Anciana que sufrió el huracán San Ciprián le da mensaje a Puerto Rico
Isolina “Sol” Gómez Aponte, de 87 años de edad, es una de las refugiadas en Cataño debido al paso del huracán María.
![Isolina “Sol” Gómez Aponte (teresa.canino@gfrmedia.com)](https://www.primerahora.com/pf/api/v3/content/fetch/image-resizer-v1?query=%7B%22website%22%3A%22primera-hora%22%2C%22imageUrl%22%3A%22https%3A%2F%2Farc-anglerfish-arc2-prod-gfrmedia.s3.amazonaws.com%2Fpublic%2FUVDP5HSBKZEVXLU2RAHOKQ7P5U.png%22%2C%22width%22%3A2560%2C%22redirect%22%3A%221%22%2C%22external%22%3A%221%22%7D)
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 8 años.
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A Isolina “Sol” Gómez Aponte, de 87 años, le dicen que el huracán María que está próximo a azotar la Isla “es algo muy fuerte”.
Pero para esta refugiada en el pueblo de Cataño, la ferocidad de estos fenómenos atmosféricos no es nada nuevo.
El 26 de septiembre de 1932 su familia experimentó en Aguas Buenas el impacto del huracán San Ciprián, categoría tres.
“No ha habido huracán en el mundo como ese… porque había una pobreza”, recordó la anciana a este medio mientras pasaba la noche en la escuela Isaac del Rosario en Cataño, municipio propenso a inundaciones debido a su cercanía con el mar y declarado zona de desastre tras el paso a principios de mes del huracán Irma.
“Cuando mi papá abrió la puerta de la tormentera y miró el panorama, no había una casita. Lo que miraba era el pasto… Cuando mi papá se tiró a la calle, no había comida… Estuvimos seis meses pasando dificultades”, recordó la mujer.
San Ciprián cruzó la Isla de Este a Oeste con vientos estimados de 120 millas por hora. Se mantuvo en la Isla por siete horas y causó 225 muertes. Los daños fueron estimados en $1,500,000.
Como resultado, la mujer recuerda que su familia aprendió a vivir “con lo económico, con lo que teníamos”.
Las autoridades pronostican que María, un huracán categoría cinco, provocará muchos daños, ¿qué mensaje le daría al país ante el panorama difícil que se avecina?
“Que hoy día, un poquito de dolor no es tanto. Que aprendamos. Que cojamos esa enseñanza. Que si no tenemos luz, que demos gracias a Dios; que si no tenemos buen pan, que demos gracias a Dios porque estamos con vida”, compartió.
En Cataño hay 260 refugiados y 42 mascotas en tres refugios habilitados para la población. El pueblo tiene una población de 28,200 residentes y es el más pequeño de la Isla.