Cabo Rojo. ¿Y qué ha pasado con los monos?

Las imágenes de colonias de simios cruzando las carreteras, corriendo por el Valle de Lajas, o destruyendo cosechas se van haciendo cada vez más escasas.

Desde que se estableció el proyecto para el control de primates del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA), la población de estos animales se ha reducido enormemente, según lo muestran los números.

De los llamados monos patas se ha eliminado el 88 por ciento de la población y de los rhesus el 66 por ciento.

Pero todavía quedan. Según el biólogo y ecólogo Ricardo López Ortiz, quien dirige el programa, los monos que quedan libres, unos 500 (300 rhesus y 200 patas), son los más tímidos, pero a su vez más inteligentes.

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“Ya en los monos patas estamos a un nivel que quedan tan pocos que los que quedan son los más tímidos, los más secretivos y los más inteligentes, que lo van a pensar dos veces antes de meterse en una trampa”, contó López.

“Son muy inteligentes. Si no lo atrapamos en colonias grandes y los atrapamos de uno a uno, aprenden y va a ser más difícil atraparlos”, añadió.

Fue en 2008, tras un estudio sobre estos animales –que llegaron al suroeste de la Isla en la década de los sesenta, tras escapar de los cayos Guayacán y Cuevas donde estaban como parte de estudios que hacían el Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico y el Instituto Internacional de Salud– que se comenzaron a atrapar con jaulas trampa. Para este proyecto se asignó $1.8 millones del fondo de emergencia del Estado.

A dos años de iniciado, sin embargo, eliminaron el presupuesto. Pero, gracias a una asignación federal, el proyecto continuó.

El estimado original de monos fue de 1,300 patas y lo mismo de rhesus.

“Comenzamos eliminando los monos patas por que son los que más se exponen, son los más que veían los agricultores y afectaban la agricultura”, explicó López.

“Los rhesus se han mantenido en el bosque, pero no sabemos si al eliminar los patas ocuparán el lugar de estos”, añadió el experto.

Así fue como con siete empleados, cuatro de estos vigilantes del DRNA, lograron la reducción poblacional de los monos. Cada uno de los empleados tuvo que ser entrenado y vacunado para atender la emergencia.

“El propósito principal es controlar la especie, controlar el crecimiento poblacional y de esa manera controlamos que se rieguen enfermedades y que se afecte la agricultura”, dijo, al señalar que en ninguno de los países en los que estos primates son una plaga se han logrado erradicar. La meta en Puerto Rico es eliminarlos.

La distribución de estos sigue siendo en los municipios de Cabo Rojo, Lajas, San Germán, Guánica y Sabana Grande.

Sin embargo, en la zona de Sabana Seca, en Toa Baja, hay otra población de monos patas y rhesus, que según la estudiante Glorinell Pérez, quien hizo un estudio para la Universidad Interamericana de Bayamón, consta de 85 monos patas y 105 rhesus.

También en Humacao, en Cayo Santiago, hay de estos monos y existe un tercer simio, también en libertad, conocido como el mono ardilla.

Este tercer mono, el cual López describe como “bien bonito”, no cuenta con estudios que revelen cuántos realmente se mueven por nuestros bosques, pero se conoce que ya hay colonias de estos distribuidos en el país.