Los sueños son inspiración para muchas de las aventuras de emprendimiento profesional, y eso lo puede constatar Carlos Alberto Alicea, tras el éxito de su fábrica Empanadillas Albert, en la urbanización Levittown, de Toa Baja.

Alicea trabajaba como vendedor de una empresa de producción de leche cuando, en su descanso en casa, la “magia surgió”, pues un sueño lo llevaría a su proyecto de vida.

“Soñé que estaba en un carrito de golf vendiendo empanadillas aquí mismo en la (avenida) Boulevard; y así mismo como lo soñé se lo dije a mi esposa al día siguiente. En el sueño pude ver el carrito, sus colores y cómo iba a ir montada la vitrina. Me impactó tanto esa visión que la hice realidad”, contó el empresario.

“Trabajé para la Suiza Dairy como vendedor, entonces comencé a vender empanadillas los viernes en la noche aquí en la Boulevard en todos los comercios, parecía como las guagüitas de donas en mi carrito de golf y los domingos me iba para Palo Seco. Para aquel tiempo, vendía lo básico, como empanadillas de camarones, queso, carne, pollo y la gente comenzó a hacerme sugerencias que ampliara la oferta y así comencé con las recetas no convencionales para este tipo de frituras”, recordó.

La evolución del comercio y la aceptación entre centenares de clientes llevó a Albert, como comúnmente le dicen, a buscar alternativas a lo que originalmente era “un trabajo artesanal”.

Las peparan en Toa Baja y las vende al por mayor y al detal.
Las peparan en Toa Baja y las vende al por mayor y al detal. (Xavier Garcia)

“La aceptación fue tan grande que tuve que buscar un local donde hacer las empanadillas, porque al principio las hacía en la marquesina de mi casa hasta que un día la doña se desesperó y me dijo que tenía que buscar un lugar para la fabricación y fritura. Entonces me busqué este local y desde hace un tiempo tuve que renunciar a mi antiguo empleo para dedicarme de lleno a esto”, destacó el empresario, quien elabora más de 40 variedades de recetas para sus frituras.

Rellenas de lechón con morcillas, pernil con queso suizo, conejo, tripletas, cubano, de pollo teriyaki, pollo en salsa blanca, pollo tocineta y queso, bistec, lasaña con carne molida, camarones, chorizos al vino, pastrami, ropa vieja, churrasco, cordero, mar y tierra, mixta de mariscos, dorado, tiburón, mero, mofongo con langosta, salmón en salsa de coco y otras tantas más, las Empanadillas Albert esconden su secreto en el sabor.

“La mayoría de las recetas son inventos míos. El pernil lo hacemos nosotros y la gente es loca con la empanadilla de pernil que tenga el cuerito. Entiendo que el éxito del negocio ha sido la variedad de sabores y que están bien rellenas. Ese es el sello, que están sabrosas de punta a punta”, dijo el propietario.

Y, durante la visita de Somos Puerto Rico, varios clientes se acercaron al atestado mostrador que ubica frente a la fábrica de empanadillas, para pedir la de su predilección o la caja surtida.

“Lo mismo te las puedes llevar por docenas ya hechas o pedirlas congeladas en cajas. Como el cliente lo desee, nosotros le complacemos”, puntualizó.

Un distintivo del negocio y, como parte de su origen hace aproximadamente 5 años, usted puede apreciar el pintoresco carrito de golf con los colores rojo, negro y amarillo, estacionado al frente de la fábrica. Llamativo de por sí, el vehículo tiene como particularidad el número 23 en tres lugares diferentes.

“El 23 tiene varios significados. Uno de ellos es la fecha del Grito de Lares; el segundo tiene que ver que el día 23 es mi cumpleaños en octubre y el tercero es el Salmo 23. El carrito está ahí como exhibición. Está funcionando, pero mi fuerte es aquí en la fábrica y ventas directas al cliente. Ya no lo uso, pero en su momento, cuando sí lo usaba para vender empanadillas, el carrito era un palo porque está equipado con placas solares, inverter y batería, para mantener la temperatura de las frituras”, indicó.

Sobre los planes inmediatos, Alicea compartió que proyecta abrir un negocio en la costa solo para las ventas, mientras la fábrica sería dirigida a la producción.

“Estoy pensando para el área de Isabela, Cabo Rojo o Salinas, pero tiene que ser costa y deseo que se logre para el verano del 2024″, indicó.

La fábrica opera de lunes a sábado, de 6:00 a.m. a 2:00 p.m., y los viernes hasta las 11:00 p.m. Con una clientela fija de aproximadamente 100 personas diarias, su propietario expresó orgulloso que “de aquí se mantienen seis familias de cinco empleados, incluyendo la mía”.

Para pedidos o información adicional, puede llamar al 787-290-9735 o visitar las redes sociales bajo Empanadillas Albert.