Alcaldes aseguran que Ernesto “fue como un simulacro” para emergencias mayores
La falta de energía eléctrica fue el problema mayor que enfrentaron los alcaldes.
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Aunque bien es cierto que la tormenta tropical Ernesto -ahora convertido en huracán- dejó daños durante su paso cercano a Puerto Rico, muchos lo consideraron como un “simulacro” para un evento mayor.
Así lo catalogó el alcalde maunabeño, Ángel Omar Lafuente Amaro, y empleados de la Oficina de Manejo de Emergencias Municipal (OMME) en Toa Baja, una vez cesaron las lluvias en sus respectivos pueblos.
“Esto fue como un simulacro de preparación”, dijo a Primera Hora Lafuente Amaro.
Más aún, el fenómeno nuevamente destapó cuán frágil es el sistema de red eléctrica, pues hasta las 5:25 p.m., LUMA Energy reportó que 317,998 clientes, o el 21.66%, aún no contaban con el servicio.
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En Yabucoa, el director de la OMME, Miguel Ángel Flores Figueroa, reportó a este diario que el pueblo amaneció con tan solo un 20% de servicio de energía eléctrica. Pese a esta situación, tanto Flores Figueroa como el alcalde, Rafael “Rafy” Surillo Ruiz, desconocían si había brigadas de LUMA Energy en el pueblo y dónde estaban destacados.
“Estamos todo el día trabajando en eso”, afirmó Flores Figueroa. “Depende del servicio eléctrico casi todo el (servicio de) agua (potable) de Yabucoa, depende de plantas con bombeo y no tengo servicio para el bombeo. Están funcionando con generadores y los generadores no funcionan 24/7. Algunos dan problemas y hay sitios que no tengo generadores”, lamentó.
Mientras, Lafuente Amaro confió que, para mañana, viernes, el 100% del municipio posiblemente contaría con el servicio de energía eléctrico, ya que dio fe de que las brigadas de LUMA Energy atendían los 15 reportes de postes caídos y las áreas que aún necesitaban energizarse.
Por su parte, el alcalde de Villalba, Luis Javier Hernández Ortiz, catalogó la comunicación con el consorcio como “fatal” y detalló que “a las 5:00 de la mañana de ayer nos quedamos sin servicio”, aunque en el municipio no se reportaron serios daños por las lluvias y vientos de Ernesto.
“No fue la caída de un árbol en las líneas. Lo que queremos saber si fue un apagón inicial de LUMA antes de que los vientos comenzaran a sentirse, cuando lo recomendado es hacerlo por sectores, para luego verificar daños”, cuestionó en comunicado de prensa.
Hernández Ortiz alegó, además, que, en varios refugios de Trujillo Alto, Luquillo y Villalba, entre otros pueblos, los generadores eléctricos presuntamente no funcionaron o no estaban conectados.
“Estamos en la temporada pico, están a tiempo de hacer el trabajo. Es una vergüenza que más de $10,000 millones asignados por el gobierno federal para el sistema eléctrico no se han aplicado de manera efectiva. Ya van más de siete años del paso del huracán María y no tenemos ni un atisbo de solución a la crisis energética”, puntualizó el también presidente de la Asociación de Alcaldes de Puerto Rico, que agrupa a alcaldes militantes del Partido Popular Democrático (PPD).
El presidente de LUMA, Juan Saca, no pudo precisar esta tarde cuándo se repondría el sistema eléctrico en su totalidad. Sin embargo, adujo que la cantidad de abonados afectados disminuye de manera acelerada.
Deslizamientos e incomunicados
En Yabucoa, todas las carreteras estaban transitables. Esta realidad se dio, aunque en Las Parcelas Comunes Aguacate se derribó un puente, situación que Flores Figuera no consideró como una emergencia mayor, ya que la comunidad no quedó incomunicada por no tratarse de la única entrada del área.
Mientras, para esta mañana, Lafuente Amaro reportó que el único refugiado ya estaba de vuelta a su casa y que su equipo municipal atendía dos deslizamientos, uno en la carretera PR-165 y la segunda en el sector La Pandura del barrio Talante, que no dejaron daños mayores.
Pero la situación es más perjudicial para residentes del barrio Montellanos, en Cidra, quienes hoy estaban varados tras el colapso de un puente provisional, urgiendo ante las cámaras de TeleOnce, la construcción de un puente adecuado.
El noticiario también reportó que, tras el desbordamiento del río Grande, en Manatí, a varias familias se les dificultó el acceso y se ven obligados a desviarse por un tramo que alarga sus viajes en hasta 40 minutos para llegar a sus hogares.