Artista turco se inspira en las montañas de Adjuntas
Baris Gokturk llegó a la Isla en el 1999 a través de un intercambio cultural, donde años más tarde gestó un colectivo que reúne artistas del mundo.
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Baris Gokturk es un artista plástico oriundo de la ciudad de Estambul en Turquía, pero su corazón late entre las hechizantes montañas del llamado ‘gigante dormido’ en Adjuntas a donde descubrió la capacidad de plasmar sus emociones a través de una obra.
El virtuoso llegó a Puerto Rico en 1999, cuando tenía 17 años, mediante un intercambio cultural en el cual conoció a la líder comunitaria Maribel Hernández Soto y a su hijo Hernando Dorvillier quienes lo acogieron en el seno de su hogar y se convirtieron en su familia boricua.
Tras un año de vivir en ‘la Suiza del Caribe’, Goktuk que es hijo de dos periodistas turcos, decidió mudarse a Nueva York para estudiar arte, pero su pasión por la naturaleza mantuvo vivo el interés de regresar a la tierra que lo enamoró.
Al contar su historia, Baris quien se desempeña como profesor de arte en la Universidad de Columbia y la Escuela de Diseño Parsons, en la ‘gran manzana’, recordó que “vine a Puerto Rico en un intercambio cultural y me encontré aquí por casualidad”.
Entonces, relató, “decidí aprender a hablar español. Pero mi meta era ir para Argentina, esas ideas de la adolescencia, pero ese año no tenían ningún espacio en Argentina y me sugirieron venir a Puerto Rico”.
“Yo no sabía nada de Puerto Rico, pero busqué un mapa e imaginaba las playas. Fue cuando llegué a Adjuntas. Yo era el único de los estudiantes que mandaron a la montaña”, relató el artista que, además de español habla otros cuatro idiomas: inglés, turco, italiano y francés.
“Cuando llegué a Adjuntas, para mí fue un choque cultural porque yo crecí en una ciudad gigante, Estambul, que antes tenía 10 millones de habitantes y ahora tiene 18 millones. Pero aquí encontré algo especial; hay mucho espacio para integrarse y eso me motivó”, apuntó.
Igualmente, admitió que “antes hacía arte, pero aquí conocí a (artista) Adams Ortiz Santiago y empezamos a trabajar juntos”.
“Aprendí, no solamente cómo pintar o construir una imagen, sino a cómo ser un artista que es un concepto con muchas dimensiones… teoría, práctica y una forma de ser. Eso me dio la idea de estudiar arte y seguir para Nueva York y me quedé”, sostuvo.
De hecho, Baris regresó a Adjuntas en 2014 para realizar su residencia de arte, en donde se internó en la oscuridad del monte para pintar.
“Pensaba, como planteaba (el pintor español Francisco de) Goya, en que la oscuridad crea monstruos para que salgan. Pero aprendí, cada día, que mi idea de oscuridad en el bosque es distinta porque aquí se siente mucha felicidad, mucha fiesta, pájaros y sonidos muy animados”, destacó.
“Además, yo pensé que no había luz, pero la luna empezó a subir y pude entender cómo cae la luz de la luna sobre las cosas. El proyecto se transformó porque entonces, la oscuridad no era eterna, sino que cambia, se transforma. Aprendí que, hay que insistir para llegar a la luz o que la luz te llegue”, agregó.
Entonces, decidió adquirir un terreno de seis cuerdas en el barrio Saltillo desde donde se gesta el colectivo Junte, un proyecto artístico de intercambio cultural que inició en 2016 y cuenta con la participación de virtuosos de distintos puntos del planeta, entre estos, Líbano, El Salvador, México y Estados Unidos.
El grupo se reencuentra, cada cierto tiempo, en la llamada ‘Loma del Eucalipto’ para dar rienda suelta a su creatividad que también comparten mediante talleres gratuitos a la comunidad, además de construir una plataforma de baile en la que fusionan sus talentos.
Según el educador y músico Hernando Dorvillier a quien Baris considera su hermano puertorriqueño, “cuando Junte empieza a unirse que veo gente de diferentes partes del mundo que llegan a Adjuntas y me nutren, es que empiezo a ver una puerta de crecimiento en que no necesariamente tengo que salir de mi pueblo para poder crecer”.
“Parte de la visión es cómo podemos proveer un espacio diseñado desde la lógica artística y desde las necesidades de un artista. Esto porque normalmente los espacios se comparten desde la lógica matemática”, esbozó junto a su madre, Maribel Hernández, que también comparte su afecto maternal con el artista.
Por su parte, Baris resaltó que, “el proyecto Junte es un producto colectivo. Es la manera de trabajar juntos, como se llama el proyecto, porque hay algo especial aquí en el campo”.
“Esa manera de trabajar y el amor por construir cosas, eso no diría que existe tanto en la ciudad porque en la ciudad como tal, Nueva York o Estambul hay un hiperindividualismo. Aquí encuentro algo diferente que es la necesidad y el deseo de crear juntos y eso es algo especial”, insistió.
Una de sus próximas metas es erigir una estructura sustentable que sirva de albergue a los talentos que acudan al lugar para trabajar, con el objetivo de desarrollar una incubadora de proyectos artísticos.
Asimismo, se encuentran en el desarrollo de un tótem confeccionado por nueve buzones, cada uno elaborado con distintos materiales, entre estos, cristal, madera, cemento y barro.
“Queremos maximizar el potencial de ese tótem de buzones para comunicar, recibir cosas, pero igual dejar cosas en las cajas para la gente. Un buzón es símbolo de decir que estamos aquí presente y listos para intercambiar información, objetos o ideas”, concluyó.