Cabo Rojo.  Entre gatos e iguanas. 

La vida silvestre del refugio federal en Las Salinas, en Cabo Rojo, cada vez se ve más amenazada.

Por encima de que ya su fauna lucha allí por sobrevivir a los ratones, mangostas y culebras que pasaron a formar parte de ese hábitat natural, la inconsciencia de ciudadanos que abandonan a sus mascotas en los predios de esta reserva es un ataque a especies de aves que anidan en el suelo y que están en peligro de extinción. 

 Oscar Díaz Marrero, administrador del Refugio de Pesca y Vida Silvestre en Cabo Rojo, confirmó a Primera Hora  la evidente presencia de colonias de gatos que ya han pasado a ser de domésticos a ferales, debido a las muchas generaciones de felinos que han nacido allí luego de los muchos gatos que han sido  abandonados en esa zona, y encima sin esterilizar.

“La gente suelta a los animales y los gatos no se van a dejar morir mientras haya nidos de aves en el piso. Hay playeros anidando y guabairos, y esos huevos se quedan”, afirmó Díaz Marrero.

Y si el ave tiene la suerte de nacer, el experto resaltó  que el polluelo, cuando deja el cascarón, queda expuesto a que un gato se lo coma.

Este diario supo que desde hace varios años se da esta práctica de abandonar gatos en los predios de la reserva de vida silvestre. Aunque no existe un conteo oficial, se estima  que su población puede llegar a cientos de ellos. 

El cálculo se hace a base de la realidad  de reproducción de una gata, que puede parir un promedio de tres camadas al año, a razón de cuatro gatitos por camada.  Si el promedio de vida de un gato es de 15 años, el estimado de gatos que parirá es de 180 gatitos. 

“Tenemos que empezar un programa de educación para que la gente se encargue de los animales que no quieren. Que busquen la forma de quedarse con ellos o llevarlos a un lugar (albergue de animales), pero que no nos los suelten aquí”, reiteró Díaz Marrero. 

El problema de sobrepoblación no puede ser atendido colocando trampas para atrapar a estos gatos y mucho menos es menester de la agencia federal matarlos.


El voluntariado del centro interpretativo Las Salinas -ubicado en la carretera 301  de Cabo Rojo- hizo un llamado a la ciudadanía a tomar conciencia y no seguir abandonando en esas áreas animales que no son parte del bosque, por dos razones principales. 

“Nos afecta terriblemente porque es un refugio de vida silvestre y afecta la ecología natural. Los gatos se comen a los polluelos y los huevos y por eso tenemos problemas”, insistió Dafne Javier, ex catedrática de la Universidad de Puerto Rico y voluntaria del centro, tras agregar que la otra razón guarda relación con el Sol.

“Con este sol la insolación es terrible. Sin agua -porque no hay agua dulce para tomar- es una muerte bien difícil”, advirtió.

Para Pedro Valle Carlo, presidente de Caborrojeños Pro Salud y Ambiente, el ave que más se afecta es el guabairo.

“Es una especie endémica de Puerto Rico -y protegida por estar en peligro de extinción- que se afecta porque anida en hojarascas en el piso, donde está muy susceptible al ataque de los gatos en particular”, agregó el también voluntario del centro en Las Salinas.

Los playeros también anidan en el suelo, pero estos lo hacen directamente en la arena. Esta es una de las razones por las que no se permite a la gente caminar por las lagunas, para que no pisen sus huevos, ni son bienvenidos perros ni gatos en esta reserva natural que da paso a La Playuela.

Esta zona playera es uno de los principales destinos turísticos de esta región que ubica en el barrio El Corozo, al pie del Faro de los Morrillos. 

En un recorrido por esta playa, Primera Hora observó decenas de gatos del mismo color amarillo, que da a entender que pertenecen a una misma familia en diferentes camadas.

Francisco Colón es un visitante frecuente de esta playa y, para él, el Gobierno debería tomar acción en torno a los gatos, recogiéndolos y poniéndolos en otro lugar. 

“Me he dado cuenta, últimamente cuando vengo a la playa, que cada vez hay más gatos. Veo que se meten mucho en la comida de la gente y pienso que es un estorbo. Uno viene y se comen tu comida más la de las aves. Pienso que si esto es un sitio de Recursos Naturales para (proteger) los pájaros, estos animales no deberían estar aquí”, sostuvo el joven residente en Mayagüez. 

Otro joven destacó que “aquí viene mucha gente que les da comida (a los gatos) y obviamente se quedan, porque saben que pueden encontrar comida aquí”, expresó Francisco Martínez, estudiante en San Germán.  

Por su parte, la secretaria del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales, Carmen Guerrero, también se unió al llamado a la ciudadanía para evitar que el problema siga creciendo. 

“Los gatos abandonados en el Bosque de Boquerón representan una amenaza para las especies endémicas, algunas en peligro de extinción, y la vida silvestre característica de esta área protegida. En particular afectan la reproducción de aves como la mariquita, la reinita común y la reinita mariposera, que son endémicas, ya que se comen sus huevos y son cazadas. También se afecta el turpial, que es un ave naturalizado, el mozambique, el toldo, la tórtola, la cabeciblanca y todo tipo de ave acuática y migratoria que llega”, dijo. 

En ocasiones, agregó, hay perros abandonados que saquean los nidos para comerse los huevos de las tortugas  como el carey. 

“Exhortamos al público a no abandonar a sus mascotas en nuestros bosques y áreas protegidas. Si no puede tenerlas, lo aconsejable es llevarlas a un refugio”, insistió.

El alcalde Roberto Ramírez Kurtz reconoció que el problema ha crecido con los años y condenó el abandono de animales.

“La gente está abandonando animales a gran escala y nos preocupa mucho. El problema lo tenemos en la Pitahaya también, pero con perros. Nos preocupa esto. Si optan por no tener más a su mascota, hay instituciones que trabajan con este tipo de situación”, dijo el alcalde, reconociendo que se debe optar por la esterilización.

A preguntas de Primera Hora, el ejecutivo municipal se comprometió a dar la mano a las agencias gubernamentales para atender el asunto con el recurso que pueda colaborar a través del municipio.