 10 y para bajar por las escaleras fue otro caso. No tengo nada, me quedé sin nada, todo lo perdí”, lamentó mientras su mirada se perdía entre los transeúntes que pasaban por la acera. 

Cerca de Rodríguez estaba Gladys Vera Rivera, que huyó de su casa en las Parcelas Amalia Marín de la Playa de Ponce, pues la vivienda no le proporcionaba seguridad.

“Fue terrible, tuve que sacar a mi mamá y dejar las pertenencias, la ropa y eso que ya tenía en bolsas y salir esmandá a pie para el Pachín Vicéns. Pero después regresé a buscar las cosas y por ahí venía una patrulla y me trajo y del Paquito nos trajeron acá”, destacó Vera Rivera, quien se refugió primero en el Coliseo Juan ‘Pachín’ Vicéns y hoy fue trasladada a la Vocacional junto a cientos de personas.

Sin embargo, no todos se fueron al refugio sino que prefirieron dormir en sus respectivos vehículos dentro del estacionamiento del coliseo.

Una de las que se quedó en el carro fue Awilda Rosich Pérez, junto a su sobrina y dos menores de 12 y 6 años.

“Vinimos ayer por la mañana, aquí dormí en el carro porque me da miedo. Mira muchacha, eso se movió como una hamaca, el apartamento. No me siento que he perdido nada porque lo que se cayó en el piso se cayó, pero salí por mi vida. Por eso es que estoy aquí, lejos de Lirios y seguiré aquí mientras siga temblando”, expuso la vecina del residencial Lirios del Sur.

En el mismo estacionamiento estaban Brett Simons y Danylo Saciuk, pues donde residen en el condominio Estancias de Aragón, no aguantó la furia de los temblores.

“Llegamos ayer como a las 9:00 de la mañana porque el edificio empezó a temblar mucho y la Policía estaba volando por arriba y orientaron a los policías de la calle de que nos alejáramos de ahí. El edificio tiene muchas grietas y no sabemos si es seguro para vivir ahí”, manifestó Simons que trabaja en la Universidad de Puerto Rico de Ponce y es conductor de Uber.

“Dormimos en nuestros carros, había facilidades allá (en el refugio) pero nos sentimos mejor en el estacionamiento vacío porque con tanto temblor, no queríamos estar en otro edificio o cerca de un edificio y como se habilitó la escuela vocacional, por eso decidimos quedarnos aquí”, agregó el hombre de 42 años, al asegurar que no regresará a vivir en ese lugar.

Mientras, su vecino Danylo denunció las fallas estructurales que encontró en el condominio aledaño al parque Dora Colón Clavell.

“Hay una posibilidad de que hubo licuefacción. Se suponía que ese edificio estuviese certificado o por lo menos así me lo explicaron, que el edificio estaba certificado para recibir hasta un 8 (magnitud de un sismo), pero luego cuando hablé con uno de los vecinos me dijo que no, que estaba certificado solamente para un 6 y supuestamente una estructura nueva”, explicó Saciuk.

“Parecía como si una bomba hubiese explotado dentro de mi apartamento. Antes de nosotros irnos en la mañana revisé las columnas de soporte de abajo y se podía notar que entre las columnas de soporte había ya grietas. También, en muchas partes del edificio habían grietas que no son normales, no es lechada solamente, era directamente se podía ver el cemento y para el tiempo de María noté que había un pedazo de cemento con la varilla podrida por dentro y eso me alarmó cuando yo lo vi”, acotó el consultor y asesor en educación.

Por su parte, la alcaldesa María Eloísa Meléndez Altieri, sostuvo que en Ponce se registraron unos 1,111 refugiados, sin contar a las personas que se han quedado en estacionamientos, parques, iglesias y otros que montaron casetas en los patios y aceras frente a sus residencias.

Asimismo, la alcaldesa dijo que el informe preliminar de daños presenta unas 133 casas dañadas y otras dos a punto de colapsar, además de cuatro edificios públicos y 15 estructuras privadas averiadas y tres en peligro de caer.

“Me hablaron de deslizamientos, de casas que están en laderas y en precipicios con columnas, esas son las que nos preocupan porque están esas casas sobre esas columnas y muchas de esas columnas están craqueadadas.(La gente) están allí y no quieren moverse, tienes gente del Tuque, Brisas (del Caribe) y Punta Diamante”, manifestó Meléndez Altieri.

“Las escuelas se están evaluando hoy; tenemos dos puentes afectados que va a estar siendo evaluados con la Autoridad de Carreteras y una carretera que está reportada con daños, unas grietas, que es la carretera 123“, dijo por su parte el director de la Oficina de Manejo de Emergencias Municipal, Ángel Vázquez. 

Meléndez Altieri expuso que “hacen falta catres, montar las áreas de hospitales y las casetas para poder entonces dar los servicios médicos porque se va a ir a los refugios también, tanto la Guardia Nacional como del Colegio de Médicos”.

“Lo que me preocupa en este momento es la calma, la tranquilidad y seguridad del pueblo”, apuntó la alcaldesa de Ponce al destacar que todavía no se ha discutido cuándo la gente podrá regresar a sus hogares.

Decenas de personas continúan en refugios.

Las personas que se sientan ansiosas por los temblores, pueden llamar a la Línea PAS de ASSMCA al 1-800-981-0023.