Los puertorriqueños en la diáspora pasarán una “triste” Navidad sin pasteles, morcillas ni longanizas.

Ni si quiera podrán comprar estas delicias borincanas en los supermercados a los que suelen acudir a comprar productos locales.

La veda impuesta por el Departamento de Agricultura federal (USDA, en inglés) el pasado 17 de septiembre para detener el transporte de productos o derivados del cerdo desde Puerto Rico a los Estados Unidos no solo afectó a los viajeros que querían llevarse estos comestibles típicos a sus hogares, sino que detuvo toda exportación de productos realizados por empresas boricuas. Ni siquiera se permite enviarlos por el correo regular. Todo para evitar la propagación de la peste porcina africana que afecta a las granjas en República Dominicana, no así las de la Isla.

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El balde de agua fría les calló en septiembre a estos manufactureros dedicados a la preparación y exportación de estos productos, justo cuando ya se habían surtido con todo lo necesario y habían comenzado a contratar más mano de obra para lo que siempre se augura será la mejor temporada del años.

Para Productos La Aguadillana, por ejemplo, representó detener el 20% de su producción de morcillas, todas las longonizas, aun fueran de pollo, así como las empanadas de cerdo, informó Luis Álvarez Martínez, gerente general de la empresa. Una reducción del horario de trabajo de empleados ocurrió como efecto inmediato.

En la empresa Euro-Caribe, de Matosantos Comercial, dejó a los boricuas de la diáspora sin el jamón El Serranito para hacer habichuelas. También afectó sus chuletas ahumadas, longaniza y morcillas. En total, el 25% de su producción quedó detenida al no poder exportar los productos, con un impacto de producción de unos 20 empleados, reveló, por su parte, el principal oficial ejecutivo de la compañía, Víctor M. Pérez.

Los pasteles que se preparan en Tere Food, una empresa de la boricua Yeidy Cruz Ortiz, también se quedarán sin llegar a los Estados Unidos.

En el arranque, la empresaria perdió $200,000 en productos que ya había adquirido para una orden especial de pasteles para la época navideña para Walmart, en el estado de Florida, y la dejó en pleno proceso de contratar a 12 empleados para poder cumplir con la demanda. Es que con la decisión federal de vetar el cerdo, el contrato quedó en nada. Solo ha podido exportar algunos pasteles de pollo a otras cadenas en los Estados Unidos.

“Ha sido discriminatorio, el hecho de que a nosotros como planta, donde se nos exige que utilicemos productos de Estados Unidos, se nos marginen por un asunto de carnes de afuera de Estados Unidos. Si somos parte del USDA y hacemos las cosas como ellos nos dicen, por qué entonces nos limitan a mover su mismo producto. Esa es la parte que yo no entiendo y encuentro discriminatoria e ilegal”, sentenció la empresaria.

Álvarez Martínez fue más lejos al exponer que la empresa La Aguadillana exporta la mayoría de la materia prima desde los estados y Canadá e inspectores del USDA monitorean directamente que no haya contaminación en el ciclo de producción. Aun así, no permiten exportar los comestibles.

“Afectan el negocio, innecesariamente”, reprochó.

Criticó que la medida fuera arbitraria y que no les dio tiempo a responder para poder cumplir con negocios que ya habían pactado, dejándolos endeudados.

Ya con el daño a cuestas, el gerente de La Aguadillana lo que pidió fue que enmendaran la orden para permitir el comercio interestatal de productos derivados del cerdo en manufactureras inspeccionadas directamente por el USDA.

“Que la gente sepa que la orden la entendemos. Pero, ya es tiempo que ya reabran. Investigaron cómo se hace cosas en Puerto Rico. Es hora de levantar las plantas que son inspeccionadas por ellos mismo, permitir el comercio interestatal”, reclamó Álvarez Martínez.

Pérez, por su parte, reprochó que la agencia federal haya sacado de competencia los productos boricuas en la época en que más pedidos reciben y se les duplica las ventas en los Estados Unidos ante las ansias de la diáspora de sentirse cerca de su terruño.

Resintió que no se tomaran en cuenta todas las medidas que toman en su línea de producción para que no haya señalamientos en su contra. Peor aún, el empresario de Monsanto Comercial dijo que ni siquiera se les ha escuchado. También dijo que no le hace sentido que en la Isla sí se puedan mercadear sus productos, pero no así en otros estados.

“El puertorriqueño es loco con la morcilla y longaniza en esta época navideña. Esa es la parte que estamos levantando”, reclamó.

Comentó que les tomó mucho sacrificio levantar al mercado estadounidense, sobre todo, cuando la pendemia del COVID-19 les afectó en las navidades pasadas, como para ahora darse por vencido ante la fiebre porcina africana.

“Estos paros abruptos duran mucho tiempo, no se resuelve de la noche en la mañana. El COVID paró el comercio interestatal. Ahora estamos en otro año tratando de recuperar lo que perdimos y esto pasa”, manifestó.

Los comerciantes reclamaron ayuda gubernamental, ante la falta de respuestas que tienen de los trabajadores del USDA en la Isla. Comentaron que ha llegado el momento en que necesitan un rescate económico para no verse más afectados.

Mientras, a los consumidores de la diáspora, Álvarez Martínez les invitó a comprar los pocos productos que queden en las góndolas, si es que todavía quedan. Es que no parece asomarse pronto una solución. Es que, aun cuando se levantase la orden, los comerciantes no creen que puedan prepararse para abastecer los supermercados estadounidenses para Acción de Gracias.

“Me parece muy triste que la diáspora tal vez no sepa lo que está pasando. Pido que nos apoyen en hacer llegar el mansaje al USD para que nos levante las restricciones en la planta… Van a pasar una Navidad triste, porque yo sé que muchas personas que extrañan a su patria y recibir un pastel significa mucho para ellos. Entiendo que va a ser una Navidad triste”, concluyó la propietaria de Tere Food.