MAUNABO.- Aunque el huracán Fiona llevaba tiempo azotando a República Dominicana este lunes, las emergencias continuaban multiplicándose en el extremo este de Puerto Rico, como en el municipio de Maunabo. Un puente del barrio Matuya colapsó por completo, dejando a 17 familias sin ninguna forma de poder salir.

La preocupación principal de los vecinos es que entre los residentes hay adultos mayores que en ocasiones necesitan asistencia médica.

“El río subió bastante alto, se tapó y socavó totalmente”, relató Tomás Rodríguez a El Nuevo Día, parado sobre lo que quedó del puente, luego de haber cruzado sobre el río colocando una escalera horizontalmente, para ir a buscar ayuda.

Al otro lado quedaban su madre, otros familiares y vecinos, expresando que se sentía “bastante” preocupado, pero esperanzado en que se pueda resolver pronto el acceso.

“Hay una señora de bastante edad, que hasta ahora está bien de salud, pero sí nos preocupan las personas mayores que pudieran necesitar cruzar por una emergencia”, abundó Rodríguez, quien espera que la reconstrucción pueda ser mejor a la que se hizo después del huracán María, pues pasó algo similar en el mismo sitio.

Por su parte, el alcalde de Maunabo, Ángel Lafuente Amaro, se mostró sorprendido por la destrucción, pues había recibido informes de que uno de los extremos había colapsado parcialmente, pero no que el otro lado había desaparecido.

“Estas familias quedaron incomunicadas totalmente”, recalcó. “No tienen otra forma de salir”.

Lafuente Amaro espera que después de llevar al gobernador a ver el puente destruido, reciba ayuda para reconstruirlo.

“Nos preocupa que tenemos personas de la comunidad que son mayores”, apuntó. “Pero, al enterarnos que son 17 familias incomunicadas, esta es una prioridad para nuestra administración”.

Mientras, personal del Municipio de Maunabo tuvo que movilizarse desde temprano hoy, lunes, para ayudar a una familia en el sector Liza del barrio León, donde una joven de 25 años encamada no podía salir para recibir el tratamiento de diálisis que necesita semanalmente en el Centro Médico de Río Piedras.

Una inmensa roca se desprendió y obstaculizó la calle angosta que es el único acceso a las viviendas del sector.

“No podemos salir porque el camino está malo”, manifestó Iris Acevedo Martínez, madre de la joven de 25 años que hace 12 años recibe el tratamiento de diálisis.

Agregó que, al menos, la doctora que atiende a su hija le dijo que podían llevarla mañana, martes, al Centro Médico, pero la consecuencia era que durante el día de hoy tenía que limitar su consumo de líquido.

Hace cinco años, Acevedo Martínez y su hija pasaron el huracán María en el Centro Médico, pero esta vez optaron pasar el huracán Fiona en la casa. El padre de la joven, Sixto Colón Camacho, señaló que en aquella ocasión “pasé María aquí y no estuvo tan malo”.

Según el alcalde, mover las rocas “gigantes” tomaría “días o semanas”, pero había otra todavía más grande que estaba a punto de caer.

“Si cae, se pierde el camino”, comentó Lafuente Amaro, quien urgía a la familia a que tomaran la decisión de moverse con allegados para poder asistirle en el traslado de la joven antes de que cayera la noche.

“Ayudaremos con las pertenencias y tomando la joven al hombro para llevarla a un carro del municipio”, añadió.

Otra emergencia que surgió en este municipio, según el alcalde, fue la necesidad de mover personal residentes de la Égida de la Asociación de la Policía de Maunabo debido a que se averío el generador que mantenía funcionando el bombeo de agua potable a la instalación.

Ante esta situación, Lafuente Amaro ordenó abrir un segundo refugio para mover a sobre 100 residentes de la égida.

Luis Santiago, quien trabaja en la administración de la Égida, indicó que “el generador tumbó y cuando lo verificamos la masa se había quemado. Se dañó por completo y nos quedamos sin energía eléctrica”.

“La electricidad bombea el agua y al no tener corriente, no sube a los pisos el agua. Nos comunicamos con el alcalde y nos facilitó el transporte para los residentes que se quieran ir a un refugio”, abundó. “Los que no, se fueron con un familiar”.

Los 120 residentes de la égida son de 60 años o más. No tiene personas encamadas, sino que se tratan de residencias de vida independiente.

Para Olga Rivera, esta experiencia ha sido más difícil que lo vivido durante el paso del huracán María.

“No podemos quedarnos a oscuras en los pasillos, así que nos vamos, esperando que traigan una nueva planta pronto para venirnos para acá”, comentó Rivera, mientras se ventilaba con un abanico de mano, en la entrada de la égida.

“Ha sido feo. Ayer casi todos los apartamentos se llenaron de agua y uno trabajando y limpiando, sacando agua... horrible. Un día largo, tedioso... Verdaderamente nunca había vivido algo así, jamás”, abundó Rivera, al comparar que “cuando María aquí no se metió ni una gotita de agua. Todo fue perfecto y más fuerte. No lo entiendo. Por las ventanas y las puertas se metía agua y todo el pasillo lleno de agua”.

SIN VER A SU PRIMOGÉNITO

Dentro de tantas emergencias, el alcalde no había podido ir al hospital de Caguas desde que nació su primer hijo ayer.

Estuvo al principio con su esposa, pero cuando la emergencia comenzó en la tarde del domingo, tuvo que marcharse.

“Gracias a Dios, existen las videollamadas. Es una emoción tremenda. Espero pronto estar con ellos allá”, manifestó Lafuente Amaro.

Señaló que “tenía que estar acá porque había mucho pasando y siguen surgiendo más cosas. Es mucho trabajo y la gente espera por la ayuda del municipio”.

“Desde que amaneció la prioridad fue despejar las vías, porque el pueblo quedó completamente incomunicado. Se pudo hacer y la gente pudo moverse”, comentó.

“Es una situación mejor que anoche (domingo) porque uno se sentía impotente con tener todo cerrado y recibiendo llamadas de familias pidiendo ayuda, como una familia que rescatamos por un deslizamiento de tierra que cayó en su casa. Cuando llegamos, otra familia nos pidió auxilio. Hasta el momento no tenemos reportes de alguna desgracia, pero seguimos evaluando los daños, a ver cómo nos recuperamos”, afirmó.

“Nuestro equipo ha estado en la calle, aunque como ahora se están sintiendo ráfagas demasiado fuertes le he pedido que se mantengan en áreas seguras”, expresó el ejecutivo municipal al agregar que se reportaron árboles caídos en PR-132.

Al momento, en Peñuelas hay 20 refugiados en la escuela Adolfo Grana Rivera. “El llamado en estos momentos es a que no salgan de sus hogares. Definitivamente, lo que estamos viendo representa un peligro inminente en la vida de las personas. Hemos escuchado de personas en vehículos todoterreno por las vías del municipio y eso es una situación preocupante”, señaló Gonzáles.

Hasta el momento, agregó, no se han reportado inundaciones.