Con una fuerte y prolongada ovación fue recibido la noche del miércoles, el arzobispo de San Juan, monseñor Roberto González Nieves, en la Iglesia Santa Teresita de San Juan, donde, ante un templo repleto, ofició una misa en celebración de los 36 años de su ordenación sacerdotal.

Fue con motivo de este festejo que, sobre el sagrario del templo que ubica en la calle Loíza, en Santurce, se colocó un 36 grande con orquídeas violeta, debajo del Cristo crucificado, localizado al fondo de la estructura.

González Nieves, quien enfrenta una controversia por supuestas diferencias con el Vaticano, entró flanqueado por un cortejo compuesto por decenas de sacerdotes y obispos de las distintas órdenes de la Iglesia Católica.

Tras la lectura del evangelio, el arzobispo metropolitano expresó que en la conmemoración de sus 36 años como sacerdote y sus 14 años como arzobispo de San Juan, sus pensamientos estaban enfocados en la gratitud y la oración.

“Al cumplir 36 años en el sacerdocio y 14 años en el arzobispado, vienen a mi mente tantas cosas. Les podría hablar de muchas cosas, de tantas vivencias, de aciertos y desaciertos, de altas y bajas, de satisfacciones y de fracasos, de fatigas y cansancio, pero como todo, me atrevo a decir, ¿si aceptamos de Dios lo bueno, no aceptaríamos también lo malo? Yo me atrevo a responder con un rotundo sí”, manifestó el líder religioso.

De entre todas sus expresiones de gratitud, monseñor le dio gracias a Dios por los obispos, curas, diáconos, religiosas, ministros, misioneros, catequistas, servidores laicos, seminaristas, entre otras figuras que dedican su vida al servicio de la Iglesia Católica y a llevar la palabra de Dios.

“Creo firmemente en que en Cristo todas las cosas son ganancias, aunque a veces no lo parece”, sostuvo.

De igual forma, destacó el trabajo que realizan los dirigentes del Gobierno, y la labor que realizan las madres, a través de la formación de sus hijos en la fe.

Sin embargo, fue cuando agradeció por Puerto Rico, que los feligreses se levantaron de sus asientos para aplaudir.

“Puerto Rico, nuestra patria… patria, nación, identidad, eres un don indivisible de la gracia de Dios”, señaló González Nieves.

“La oración es palabra, la palabra que vuela al cielo. Las oraciones de todos y todas ustedes tienen poder, sobre todo por Puerto Rico”, agregó.

Luego de la comunión, el monseñor se acercó a una imagen de la Virgen de la Providencia y le elevó una oración.

Lo siguieron expresiones de algunos religiosos en la Isla sobre el monseñor y las cualidades que lo hacen un buen dirigente de la iglesia Católica en Puerto Rico.

“En mi vida he visto, yo que tengo más años que él de obispo, puedo asegurar que sus enseñanzas han sido de acuerdo a la Iglesia Católica, de acuerdo al seguimiento de Cristo y en perfecta comunión con la iglesia universal y con nuestro Santo Padre”, sostuvo el obispo de Mayagüez, Álvaro Corrada del Río.

Corrada del Río dijo que en ocasiones, el espíritu franciscano, orden de la que proviene González Nieves, podría llevar a pensar que no tiene “la entereza y el temple, y las virtudes cardinales que requiere la vida de un obispo, pero él las tiene. Yo puedo dar testimonio de eso”.

Las expresiones de Corrada del Río, así como de figuras de los sectores religioso y no religioso, surgen en apoyo al arzobispo en momentos en que el Vaticano realiza una investigación en torno a ejecutorias de González Nieves y luego de que presuntamente le solicitaran la renuncia.

La pesquisa contra el arzobispo gira en torno a supuestos señalamientos relacionados al Altar de la Patria, ubicado en la Catedral de San Juan, y su supuesta participación en investigaciones de querellas contra pederastas.

La misa, que el mismo González Nieves ofició, concluyó a eso de las 9:30 p.m. luego cantar el himno a la Virgen de la Divina Providencia. Tras la bendición final, la ceremonia cerró con la interpretación del tema Yo quiero un pueblo.

No obstante, la comunidad eclesial, que parecía no querer abandonar al grupo de religiosos, se reunió a la entrada de la iglesia para entonar La Borinqueña. Luego, un grupo, al principio de forma tímida, comenzó a cantar el denominado himno revolucionario, que ya para el final se escuchaba al cruzar la calle.

A la celebración asistieron la alcaldesa de San Juan, Carmen Yulín Cruz, junto a su esposo, Alfredo Carrasquillo, el presidente de la Cámara, Jaime Perelló, el líder independentista Julio Muriente y el exsecretario de Educación, César Rey.