San Sebastián.  Del techo cae la pintura junto con el agua acumulada que se ha ido colando entre el cemento. Del suelo crecen las montañas de papel, periódicos, vasos, botellas, ropa sucia, cajas y más basura. No hay dónde sentarse, no hay dónde colocar un plato de comida porque los muebles están rotos y gastados por el tiempo y el abandono. No hay siquiera espacio por donde caminar.

Así reside un hombre de 44 años -a quien llamaremos Rafi-, en condiciones infrahumanas, porque alegadamente ha sido olvidado por sus familiares.

Hace unos años su madre murió y su hermano se fue de la casa dejándole a su suerte con un estilo de vida, que a la vista revela que requiere de atenciones físicas y mentales.

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Sus vecinos, en el km 0.5 de la carretera PR-111 -intersección 423- en el barrio Hato Arriba en San Sebastián del Pepino, se han preocupado por su situación y en repetidas ocasiones le han ayudado a limpiar el entorno de su hogar, pero la basura continúa acumulándose, pues el hombre aparenta tener el Desorden de Acumulación (hoarding).

Elizabeth Ruiz Ruperto conoció a Rafi en un puesto de comidas -que hay cercano a su hogar- donde le dan alimentos por caridad.

Su caso le llevó a activar a sus compañeros de trabajo en un gimnasio quienes reunieron ropa y artículos de primera necesidad.

Con su esposo y familia, limpiaron los alrededores y le habilitaron un cuarto “para que viviera como un ser humano merece”.

Esta ha sido la última buena samaritana en el camino de Rafi. Mencionó que hará lo posible para que el hombre consiga las atenciones que merece.

Rafi padece de la circulación en una pierna debido a que fue arrollado por un vehículo en 1999 –según dijo-, accidente en que perdió su ojo izquierdo.

En algún momento de su vida, este decidió que quería aportar un granito de arena para mejorar el ambiente y desde entonces acumula basura “para reciclar”.

“No puedo caminar largas distancias”, dice, al tiempo que destaca que por eso no puede llevar a reciclar todo lo que reune.

Su vecino contiguo es un centro de cuido de niños. El director Wilfredo Méndez, del Centro Angel de la Guarda, confirmó a Primera Hora que tanto el Salud como el Familia conocen del caso.

Méndez destacó que ha tenido que ideárselas con un mecanismo para mantener libre de mosquitos los envases acumulados con agua en el patio de Rafi, rociando con cloro desde la verja que separa las propiedades.

Incluso, él y otros vecinos cercanos, que también han hecho su esfuerzo por ayudar al hombre, dicen estar dispuestos a llevar su caso ante un tribunal para que su tutor legal lo obligue a tratamientos y se haga cargo de su calidad de vida.

“A Rafi lo que hay es que meterlo a un hospital”, mencionó una vecina que no se identificó.

Entretanto, Ruiz Ruperto solicita la atención de las agencias y del Municipio para que al menos le ayuden a restaurar la residencia e instalarle el servicio de electricidad, ya que a consecuencia de un supuesto cortocircuito este no tiene Servicio.