Ángel para los viejitos en necesidad
La oficial correccional Sara Reyes Ramos se une a cruzada para ayudar a envejecientes de la montaña.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 2 años.
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Cuando Sara Reyes Ramos supo la labor titánica que realizan varias cuidadoras de adultos mayores en Aibonito, Barranquitas y Salinas, no dudó en mover cielo y tierra para apoyarlas en su misión de aliviar las necesidades urgentes que presenta esta población.
Entonces, Reyes Ramos, quien labora como oficial de corrección en el Centro de Detención Bayamón 1072, movilizó a sus compañeros de trabajo para recolectar artículos y equipos médicos, pues comprendió que podía unirse a esta cruzada para dar calidad de vida a los envejecientes.
Rápidamente, siguió corriendo la voz entre el personal del Departamento de Corrección y Rehabilitación, que adoptó la iniciativa desde hace más de un año al facilitar el recogido y entrega de productos para que lleguen a manos de la Organización Cuidadoras de la Montaña María S. Ortiz, que distribuye los artículos a cerca de 200 viejitos que residen en estos pueblos.
“Me enteré por un reportaje que salió en la televisión que me inquietó y llamé a la señora, le pregunté en qué podía servirle y ella me indicó y me orientó. De eso va más de un año. En mi institución pedí permiso, tanto a mi comandante Ramón Basco y a la secretaria para poder pedir a los civiles y a los oficiales cualquier cosa que pudieran traer para un viejito porque ellos necesitan de todo”, reveló la guardia penal natural de Jayuya.
“Ha sido bien gratificante porque tengo un equipo que son oficiales, pero son mis amigos, que se esmeran en ayudar. Están comprometidos, me dicen que tenemos que envolvernos más. Nosotros traemos aquí (Aibonito) las cosas que recogemos y ellas se encargan de llevarlos a las casas de los ancianitos”, agregó la fémina de 52 años.
La oficial correccional confesó que conoce de primera mano las necesidades de la población envejeciente en la Isla y su motivación nace por amor a las personas que dieron la vida entera para cuidar de los suyos y ahora necesitan de la solidaridad del pueblo.
“Me inspira mi papá, Juan, y mi mamá Idalia que ya no está conmigo. Quiero que mi papá tenga una mejor calidad de vida; que una persona mayor siempre tenga lo que necesita. Las personas mayores ya nos dieron la vida, nos sacaron hacia adelante y nosotros tenemos que ayudarlos a cuidar y a darles lo que necesitan. Lo que yo pueda hacer lo voy a hacer. Lo importante es que cuento con un equipo de trabajo que me da el 150%. Ellos están ayudándome siempre”, afirmó Reyes quien lleva cerca de 20 años en la agencia.
“Cuando me comuniqué con Lourdes (fundadora de la organización), me dijo: ‘Sara, un paquete de pampers que me traigas no sabes lo feliz que hace a un anciano’. A veces, los viejitos dejan de pagar el agua, la luz o un medicamento para poder comprarse un paquete de pampers. Ellos no merecen vivir así”, lamentó.
Por su parte, el comandante Ramón Basco Rivera, reiteró su apoyo a la iniciativa de Sara en su centro de trabajo.
“Sara es una oficial muy comprometida. Nosotros la apoyamos 100% en esta iniciativa, es una oficial muy comprometida con la agencia, con el servicio a los seres humanos, una mujer con principios y valores y eso lo respetamos”, esbozó.
“La institución recolectó varios artículos el año pasado, tenemos un compromiso. La población de adultos mayores necesita de los jóvenes, ellos dieron la vida por nosotros y nosotros ahora tenemos que darlo todo por ellos”, manifestó.
Uno de los recipientes de esa ayuda es Virginia Rosario, de 84 años, que fue adoptada por la organización hace unos siete años.
La fémina, vecina del barrio San Luis de Aibonito, agradeció el respaldo de los oficiales correccionales y de las mujeres que han dado de su tiempo y esfuerzo para palear su situación.
“Me ayudan con pampers y otras cosas. Es bien gratificante porque le dan la ayuda a uno sin condiciones. Vivo solita en mi casita, no tengo hijos. Me dio un infarto, no camino, tengo alta presión, diabetes y un montón de cosas”, mencionó la octogenaria acompañada de la voluntaria Olga Berríos.
“Yo le pido al pueblo que cooperen con ella, porque ella coopera con nosotros. Ella nos da la mano porque los pobres no podemos comprar to’. Ella nos lleva pampers… de todo. Mi casita se está cayendo, pero ahí vivo, es de madera. El huracán me la chavó más. Pero me han ayudado”, agregó al hablar del esfuerzo de la organización de cuidadoras.
Mientras que Lourdes Ríos Ortiz, fundadora de Cuidadoras de la Montaña María S. Ortiz, recordó que el grupo se originó tras el fallecimiento de su hermana, quien se dedicaba a ayudar al prójimo.
“Yo me dediqué a cuidar envejecientes por más de 13 años. Entonces, cuando fallece mi hermana, como ella fue una persona siempre dada a ayudar al prójimo, un grupo de cuidadoras nos unimos y comenzamos a idear qué podíamos hacer ante tanta necesidad que hay en nuestro pueblo”.
“Las muchachas trabajan como cuidadoras, que es su trabajo principal. Y como voluntarias, identificamos al envejeciente que necesite, documentamos todo y si adoptamos un envejeciente, significa que vamos a estar todo el tiempo como es el caso de Virginia que está desde el día cero y, cada tres meses, identificamos si hay algún tipo de necesidad, si le falta algo o si hay que hacer alguna gestión con alguna agencia ya sea Vivienda o médico”, explicó.
“Todos los días llegan nuevos envejecientes que son a los que le llevamos pañales, compra y todo lo demás. No es un trabajo fácil y cada vez hay una necesidad mayor”, agregó.
De hecho, la población de adultos mayores que ayuda la organización sigue en aumento y por eso requerirán de la buena voluntad ciudadana para poder cubrir a más personas.
“En Salinas comenzamos con 6 envejecientes y ahora tenemos 30. Hay una familia en particular que están encamados mamá, papá e hija. En Barranquitas comenzamos con 7 envejecientes y ya tenemos 35 que visitamos. En Aibonito sobrepasan los 120 envejecientes”, detalló Ríos Ortiz de 53 años.
Señaló que, “hay que recolectar muchos pañales, pijamas, alimentos, porque hay viejitos que no tienen muchos ingresos y piensan en si compran los pañales o los alimentos, o si compra los medicamentos. El costo de la comida es increíble y entonces, ahí si no lo tenemos en la oficina, de nuestras casas le llevamos”.
“También necesitan equipos médicos como camas de posición, matres de aire que nos piden, andadores portátiles, bastones, andadores, sillones de ruedas, todo eso, si está en buenas condiciones pues, nosotros lo recibimos”, concluyó.
Para unirse a esta cadena de solidaridad por los adultos mayores puede llamar al 939-246-0873 o el 939-271-7534.