Artista inmortaliza la Ceiba de Ponce
Grabó su textura en la obra titulada “El Sudario de la Ceiba”.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 2 años.
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A finales del 2021, los ponceños recibieron la confirmación de una noticia que temían escuchar: el histórico árbol de ceiba murió.
El árbol que inspiró el pincel de Francisco Oller y que bajo sus ramas yacen los restos de la taína Guanina y el capitán español Cristóbal de Sotomayor, según narra la leyenda, provocó que muchos ponceños redactaran escritos de despedida y lloraran su muerte. Otros condenaron las autoridades gubernamentales que la vulnerabilizaron.
Pero, el artista ponceño Luis “Tato” González Almodóvar la quiso inmortalizar y fue una noche, mientras observaba la máscara mortuoria que confeccionó de las manos y rostro de su fenecido padre, que ideó crear la obra “El Sudario de la Ceiba”.
“Yo he hecho tanto trabajo de la ceiba en diferentes etapas (de su vida) que no podía dejar desapercibida su forma actual. Para mí fue bien doloroso saber que este árbol lo hayamos perdido en la forma que se perdió. Es un árbol que muere por falta de agua. Es un árbol, aparte de ser venerado, (que) era un símbolo de este pueblo; decir la Ceiba era decir Ponce”, manifestó a Primera Hora.
“Muchas generaciones reguardaban este árbol. Inclusive, después que vinieron los españoles, los negros veneraban este árbol también. Debajo de este árbol sale la bomba y la plena, y salen muchas cosas de aquí de Ponce que son nuestras tradiciones. Para mí, es bien doloroso como artista que, por muchos años, hice muchas obras de ella cuando estaba en todo su apogeo. Cuando la vi triste, muerta, pues dije ya yo no la podía pintar más, sino que lo que iba a hacer era grabar su tronco, porque aquí es que está toda su historia”, rememoró.
Con un lienzo que mide 40 pies de largo y 40 de ancho, cubrió una parte del árbol y utilizó la técnica del frotado con pintura negra para imprimir las particularidades de la textura y las huellas de la corteza. De esta obra nació un proyecto más abarcador y un festival cultural, convirtiendo a “El Sudario de la Ceiba” en la primera y más grande de una serie de seis obras en honor al árbol.
La próxima se titulará “El Grito de la Ceiba”. El proceso de su creación será abierta al público, quienes podrán acudir a los predios del parque La Ceiba, en Ponce, en el barrio Cuatro Calles durante Semana Santa, del 13 al 16 de abril, para observar y celebrar su compleción con un festival cultural que incluirá música, poesía, artesanía local y la exhibición de “El Sudario de la Ceiba” y otras obras inspiradas en la Ceiba.
“El sábado de Gloria (16 de abril) termino la obra junto con un festival. Los vecinos de la comunidad se acercaron a mí y me propusieron que, como les había llamado la atención el trabajo que yo había hecho, se acercaron a ver si podían concluir el sábado con un festival. Les dije que estaba bien y ahí surge el primer Festival Cultural El Grito de la Ceiba”, detalló el artista. “En esta ocasión lo que quiero es compartir con el pueblo par de piezas que realicé antes de hacer ‘El Sudario’; yo iba allí para hacer pruebas, pero se consideran originales e hice casi 200 piezas pequeñas”, indicó.
“El Grito de la Ceiba” se creará utilizando la misma técnica del frotado y grabará otro lado del árbol. Esta obra, por su parte, medirá 30 pies de largo y 40 de ancho. Las restantes de la serie se titularán “Raíces de la Ceiba” y consistirán de cuatro obras de 20′ x 20′, pero se crearán en un futuro y “sin mucho revolú”.
Proceso para inmortalizar la Ceiba
Para “El Sudario de la Ceiba”, González Almodóvar -junto a sus colegas artistas René Rivera Sevilla, Danny Torres, Juan Rivera y Maritza Figueroa, entre otros- trabajaron bajo el sol desde una jirafa de construcción, frotando el tronco moribundo y sus pocas ramas. Luego, colocaron el lienzo en la cancha del Coliseo Salvador Djols para añadirle los últimos detalles, por lo que González Almodóvar se llevó un pedazo de la corteza para continuar el frotado desde el complejo deportivo.
“Aquí lo que estamos es grabando la corteza de la ceiba. Lo que pretendemos con esto es lograr conseguir todas esas calidades superficiales que tiene el árbol en su corteza”, explicó el artista al señalar que las marcas más oscuras que se reflejan en la tela representan lo que una vez fueron las espinas que caracterizaban al árbol.
“Se está haciendo sobre lienzo. El lienzo es un tipo de lona fuerte que en (el pasado) se utilizaba para cubrir a los muertos. Por eso le decían sudario, porque a los muertos los envolvían en este tipo de tela para preservarlos”, añadió.
Su historia y la melancolía de su muerte ha humedecido los rostros de aquellos que participaron en la creación de “El Sudario de la Ceiba”, quienes también aseguraron ver en su tronco huellas del antaño.
“Hubo momentos que yo aguantaba la tela que me sacaba las lágrimas. Me daba escalofríos”, indicó Torres.
“A veces es indescriptible, porque esta Ceiba es de verdad un árbol tan venerado, que a uno le da nostalgia encontrarlo en esta forma y verla tan majestuosa como yo llegué a verla. Uno se pone melancólico. Le pedían a él por salvación y él no pudo salvarse”, comentó González Almodóvar.
González Almodóvar aseguró que “El Sudario de la Ceiba” es la obra más grande de su medio.
“(Pero) para mí no es de mucha importancia que sea la más grande, sino que estoy haciendo esto porque amo la Ceiba”, dijo al recordar que una de sus obras más memorables fue la moneda de colección “Moneda de Albizu”, que incluye la cara de Pedro Albizu Campos y la Ceiba. “Relajando dije que va para el Rockefeller Center y para allá vamos a tratar de ir”, añadió entre risas.
¿Qué pasó?
La canalización del río Portugués en la década de 1970 laceró severamente el sustento de vida del árbol. El proyecto -que buscaba mitigar las inundaciones en comunidades aledañas- culminó con la inauguración de la represa Portugués en el 2014, después de que se canalizaron los ríos Portugués y Bucaná, proyectos que terminaron en el 1997.
“No tomaron en consideración el árbol. Pudieron haber dejado un área virgen del río para que el árbol pudiera subsistir”, lamentó.
Aunque la edad exacta suele ser un punto de debate entre los sureños, por generaciones el árbol fue venerado, ya que los indios taínos lo consideraban como hija de Ya-Ya- el Gran espíritu, dador de la vida y el más grande de los cemís. Es por esto que se creía que la Ceiba era una fuente de energía, por lo que colocaban sus manos sobre ella si deseaban fuerza o resistencia y recostaban sus frentes en su tronco para respuestas.
“El árbol como tal sí estimamos que pasa de los 800 años. Tenemos algunos escritos que dicen que este árbol era venerado por los indios taínos, los indios taínos le hacían rituales al árbol. Hay muchas leyendas del grandioso árbol de la Ceiba de Ponce”, comentó.