La promesa inconclusa de su abuelo para visitar la isla municipio de Culebra se convirtió en una necesidad para el artista plástico Jorge Acevedo Rivera, quien, en la búsqueda de su identidad puertorriqueña, decidió dejar la ciudad de Boston en Massachusetts para anclar en el paraíso que de pequeño atesoró.

Allí descubrió una fuerza de vida incomparable que dio paso al nacimiento de su obra desde el manglar, a donde instaló su taller de arte en vías de defender un ecosistema incomprendido con el que ha moldeado impresionantes creaciones inspiradas en el hábitat que une el aire, la tierra y el mar.

De ese modo, comenzó su propuesta bautizada como Arte Fango, con la que ha plasmado la historia que escuchó por boca de su abuelo sobre un pueblo que luchaba para sacar la Marina de Guerra en la década del 70.

“Mi abuelo compartió lo que estaba leyendo en el periódico durante los 70, la lucha de Culebra y me prometió que íbamos a ir a Culebra y ser parte de este movimiento, que íbamos a apoyar y me contagió con esa idea. Pero mi abuela dijo que: ‘Ese niño no va a ningún sitio peligroso como Culebra’. Así es que el viaje a Culebra no se dio a esa edad, pero la idea llegó a mi mente”, recordó el hijo de Lydia y Jorge.

Así las cosas, Jorge se mudó con su familia a los Estados Unidos a donde el eco de sus raíces avivó el deseo de regresar a la tierra de sus ancestros, pues, aunque nació en una base militar de Hawái, en sus venas llevaba la sangre caribeña.

“Dondequiera que voy siempre dicen que soy de otro lado. Aquí decían que soy hawaiano. Llegué a Culebra en los 90 con un bajón de sol, de vivir en el Caribe, pero ese punto de vista, un poquito de afuera de cada situación, es lo que me ha ayudado a trabajar en el arte, la interpretación de la historia de Culebra y toda la magia en un paraíso encontrado o perdido, depende del día”, manifestó el artista de 51 años.

Por eso, apostó su taller Arte Fango en el mangle de la laguna Lobina.

“El fango es el mangle. El taller estuvo por dos años en un mangle, al otro lado de (restaurante) Mamacitas en la laguna Lobina y de ahí salió mucha inspiración de los mangles, los jueyes, pelicanos, toda esa vida. El mangle es una fábrica del ecosistema del mar que nosotros no entendemos y estamos perdiendo más rápido sin saberlo. Los trabajadores que trabajan el coral nacen en el mangle. No hay un coral saludable, están íntimamente conectados y hay poca conciencia sobre eso y es parte del taller”, confesó.

“El arte del fango son las raíces, o sea, el mangle rojo, han visto por aquí diferentes mangles rojos y eso fue el hábitat crítico de nuestra experiencia. Igual que lo que se nutre del mangle que son los pececitos, aves, jueyes, y todo eso es un hábitat fuerte donde se unen el aire, la tierra y el mar se unen en ese ciclo y de ahí surge una fuerza de vida incomparable. De eso se nutrió este taller que salió de toda esa vida y eso es Arte Fango”, sostuvo.

El artista con base en la isla de Culebra aseguró que el fango es clave en su inspiración.

“El fango también coge forma y se deshace y se hace otra cosa; es líquido, es polvo, es sólido, es una cosa con muchas formas. Hay muchas historias, incluyendo la propia creación, la vida. Hay mucha mitología a través del mundo sobre el origen relacionando al agua y el polvo que le da vida a la creación, la conciencia”, reveló Acevedo Rivera quien pintó el tanque de la playa Flamenco cuando esa hazaña era ilegal.

Su obra es trabajada en óleo sobre lienzo, carbón sobre papel y serigrafías, entre otros medios en los que plasma cartas náuticas, pelícanos, el pez danzante y los huesos del paraíso.

“Mi taller se queda siempre en el fango, porque tiene raíces y siempre está aquí, en Culebra. Nunca he llevado la obra a otra parte, solo la música. Por la pandemia estamos cerrados y atendemos a las personas por cita, si llegan a Culebra. Me quedo en mi escondite haciendo mi arte y envíos por internet que nos ayuda a conectar con la gente”, concluyó.

Para detalles puede acceder a artefango.com o a través de Arte Fango en Facebook e Instagram.