Unos apuntan a la planta productora de asfalto, otros a una granja de cerdos y algunos más hablan de un sistema de alcantarillado deficiente y hasta de un presunto vertedero clandestino. Pero en lo que la mayoría de los vecinos de Toa Alta coinciden es en el hecho de que, sea cuál sea el origen, algo está produciendo un hedor que ocasiona problemas respiratorios y ha obligado incluso a evacuar personas a centros médicos para recibir atención. 

Tan reciente como el viernes pasado, fue necesario, nuevamente, desalojar la escuela superior Nicolás Sevilla ante los efectos tóxicos del hedor. Ocho estudiantes y dos maestras tuvieron que ser atendidos en el Centro de Salud Integral de la Montaña de Toa Alta. La escuela elemental Violanta Jiménez también resultó afectada y necesitó ser desalojada. 

Pero no es la primera vez que esos desalojos y evacuaciones suceden. De hecho, según testimonios de vecinos del área, es un problema que se ha vuelto recurrente. 

“El olor se siente temprano, a eso de las 8:00 a.m. Es como a brea. Hemos subido (a la escuela Nicolás Sevilla) a llevar desayunos y se siente el olor”, afirmó Gadiel Rivera, quien labora en la cafetería Adrenaline, frente a la escuela superior. “Entiendo que sale de la asfaltera. Han hecho protestas allí. Mis clientas algunas son maestras y vienen sin voz. He visto que se llevan en ambulancias a maestras, estudiantes. Eso pasa constantemente”. 

Sergio Calderón, quien se graduó en 2014 de la Nicolás Sevilla, asegura que desde entonces ha existido el problema de los malos olores. “Es una peste como a brea quemada. Te marea. Es por la mañana siempre que pasa eso. Para mi tiempo era como seguido y de momento paraba. Ahora he visto que parece más seguido el problema”. 

Sin embargo, Luz Ortiz, quien desde hace cinco años corre a diario por la pista aledaña a la escuela superior, aseguró que no ha sentido la peste de la que se quejan otros, aunque acotó que suele ir a correr más tarde en la mañana, a eso de las 10:00 a.m. 

“He visto el revolú de ambulancias. Pero no he sentido el mal olor. Otras personas que hacen ejercicios aquí tampoco lo han sentido”, dijo Ortiz. 

A pasos de la escuela superior, en la escuela elemental Violanta Jiménez, los carteles colgados en la verja dan cuenta de la pesadilla que viven en el plantel. “Los gases de la planta están acabando con la salud de nuestra comunidad escolar. Basta ya”, lee un cartel. “Maestros y niños en hospitales”, dice otro, acompañado de una carita triste.

Pero Esteban Marrero Elías, quien vive por la zona hace 62 años, asegura que el culpable no es la planta asfaltera, sino de una granja que está en la cima de un monte cercano. 

“La peste viene de allá, de los corrales de cerdos. No es de la planta. Es olor a caca, como si fuera de pozo muro. Y, además, la planta estaba cerrada (cuando ocurrió el incidente del viernes”, afirmó. “Eso pasa con frecuencia. Y también hay un vertedero clandestino allá atrás”. 

Delia Rodríguez Ortega, vecina de la urbanización Jardines, también se quejó del mal olor. 

“Es olor de pozo muro. Es algo bien molestoso. Y salen olores bien fuertes de allá de los corrales de cerdos. ¡Ave María, es una peste, demasiado, demasiado!”, exclamó Rodríguez. “Eso molesta. Y hay problemas de acumulación de aguas sucias detrás de la escuela (elemental)”. 

En la planta Asphalt Solutions, sin embargo, no tuvieron reparo en abrir sus puertas y mostrar las instalaciones. El lugar estaba limpio y no había rastro de mal olor. Uno de sus operadores, Wilfred Andújar, aseguró que no era la raíz del problema. 

“He pasado de madrugada y hay peste por las escuelas. Y no es olor de brea, no es de la planta porque a esa hora está apagada. La peste que da es olor a excreta. Y he bajado al mediodía por la escuela, cuando la planta está funcionando y no huele a brea”, afirmó Andújar, agregando que, “cuando hicieron la protesta aquí vino la Junta de Calidad Ambiental (JCA) y revisó, y dijo que no era de aquí (el mal olor)”.

Desconocen el origen 

De hecho, según corroboró el alcalde de Toa Alta, Clemente “Chito” Agosto, una de las dificultades que han tenido con el problema de los malos olores es que no se determinado su origen exacto, para entonces poder atenderlo debidamente. 

“No es una situación nueva, lleva varios años. Hemos trabajado con las diferentes agencias cada vez que hay emergencia. Anteriormente, ya la JCA, que es la agencia reguladora y que puede tener las pruebas específicas para detectar de dónde vienen los olores, no ha podido determinar que sea la asfaltera”, comentó el alcalde. 

“Pero dicen que hay tres posibles focos: la asfaltera; la finca Bayamón, que no sé si de cerdos o gallinas; o aguas usadas”. 

“Tenemos quejas de los estudiantes, de maestros, dicen que el olor es a brea. Pero a ciencia cierta no tenemos nada. Lo que he sugerido es que hagan pruebas en la planta y la escuela cuando esté operando. Porque cuando han ido ya no está operando”, agregó Agosto. 

El alcalde afirmó que lo que quieren “es buscarle la solución al problema, pero que tampoco se afecte la economía del municipio. Aunque la salud es primero, pero es necesario determinar bien el origen. Por eso pedimos que se hagan las pruebas lo más rápido posible”.