A punto de que se acabe la comida y el agua en los refugios
La situación resulta desesperante para las alcaldías.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 7 años.
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La cifra de puertorriqueños refugiados -antes y después del paso del huracán María- se elevó ayer a 15,000, mientras crece la preocupación de varios alcaldes de si existen suficientes abastos de agua y alimentos para esta población.
Aunque en horas de la mañana de ayer, el secretario de la Vivienda, Fernando Gil Enseñat, indicó que habían 10,700 personas refugiadas en el país, más tarde estimó ese número en 15,000.
En total, hay 158 refugios abiertos alrededor del país, que también albergan a 392 mascotas, según informes del gobierno. Pero todo apunta a que el número de refugios se ha quedado corto para atender a las personas desprovistas de un hogar seguro.
Una fuente de El Nuevo Día indicó anoche que, la necesidad de refugios “es tanta”, que personal del Departamento de la Vivienda y la Policía ha tenido que romper candados de escuelas y otras instalaciones para habilitar nuevos. Este personal no ha logrado contactar a los administradores de refugios, debido a los problemas en las telecomunicaciones.
El aumento en el número de refugiados es una de las preocupaciones mayores de distintos alcaldes alrededor de la isla, que en días recientes han alertado que los suministros de agua y alimentos se agotarán en poco tiempo.
El alcalde de Isabela, Carlos Delgado Altieri, expresó ayer que en ese municipio solo “hay uno o dos días de alimentos”.
En la víspera, la alcaldesa de San Juan, Carmen Yulín Cruz, hizo un llamado directo a la ciudadanía sobre este asunto. “Si usted no tiene agua ni luz, no se movilice a un refugio. La gente tiene que entender que el refugio es para personas que hayan perdido su hogar”, advirtió Cruz.
Desde que María comenzaba a asomarse por la costa este de la isla, el número de refugiados no paró de crecer debido a diversas emergencias causadas por el paso del fenómeno atmosférico.
Ayer, por ejemplo, la urbanización Ocean Park, en San Juan, tuvo que ser desalojada por inundaciones, mientras que 70,000 personas fueron llamadas a ser evacuadas en Quebradillas e Isabela por un inminente fallo en la represa del río Guajataca. Todos serían dirigidos a refugios.
Movilización gradual
El martes, a las 8:00 de la noche, justo cuando se comenzaban a sentir los primeros vientos de María, el gobernador Ricardo Rosselló publicó en su cuenta de Twitter que la cantidad de refugiados era de 4,422 personas con 105 mascotas.
Pero, según las condiciones se fueron deteriorando, la cantidad aumentó drásticamente. Los vientos de tormenta tropical comenzaron a sentirse en la noche del martes, unas horas de oscuridad que parecieron una eternidad para todo Puerto Rico.
En menos de 12 horas, la cantidad de refugiados se había duplicado, y Rosselló informó en Twitter que el miércoles, a las 5:00 de la mañana, ya habían 11,229 personas y 580 mascotas refugiadas.
Poco más de una hora después, luego de las 6:00 de la mañana, el ojo de María hacía su entrada por Yabucoa.
En municipios que aún no se habían recuperado del golpe de Irma, la situación cobró un tono aún más preocupante. Tal fue el caso de los refugiados de las escuelas del barrio Medianía Alta, en Loíza, que no se habían recuperado de los estragos ocasionados por Irma cuando tuvieron que enfrentar la furia de María.
La loiceña Margarita Colón ha estado viviendo en la escuela elemental de Medianía Alta desde el paso de Irma.
“No tenemos catres, cuando estaban esos vientos bien fuertes se nos inundaron los cuartos, las ayudas están escasas, no podemos lavar, no tenemos agua, no tenemos luz, nada. Los baños los estamos limpiando nosotros con un chorrito de agua”, observó Colón.
En esa escuela, la encargada Zaida López hizo un llamado a las autoridades.
“Necesitamos que llegue el personal del Departamento de Vivienda y el personal del Departamento de Educación. No tengo catres, la comida, la luz, la planta, es muy difícil”, expresó López.
La escena de necesidad en los refugios se repite una y otra vez en varios rincones de la isla.
Ayer, la alcaldesa de Ponce, María ‘Mayita’ Meléndez, informó que en los 13 refugios del pueblo solo queda comida y agua para dos días. Ponce llegó a tener 1,294 refugiados en 13 instalaciones, pero ese número variará en los próximos días según las personas vayan inspeccionando los daños en sus hogares.
En Isabela, el alcalde Carlos Delgado Altieri informó que ayer habían 110 refugiados, 21 de los cuales tienen condiciones de salud.
“Necesitamos asistencia médica para estas personas y otras que han presentado más situaciones de salud que se nos ha hecho difícil. En especial pacientes de diálisis”, contó.
Al igual que su homóloga en Ponce, estimó que este fin de semana se le estarían terminando los suministros para los refugiados.
“Yo diría que muy poco tiempo toda vez que siguen llegando más gente (a los refugios). Se nos está complicando tener para estas personas. Uno o dos días máximos tendríamos alimentos para ellos. Necesitaríamos apoyo”, enfatizó.
En Villalba, donde ayer se reportaron alrededor de 200 refugiados en la escuela vocacional del pueblo, el alcalde Luis Javier Hernández denunció que estaban necesitados de alimentos, Incluso, alertó que iba a romper los candados de cualquier escuela en busca de comida.
Los reporteros Manuel Ernesto Rivera, Maribel Hernández, Michelle Estrada colaboraron en esta historia.