En su afán por lograr tener el estereotipo de un cuerpo ideal “Roberto” está acudiendo diariamente al gimnasio a ejercitarse. Pero, hace unos meses -y por recomendación de un amigo- le está añadiendo al entrenamiento físico un ingrediente adicional: la estimulación con broncodilatadores.

Roberto -nombre ficticio- no es asmático. Nunca lo ha sido. Pero ha encontrado en fármacos como el albuterol y el clembuterol un supuesto  “up” de energía que le ayuda a oxigenar mejor y a acelerar su metabolismo.

Pero a lo que Roberto presta muy poca atención es al hecho de que detrás de su automedicación corre un potencial riesgo de desarrollar efectos secundarios que perjudiquen su salud cardiovascular y neurológica, entre otras cosas.

“Yo sé que estos son medicinas para los problemas respiratorios, pero me siento mucho mejor haciendo ejercicios cuando los uso. Me ayuda a oxigenar mejor y ayuda también a quemar grasa y fortalecer los músculos”, dijo convencido el hombre de 30 años y residente en el área este de la Isla.

Explicó que comenzó inhalando el albuterol en ampolletas que conseguía en una farmacia de la comunidad a 70 centavos. En su caso, se daba la terapia mediante  mascarilla unos minutos antes de comenzar el ejercicio físico. Relativamente rápido, aseguró, se sentía  “activao”. “Además, hacía mi rutina y me sentía mucho más relajado en términos de oxigenación”, agregó.

Tiempo después cambió a otro broncodilatador en pastillas llamado clembuterol, el cual comenzó a ingerir en dosis de media pastilla que fue aumentando gradualmente hasta llegar a las cinco en un periodo de dos semanas.

“Esa sí que está fuera de liga porque uno rebaja mucho y se le definen los músculos… aunque sí te tengo que admitir que a veces me siento demasiado agitado el pecho y un poquito de náuseas. También noto que aunque no esté haciendo ejercicios siempre estoy sudando pero eso debe ser bueno porque el cuerpo sigue quemando grasa”, expresó quien planifica continuar utilizando el medicamento a pesar de sufrir estos incómodos efectos secundarios.

Según William Torres Rivera, propietario del gimnasio Global X Fitness, en Luquillo, muchos de sus clientes -en su gran mayoría hombres- están recurriendo a estas peligrosas técnicas de automedicación con broncodilatadores para “optimizar” su rendimiento físico.

“Ellos lo ven como un boom extra a su entrenamiento. Y aquí viene mucha gente pidiéndomelo pero yo no cuadro… no brego con eso. Si la consiguen ellos allá, pues, perfecto. Que breguen con eso”, dijo Torres Rivera.

“Algunos de los muchachos que la usan me han dicho que durante las noches cuando están durmiendo sienten como un tipo de menopausia porque les da mucho calor por más aire acondicionado que tengan en su cuarto… y el peligro es que hay otros que las mezclan con pastillas de tiroide y otros fármacos. Eso sí que debe ser grave”, expresó.

Primera Hora llamó a un puñado de gimnasios en las regiones metro, norte y sur de la isla, y algunos propietarios dijeron haber escuchado entre sus clientes sobre la práctica de utilizar broncodilatadores, pero negaron promover su uso.

“Realmente sí lo he escuchado entre algunos socios. Especialmente el clembuterol porque es una técnica para aumentar la termogénesis y ayuda a oxigenar. Y créeme que algunos andan espiteaos con eso”, dijo el administrador de un gimnasio en Bayamón que prefirió hablar bajo anonimato y que mencionó el salbutamol como otro broncodilatador utilizado con frecuencia. Este medicamento se puede administrar por vía oral, intravenosa o mediante un inhalador.

“No es nada nuevo”

Mientras, el veterano entrenador físico Desmond Santiago -reconocido por trabajar con el equipo nacional de baloncesto de Puerto Rico y con atletas como José Juan Barea y el pelotero de Grandes Ligas, Ángel Pagán- el uso de broncodilatadores para hacer ejercicios “no es nada nuevo” particularmente entre aquellos que realizan entrenamientos de alta intensidad.

“Estamos hablando de un entrenamiento metabólico que se lleva a un punto máximo que prácticamente se quedan sin oxígeno y sienten que necesitan el albuterol para no quedarse sin aire antes de tiempo. Son personas que acuden a este broncodilatador como alternativa”, dijo Santiago quien es propietario del gimnasio Optimun Body Performance, en el parque central en San Juan.

El entrenador dijo que la situación con los broncodilatadores le recuerda una época pasada en la que muchas personas utilizaban un cocktail de efedrina, café y aspirina.

“En un momento dado se puso bien de moda para aumentar la energía y rebajar. Pero el abuso fue tanto y las consecuencias fueron tan graves que tuvieron que hacer ilegal la efedrina. Aunque siempre hay quién la consiguen y la siguen usando”, expresó.

El también colaborador de la revista ESPN Deportes  dijo que un buen entrenador físico no recomienda este tipo de práctica entre sus clientes pues “si es una persona saludable, ¿para qué utilizar un medicamento que si se usa excesivamente puede causar algún tipo de daño?”.

Dijo que, en su lugar, favorece los suplementos legales over the counter dirigidos a dar energías. Pero de igual forma, advirtió que las personas deben orientarse sobre el producto, consultar con sus médicos primarios y retirar el consumo si observan cualquier tipo de reacción adversa en su organismo.

Su uso en el deporte

En el caso de deportistas de competición, el uso de algunos broncodilatadores ha provocado controversias particularmente en atletas que acuden a la práctica buscando un mejor desarrollo físico al momento de participar en algún evento.

De hecho, el Comité Olímpico Internacional (COI)  incluye algunos de estos medicamentos en sus lista de sustancias dopantes no solo por la convicción de que coloca al atleta en una posición de ventaja ilegítima frente a otros competidores, sino porque son perjudiciales a su  organismo.

Por ejemplo, en su última revisión de 2016, el COI menciona el salbutamol como un fármaco agonista Beta 2  que está prohibida en una concentración mayor de 1000 ng/ml a menos que el deportista demuestre por medio de un estudio farmacocinético controlado que el resultado anormal (orina) fue consecuencia del uso de una dosis terapéutica por inhalación no mayor que la indicada anteriormente.

Peligroso a la salud

Para el neumólogo Mark Anthony Vergara, la peligrosidad del uso diario de broncodilatadores en personas saludables es que crean tolerancia al medicamento, algo que los coloca en desventaja si realmente llegaran a necesitar el fármaco para combatir alguna condición respiratoria.

 “Me preocupa también que con el abuso de albuterol -aunque su efecto no es duradero- puede haber disturbios en los electrolitos y si la persona utiliza otros suplementos adicionales -entre ellos diuréticos- puede tener problemas serios porque se afectaría el potasio y puede ser nocivo en términos de problemas cardiovasculares”, expresó.

Detalló que con el fármaco la actuación del sistema nervioso podría aumentar de manera súbita y provocar arritmia, sudoración y problemas en la conducción del corazón.

“Me preocupa también que considerando que la mitad de la población en Puerto Rico es asmática, haya un fácil acceso a estos medicamentos para un uso que no es clínico ni recomendado. Además, me llama la atención que los que usan el albuterol, por ejemplo, digan que les ayuda en la oxigenación porque la realidad es que si no tienen un problema respiratorio, el efecto no debe ser tanto. Yo sí creo que los motiva la euforia y ese aumento en la adrenalina. Pero eso tiene a su vez unos efectos peligrosos cardiovasculares como los que mencioné”, expresó el galeno con práctica en el Centro Médico, en Río Piedras.

Vergara explicó que el uso del broncodilatador se recomienda a personas asmáticas que quieren ejercitarse y que no tienen la condición bajo control.  “Por lo general, a ese tipo de paciente se les recomienda usarlo 20 minutos antes del ejercicio para evitar que el cambio de temperatura les cause algún tipo de espasmo en sus bronquios.. pero esto es algo que se coordina con el médico”, advirtió.