Vanessa Piñiero es una agricultora de 52 años que desde el 2017 intenta levantar una finca en el sector Echegaray, del barrio Quebrada, en Camuy.

El huracán María (septiembre de 2017) fue quien desmoronó sus primeros intentos de poner la finca en funciones, luego de haber estado 40 años en desuso.

Poco a poco, Piñeiro utilizó sus fines de semana y su salario como directora de la Asociación de Agricultores para comprar herramientas y semillas para la finca, así como tablones para construir una casita. Allí, se quedaba de viernes a domingo, días que utilizaba para “meter mano” en su proyecto de vida, junto a un empleado que contrataba.

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Recientemente, construyó una terraza para ubicar allí a grupos de estudiantes a los que quería hablarles sobre la importancia de la seguridad alimenticia y otros temas relacionados a la agricultura. Además, esperaba que el trabajador que iba a contratar para que le arara una cuerda de terreno con bueyes para poder sembrarla de yautía se mejorara del dengue.

En su casita de madera, construida al estilo antiguo, guardó la semilla de la yautía, sus botas de goma y todas las demás pertenencias que al cabo de los pasados años compró para lograr levantar la finca. Pero, la tarde de la pasada Nochebuena, específicamente el pasado martes, un fuego cambio todo. La casita que construyó con tanto esfuerzo y en la que guardaba todas sus cosas importantes para la finca se quemó en su totalidad.

“Perderlo todo fue impactante”, afirmó la agricultora a Primera Hora.

La casita quedó reducida a escombros tras el fuego desatado el día de Nochebuena.
La casita quedó reducida a escombros tras el fuego desatado el día de Nochebuena. (Suministrada)

Hasta el momento, no sabe lo que le ocurrió a su casita de madera y zinc. En la finca no hay servicio de energía eléctrica y las plantas de generación que utiliza estaban apagadas. Tampoco dejó velas encendidas.

“Se quemó de manera inexplicable”, dijo Piñeiro, al comentar que los inspectores de Bombero todavía no le han informado la causa del siniestro.

“No tengo botas de goma (que se utilizan para andar por la finca). Hasta eso se ha quemado. Se quemó todo”, añadió la mujer, quien dice que ayer, jueves, lloró desconsoladamente cuando se quedó en su finca sin compañía.

Sin embargo, la mujer indica que en todo el proceso no se ha quedado sola del todo. En los momentos que menos imagina recibe un mensaje de aliento. Uno de ellos lo recibió esta mañana cuando le donaron por ATH Móvil $1 y le escribieron un versículo de bíblico del libro de Jeremías.

“Estaba bien triste y yo digo: ‘Dios mío, no es casualidad que la gente me esté enviando tantos mensajes bonitos’”, comentó.

Han sido estos mensajes de aliento y la petición de sus hijos quienes en los pasados tres días le han dado el ánimo de volver a empezar.

Así lucía la casita que construyó la agricultora en su finca en Camuy antes del incendio.
Así lucía la casita que construyó la agricultora en su finca en Camuy antes del incendio. (Suministrada)

“El Día de Navidad dije: ‘Pues, sí, Vamos a intentarlo de nuevo’. Yo te voy a ser sincera. Yo soy asalariada. Yo todas las semanas, el que me conoce sabe, iba y compraba tablitas, machetes, sierra. Cada semana o cada vez que cobraba invertía algo. Por eso no te puedo decir que yo tengo un capital y yo mañana voy y lo levanto de nuevo”, expresó.

De los frutos que cosecha, como limones, cítricos, pomarrosa, plátanos y entre otros frutos, no se afectaron por el fuego. Sin embargo, ya no tiene equipo para mantener la finca.

“Estamos en cero. Tengo cero y es volver empezar”, señaló.

“Es bien doloroso ver el esfuerzo de muchos años se ha perdido. Yo no quiero ser víctima. Yo no quiero decirle a la gente o hablarle de cosas malas o ser negativa, pero todavía van solamente tres días, verdad. Fue en Nochebuena, pues un día que uno no espera que todo tu esfuerzo se vaya”, agregó, al revelar que sus planes eran irse a vivir por completo a su casita de la finca.

Piñeiro no sabe cuánto tiempo le demorará levantarse nuevamente y continuar con sus planes, por ejemplo, de sembrar 800 matas de café a la orilla de un río que bordea la finca. También le preocupa que solicitó un beneficio para que le pusieran paneles solares a la finca y ahora, que no tiene la casita, se lo denieguen.

Pero, insistió en que este fuego no la detendrá.

“Creo firmemente que en el mundo necesita productores de alimento”, sostuvo.

De inmediato, la agricultora dice estar “desesperada por ir a limpiar la parte donde se quemó”.

Si desea ayudar con donativos o con mano de obra, puede comunicarse con la agricultora al 787-501-7777 o enviar su aportación a la cuenta de ATH Móvil de ese mismo número telefónico.