¡A brochazo limpio en Manatí!
Gracias a un joven arquitecto, la comunidad El Alto del Cabro, cobra vida.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 7 años.
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Una comunidad con brocha en mano, colores, casitas en un cerro y el ingenio de un joven arquitecto están detrás del proyecto Pintalto Manatí bajo el cual comenzó la transformación del sector El Alto del Cabro.
“Por muchos años estuvo subestimado y echado a un lado, por la noción de favela o lugar peligroso que, al nosotros aportar con voluntarios entidades privadas y públicas, perseguimos convertirlo en un lugar memorable para el disfrute de toda la ciudadanía”, destacó Samuel González, el creador de la iniciativa y recién graduado de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Politécnica.
Dicha transformación, fue confirmada por varios residentes del cerro que ubica en la entrada oriental de Manatí y colinda con su casco urbano.
“Fue algo que me sorprendió, porque lleva años que esta comunidad, como no tiene entrada ni ná, pues, la dejan al olvido. Pero gracias a Dios alguien se acordó y nos está llenando de color y de ánimo”, destacó Francisco Estrada, quien vive allí desde hace 12 años.
Por su parte, Carmen Acevedo, la dueña de la casa más grande de El Alto del Cabro agregó que “le ha dado vida al barrio. Yo le agradezco muchísimo al alcalde de Manatí (José Sánchez) que ayudó a los muchachos a echar pa’ lante el proyecto que ellos tienen y la comunidad está con ellos”.
Todo se remonta a un año atrás cuando “transitaba por la (carretera) número dos y al detenerme en el semáforo, miro a la derecha y se me prendió el bombillo. Como que tenía que hacer algo en esa zona, que precisamente, se encuentra en la entrada del casco urbano”, relató Samuel quien es vecino de Tierras Nuevas.
“Cualquier otra persona se hubiese dado cuenta que (ese lugar) tenía un potencial. Vi que uniendo todas las paredes podía formar una imagen completa. Ahí, fue que consideré hacer un macro mural (una sola imagen hecha con muchas partes)”, estableció el joven de 23 años.
Para esta comunidad, Samuel ya cuenta con un diseño inspirado en un pasado lema de la iniciativa social Relevo por la vida de la Sociedad Americana contra el Cáncer.
“‘Pintando tu mundo de Esperanza’. Fundamentado en ese lema fue que tuve la idea de pintar la obra que, finalmente, se incorporará a la comunidad. La imagen trata sobre un muchacho de quien sale como un soplo de su corazón que pinta de esperanza el lugar”, explicó Samuel.
Sobre el mural añadió que este vínculo con la causa del cáncer aunque es algo personal “gracias a Dios no tengo a nadie con esa condición pero si conocidos y amigos que les ha tocado. Es que he participado de eventos de Relevo por la Vida y sé cómo es que alguien caiga, por lo que quise adoptar la causa. Que por lo menos en este caso que la gente tome conciencia sobre esta condición”.
Aparte de pintar las casas Samuel contempla, por aquello de que es arquitecto, la idea de hacer unas modificaciones en el área para completar la obra.
“He pensado, pintar primero, y luego, hacer lo demás; pero la idea a largo plazo es hacer un museo al aire libre. Que no se quede nada más en una obra solamente”, estableció.
Para meter mano con dicha iniciativa, Samuel recibió el respaldo del alcalde José Sánchez.
“Este joven manatíeño tuvo esta visión y nos dijo ‘quiero aportar y ayudar a retomar esta comunidad marginada y ponerla bonita. Y ya se va viendo el cambio. También, con este proyecto se les da calidad de vida, sentido de pertenencia y orgullo a esas personas. Esto yo lo vi y me encantó. Además, él ya tenía todo cuando nos hizo la propuesta, hasta hizo la gestión y buscó quien le auspiciara la pintura (Cooperativa de Ahorro y Crédito de Manatí). La aportación del Municipio fueron los obreros que limpiaron, recogieron escombros y ayudarían a pintar”, apuntó Sánchez.
Asimismo, Samuel considera trabajar proyectos similares en otras comunidades de Manatí, pero antes tendría que integrarse a cada una de estas, ya que necesita identificarse con la gente antes de empezar a trabajar.
Y es que para poder trabajar e intervenir en esta comunidad sobre un cerro, específicamente, tuvo que explicarle a la gente de qué trataba su meta y hasta se ha desarrollado una amistad entre él y los residentes de la zona.
“Dicen que soy parte de la comunidad sin haber todavía culminado el proyecto. Y ellos están muy agradecidos, de que por lo menos, se les haya dado la atención. Porque ellos dicen, que en todos estos años, nunca nadie les había presentado un proyecto de esta magnitud”, relató de la comunidad con la que se ha identificado, ya que “a partir de este proyecto mi noción de que era un lugar peligroso, cambió por completo. Ahí, hay variedad de gente, gente mayor, familias jóvenes, tiene gente de todas las edades y no pasan de 30 personas. Son residentes de una comunidad pequeña y cada quien tiene su manera de ser. Son como un arcoíris de personalidades, y me he ido nutriendo de eso”, destacó de la experiencia que se completará con el dibujo de Natanael Oyola, estudiante de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Mayagüez “quien nos ha ayudado a que este proyecto coja vida, y hoy, sea una realidad. Y el nivel de arte que tiene este joven es impresionante y es la pieza que impactará de este proyecto”.
Mientras que María Cortes Caballero, propietaria de la casa en la que los voluntarios han disfrutado una que otra comida, está encantada con el proyecto. “El Alto está bello. Eso le ha dado vida; a mí me encanta, me gustó. Y son muchachos jóvenes que yo admiro. Ellos vienen fielmente en grupos y antier, vino la familia de Samuel, una familia unida y que se ayudan”.
Actualmente, el proyecto que pintará de esperanza a la comunidad de El Alto del Cabro, se encuentra a punto de culminar, ya que al menos el 60% de la obra en las paredes de las casitas está completada.
“Al detenerme en el semáforo, miro a la derecha y se me prendió el bombillo. Como que tenía que hacer algo en esa zona”, relató. (Para El Norte / Alvin J. Baez)
El joven Samuel González, junto al alcalde José Sánchez, muestra el diseño del mural que completará la obra en la comunidad. (Para El Norte / Alvin J. Baez)