Con un enfoque innovador y una visión centrada en la resiliencia y la sostenibilidad, la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Puerto Rico trasciende la enseñanza convencional al preparar a sus estudiantes para servir como agentes de cambio comprometidos con el bienestar de Puerto Rico.

“(La arquitectura) es un grado muy especial porque es el arte de conceptuar futuros, posibles futuros para nuestros asentamientos formales e informales”, relató Anna Georas Santos, decana interina de la Escuela de Arquitectura de la UPR en Río Piedras.

La idea de crear un programa en arquitectura comenzó a contemplarse desde finales de la década del 1950. Pero no es hasta 1966, tras diversos informes y los esfuerzos de arquitectos puertorriqueños y del extranjero, que el Consejo de Educación Superior reconoce a la Escuela de Arquitectura como una unidad del Recinto de Río Piedras.

El programa se compone del bachillerato en Diseño Ambiental y las maestrías en Arquitectura y Gerencia de Proyectos. Además, cuentan con concentraciones menores en Práctica Integrada de la Arquitectura y la Ingeniería conocida como Rise-Up, Arte- Diseño y Contextos de Intervención con la Facultad de Humanidades; y Diseño e Innovación a través de la facultad de Administración de Empresas.

La maestría en Arquitectura está dividida en dos: la 1.5, diseñada para los estudiantes que poseen estudios previos en arquitectura y la 3.5 que permite a estudiantes de otras disciplinas completar sus estudios graduados en arquitectura.

La concentración menor interdisciplinaria Rise-Up incorpora a tres recintos de la UPR que son Río Piedras, Mayagüez y Ponce.

“Nos enseña cómo trabajan las diferentes disciplinas, lo que es ingeniería civil, ingeniería eléctrica, ingeniería mecánica, construcción y arquitectura. La realidad es que es un equipo, un grupo que lleva a cabo una construcción”, explicó sobre Rise-Up la estudiante de bachillerato, Carolina Pérez Méndez.

Esta concentración menor surgió cuando se enfrentaban los problemas de infraestructura tras el paso del huracán María.

“La importancia era promover la resiliencia, la sostenibilidad de la isla. Todos los proyectos eran enmarcando esos eventos que habíamos tenido: huracanes, terremotos, inundaciones y tratar de manejarlos desde la experiencia de todas las disciplinas”, relató, por su parte, Daniela Ramos Carmenatty, estudiante de maestría en Arquitectura.

Este acercamiento académico ha tenido mucho éxito en los tres recintos que participan del programa ya que promueven la investigación como parte de los estudios. Igualmente, Rise-Up promueve internados en lugares como Estados Unidos, México, Brasil, Portugal y Barcelona.

Un programa singular dentro del sistema UPR es la maestría en Gerencia de Proyecto, por la capacidad de cambiar y ofrecer múltiples énfasis dentro de esta disciplina. Como los cursos se imparten en línea, la Escuela ha logrado atraer alumnos, tanto a nivel nacional como internacional.

“(Estudiantes) están llegando con grados de Sudamérica que no necesariamente equivalen a un grado acreditado en la nación americana. Nosotros estudiamos los cursos que traen y entonces se les exige si necesitan unos cursos adicionales y se gradúan”, dijo Georas Santos.

La comunidad como escenario de práctica

En 2023 la Escuela de Arquitectura cumplió con todas las condiciones de la acreditación del National Architectural Board (NAAB). La decana asociada Carola Ballester Descartes enfatizó que el trabajo liderado por la pasada decana Mayra Jiménez Montano fue lo que les llevó a este logro.

“Jiménez Montano es la persona que nos llevó a una reconceptualización de este programa para que fuéramos tan competitivos como somos hoy en día”, expresó Ballester Descartes.

Según los entrevistados, lo que distingue a la Escuela es su compromiso y pasión por sus estudiantes. La decana interina explicó que para ellos es sumamente importante el componente práctico a lo largo de la carrera univeristaria. No solo con internados, sino a través de la interacción con la comunidad riopedrense, donde ubica el recinto de la UPR.

“(Los estudiantes) van trabajando proyectos de vivienda, institucionales, rurales, urbanos. Nos aseguramos que el perfil de cada proyecto les ofrezca una experiencia amplia. Así que a menudo, en esos semestres que desarrollan proyectos urbanos, trabajan en el campo urbano de Río Piedras”, explicó Georas Santos.

Uno de los ejemplos de la aportación de los alumnos a la comunidad fue la restauración del Centro Comunitario en Capetillo, una colaboración entre los universitarios y estudiantes de una institución en Alemania.

“Nuestros profesores buscan alianzas con otras universidades y se ofrecen para que estos estudiantes salgan con esa semilla de trabajo comunitario, de arquitectura en el servicio hacia las comunidades”, detalló la decana asociada.

Forman la próxima generación de arquitectos

Según Ballester Descartes, el 94% de las últimas dos clases graduandas de la maestría en arquitectura fueron contratadas por una firma de arquitectos o diseño.

La arquitecta en entrenamiento, Keren López Hernández, validó orgullosamente lo que planteó la decana asociada.

“Toda la clase 3.5 que se graduó, la primera clase, todos tenemos un trabajo y no llevamos un año de graduados (...) Estamos súper felices y contentos de que lo que le metimos a esta maestría, lo que hemos gastado, lo estamos viendo de vuelta y estamos todos hechos unos profesionales”, expresó López Hernández.

Aunque trabajan con un presupuesto limitado y otras dificultades, Georas Santos reivindicó a la UPR y su importancia para Puerto Rico.

“Somos acechados por las distintas instancias gubernamentales que no ven a la Universidad de Puerto Rico como un ente fundamental para crear ciudadanos responsables para Puerto Rico. Nosotros hacemos país”, precisó Georas Santos.

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