Roberto Sisco se describe con mucho orgullo como un jíbaro del barrio Castañer de Lares al que las circunstancias de la vida lo llevaron hace 20 años a emigrar a Canóvanas.

Hoy, desde su acogedora residencia en el barrio Cambalache, dedica todo su tiempo libre a la talla de santos en madera, oficio que asegura, se está perdiendo en la región este de Puerto Rico.

“La talla de santos en el área este se ha perdido, tiene mucho que ver con la llegada de los americanos en 1898. En toda esta región, se asentaron los practicantes de la religión bautista que prohibieron la talla de santos por considerarla idolatría. Por eso la tradición prácticamente se perdió”, explicó el también aficionado a la historia de este arte en la Isla.

“Yo no hago esto con ningún motivo religioso, soy ateo, pero creo que la talla de santos es un importante aspecto de nuestra cultura que no debemos perder. Un pueblo que pierde su cultura es como si nunca hubiera existido”, añadió Sisco, quien labora como empleado gubernamental hace 30 años.

Según indicó, la peculiaridad de su trabajo no solo es hacer figuras sacras en el sentido tradicional, sino confeccionar santos negros, no solo por su tez, sino por sus rasgos faciales.

“En Puerto Rico nadie hace santos negros. Nos han inculcado que todas estas figuras religiosas son blancos de ojos azules pero, ¿quién dice que realmente son así? Empecé con mi primer santo negro cuando un amigo se interesó y me pidió que le hiciera uno pero me pidió que mantuviera las facciones africanas: nariz ancha, pelo rizo, etc. Y me pareció tremendo”, explicó el hombre de 51 años.

A pesar de que su interés y amplio conocimiento sobre las diferentes maderas endémicas de Puerto Rico tiene que ver son su crianza en Lares, admite que su entrenamiento como artesano de la talla de santos comenzó hace cuatro años como pupilo de uno de los artesanos más prominentes de la Isla, el ponceño Pedro Pablo Rinaldi.

Bajo su tutela, Sisco aprendió a perfeccionar un arte que asegura se encuentra tallado en su genética.

“Tengo muchos tíos que tallan santos allá en Lares pero nunca me había animado a hacerlos. Tallaba manos, animales y otras cosas pero nunca me había atrevido a hacer santos hasta que cogí clases con Rinaldi. Sin el conocimiento que aprendí con él, jamás hubiera podido hacer santos”, aseguró.

Hoy día, desde su pequeño taller en la parte trasera de su residencia, y custodiado por afiches y emblemas nacionalistas, Sisco asegura que su “cura” es la talla.

“Yo soy bien práctico y me gusta hacer mis santos rústicos, sencillos, como se hacían en antaño”, explicó en referencia al estilo de mucho detalle que la mayoría de los talladores en Puerto Rico actualmente utilizan.

“Como no soy artesano registrado lo que hago es vender mis piezas entre gente que me conoce y a muchos hasta se las regalo. Esta es mi aportación para mantener viva esta tradición”, aseguró.

Crea belleza de desechos

El artesano explicó que su más reciente incursión artística con la madera es la confección de muebles utilizando madera de paletas de carga utilizadas para transportar mercancía en vagones y que son desechadas constantemente.

Con estas paletas de madera –inservibles para muchos-  Sisco crea piezas de mobiliario que, según explicó, son ejemplo del poder del reciclaje.

“Esta es una manera de demostrar que la cultura de reciclar funciona y es práctica y muy necesaria. Tantas cosas que botamos aquí en Puerto Rico y que son útiles para hacer otras cosas. De algo que botan por ahí y que consideran feo, se pueden sacar cosas muy bonitas”, dijo.

“Las paletas que vienen de Estados Unidos generalmente son de roble pero las que se hacen aquí son de pino, que son mucho mejores porque cuando le pasas un soplete quedan esas manchitas en la madera que la hacen ver más elegante”, explicó.

Sisco indicó tener muchos deseos de compartir sus conocimientos con personas interesadas en la zona este de Puerto Rico, donde indicó, “hace mucha falta revivir la tradición de la talla de santos”.