Prueba de ADN para líder mita
Tras casi una década de batalla legal, esta historia podría tener un “digno desenlace”.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 12 años.
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Amor, abandono, humillación, fe, locura... todos estos elementos son protagonistas en la vida de Samuel Beníquez, quien durante años ha reclamado ser reconocido como hijo legítimo del principal líder mundial de la congregación Mita, Teófilo Vargas Seín, conocido como “Aarón”, y a quien el Tribunal Supremo de Puerto Rico ordenó el pasado 4 de enero someterse a una prueba de paternidad en el caso de filiación que el supuesto vástago lleva en su contra hace ocho años.
Tras casi una década de batalla legal, esta historia podría tener un “digno desenlace”, como prefiere llamarlo Samuel, quien alega que su único interés durante todos estos años de litigio ha sido devolverle a su madre, Antonia Beníquez, la honra y autoestima que le fueron “arrebatadas” cuando se enamoró de Aarón a principio de 1970. Mientras, Aarón prefiere seguir guardando silencio y por el momento no reaccionará a la sentencia, según dijo a Primera Hora Naísha Pastrana, encargada de la Oficina de Orientación de la Congregación Mita. “Al momento, no haremos declaraciones. Se ofrecerán detalles por comunicado más adelante”, dijo Pastrana a nombre del líder religioso, que tenía hasta ayer para apelar la sentencia.
Samuel revivió con este diario la historia de su madre, hoy una mujer septuagenaria como si se tratara de una novela. La escuchó muchas veces por parte de su progenitora, quien para aquella época se destacaba como miembro de la banda musical de la congregación Mita, secta a la que pertenecía desde que era una niña. De hecho, desde su época de adolescente, vivió en la casa pastoral de la congregación, ubicada en Hato Rey. Fue allí donde conoció y se enamoró de Teófilo, cuando éste todavía no ocupaba su posición de liderato.
¿Cómo surge el romance?
Antes de fallecer Mita (Juanita García Peraza, primera líder del grupo religioso y a quien nombraron Mita), ya mi mamá -que tenía 30 años- y mi papá tenían un acercamiento. Aarón la enamoró y mi mamá tuvo relaciones con él. Al ocurrir eso, no había pasado ni siquiera un año del fallecimiento de Mita y fue todo un escándalo porque, para el pueblo, mi mamá era una doncella, una virgen que nunca había tenido novio y a la que no se le había conocido hombre. Mi madre cayó en las garras de él…
¿Fue entonces que quedó embarazada?
Sí, ahí empezó a correr el rumor de embarazo y él le hizo varias promesas. Le dijo que se iba a casar con ella, que le iba a poner su nombre al niño. Hubo muchas promesas de amor que no se cumplieron.
¿Cuándo cambia la historia?
Ese año que mi mamá quedó embarazada y se enamoraron, mi papá Aarón fue nombrado líder de los Mita y tenía que proyectarse como un ser célibe, casto, puro y santo. Entonces, otro miembro de la iglesia, al saber que mi mamá estaba embarazada, se opuso y le dijo a Aarón que debía pedir perdón al pueblo... Desde ese momento, comenzó la historia triste de mi mamá, pues la empezaron a humillar en la iglesia y le ocurrieron muchas cosas.
Y es que, según relata Samuel, hasta intentos de aborto hubo contra doña Antonia, a quien el médico de la congregación le ocultó el embarazo durante los primeros cinco meses de gestación y trató el mismo como si fuese un “fibroma”. “Siempre he pensado que lo hicieron para impedir que yo viviera y que mi mamá abortara, pero no funcionó. Sigo vivo”, dice Samuel.
El embarazo era evidente y doña Antonia, agobiada por el abandono de su amor, decidió huir, dijo Samuel.
¿Para dónde fue?
Se fue a vivir embarazada a la calle, literalmente a la calle, hasta que una persona la vio viviendo en una acera y decidió tomarla de la mano y llevarla a casa de sus tíos maternos, Félix Beníquez y Ada Méndez.
Allí, comenzó otro capítulo en la vida de doña Antonia, quien dijo ser “coaccionada” por los parientes y el propio Aarón para que le entregara a la pareja a su pequeño en adopción.
“Mis tíos actuaron por orden de Aarón y la convencieron de darme en adopción diciéndole que si no lo hacía no se salvaría, que iría al infierno. Recuerda que los Mita son una secta y así funcionan las doctrinas, con poder mental. También la hacían tomar medicamentos”, dijo.
¿Y que pasó?
Pues finalmente, cuando tenía dos años, se da mi adopción y mi mamá regresa a la iglesia... pero fue una adopción fraudulenta.
¿Por qué dices eso?
Porque a mi mamá la obligaron a declarar falsamente en un tribunal que desconocía quién era mi padre. Además, ella nunca se desvinculó de mí, siempre vivimos juntos.
¿Tú sabías la verdad?
Al principio ella no me contó. Yo me críe hasta los seis años pensando que mi mamá era la nana de la casa. Hasta que un día me dijo; lo recuerdo claro: me dijo que era mi mamá y que mi papá era Aarón. Eso sí que me chocó porque Aarón era alguien que veía todo el tiempo en la iglesia y no podía creerlo.
Al igual que su mamá, Samuel se destacó en la banda musical de los Mita. Fue a través del conjunto que conoció, con su padre biológico, muchos países que el líder religioso visitó como parte de su ministerio. De esa época de niñez y adolescencia tiene buenos recuerdos.
“Siempre me trató bien. Me trataba con amor, pero no como un hijo porque no me permitía decirle a nadie que era mi papá. Eso era un secreto”, dijo.
Entonces, ¿cuándo surge tu primer reclamo como hijo?
En 1994, hubo una promesa de reconocerme y eso fue lo que colmó la copa. Yo tenía 20 años y me dijeron que si quería estudiar medicina, viajar el mundo al lado de Aarón y tener lo que quisiera, tenía que dejar a mi mamá y no podía volver a hablarle nunca.
Por amor a su madre y como compromiso para devolverle su dignidad, Samuel decidió abandonar a los Mita.
En el 2004, cuando había sanado heridas y creyó tener madurez suficiente, lo enfrentó con una demanda por filiación, que tuvo sus altas y bajas en los tribunales. Su abogado es Nicolás Nogueras.
“Han sido muchos años de batalla legal y realmente estoy en shock con la sentencia del Tribunal Supremo que lo obliga a realizarse una prueba forzosa de ADN.
¿Cuál crees que fue su reacción?
No sé ni qué pensar. Hemos estado ocho años en los tribunales y la ambición de poder de él es mucho más grande que él mismo.
¿Cómo cambiará tu vida ese resultado?
Le devolvería la dignidad a mi mamá después de muchas humillaciones y se le haría justicia, y él aprendería a hablar con la verdad.
¿Te gustaría verlo?
Sí, un padre es un padre y no le guardo rencor, pero no sé si él tenga la valentía.