Aunque en algunas iglesias estaban escasas porque las palmas de coco no se han recuperado del fuetazo del huracán María, los católicos no se quedaron ayer sin las tradicionales ramas benditas de Domingo de Ramos como símbolo del inicio de la Semana Santa.

En algunas parroquias los fieles respondieron el Domingo de Ramos al llamado del arzobispo de San Juan, monseñor Roberto González y llevaron flores y plantas para que fueran bendecidas. El prelado católico exhortó a los feligreses a que llevaran “sus propios ramos de árboles y plantas de sus casas para ser bendecidas” e incluso dijo que podían llevar flores.

“Estos ramos y flores representan el verdor de nuestra tierra que se renueva después del paso de los huracanes Irma y María … son regalos de la naturaleza después de la devastación de los huracanes y… representan a Puerto Rico levantándose con Cristo, Rey de Reyes… ¡Una patria para Cristo!”, indicó el Arzobispo en un mensaje que publicó la parroquia Espíritu Santo de Levittown, en su página de Facebook.

Uno de los toabajeños, Francisco Morales cargó con las hojas de una planta ornamental para que el sacerdote las bendijera. “Es una manera de alabar a Dios, de que aún, así nos levantamos como pueblo, como País y de que no nos dejaremos caer”, expresó Morales, quien labora como empleado en un almacén.

“Si hoy podemos tener estas ramas es porque unas ramas sobrevivieron y tenemos que apreciar ese don que la naturaleza nos regala”, dijo Blanca Imbert, también de Levittown.

En la misa, el párroco Milton Rivera Vigo destacó que las ramas de palma marcan el inicio de la Semana Mayor, del día en que Jesús fue recibido con alabanzas en Jerusalem. En esta ocasión, dijo que en Puerto Rico, simbolizan que la Isla reverdece y se levanta, luego del embate del ciçlón.

“Ponemos a ese pueblo de Puerto Rico entregado nuevamente a las manos del Señor y glorificando a ese Rey de Reyes y Señor de Señores”, indicó el sacerdote en la homilía. “Que no tengamos que esperar a otros huracanes para que resurja al amor a Dios. Estamos claros que (durante el paso del huracán María) el más ateo clamó al Señor”, sostuvo Rivera.

En la parroquia San Francisco de Asís, en el Viejo San Juan, muchos feligreses salieron del templo con sus ramas benditas, aunque se notaba la escasez. “Esta vez, una persona las entregaba, mientras que en otros años, nosotras mismas las tomábamos”, relató una feligresa.

En otra parroquia, la Santo Cristo de la Salud, en Comerío, los fieles llevaron algunas ramas de palma de sus comunidades y las que faltaban se completaron con algunas que llevaron feligreses de Gurabo.

“En casi todas las parroquias pasó lo mismo. Lo poco que teníamos se fue compartiendo”, expresó el padre Pedro Ortiz, párroco de la iglesia comerieña.

La procesión de Domingo de Ramos pasó por la calle donde ubica el negocio El Deportivo, donde el pasado 25 de febrero hubo una masacre con un saldo de cinco muertos y un herido. En el lugar se lanzaron palomas al aire, en símbolo de paz.

El sacerdote habló en la homilía de la violencia institucionalizada y del efecto que tendrá en la gente pobre la nueva reforma laboral.