Wanda Vázquez, ¿gobernadora?
“Tristemente, Wanda ha sido una politiquera de lo peor y lo triste es que se le dio una preciosa oportunidad, una que sueñan casi todos los abogados”
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 5 años.
PUBLICIDAD
Wanda Vázquez ha sido una figura central en los escándalos de esta administración y el más reciente no es la excepción. Ella supo del chat de Telegram al menos desde el 9 de julio, pero no fue hasta el 15 de julio, según la propia declaración jurada presentada al Tribunal de San Juan por el Departamento de Justicia, que vino a abrir una investigación al respecto su agencia.
De hecho, anunció tardísimo que se iba disque a inhibir del proceso, pero iba a dejar a Olga Castellón, la subsecretaria, a cargo de todo.
O sea, en vez notificar al FEI que ellos investigaran el asunto, en vez de notificar que se iba a escoger un fiscal especial o un investigador independiente donde las tres escuelas de Derecho hicieran un comité investigador, ella quiso mantener control bajo su mandato.
Sabiendo de su estrecha relación con Elías Sánchez y que, hasta la esposa de Elías, Valerie Rodríguez, fue su asesora por años, ella prefirió dañarle la reputación al departamento aún más y no le importó las dudas que se iban a lanzar.
Como abogada ella sabe que la orden para solicitar los celulares y su entrega se escribió al garete, y que, si ya tenía causa para hacer esa gestión, tenía que informar de inmediato al FEI para los términos de investigación, no lo hicieron.
Si algo un abogado y especialmente alguien que ha sido fiscal debe apreciar, es el prestigio que debe tener el Departamento de Justicia.
A esos fiscales se les ha dado la prestigiosa responsabilidad y el enorme privilegio de poder procesar criminalmente, o sea, son los únicos que pueden dar seguridad en las calles y a la vez lograr que alguien pierda su libertad.
Pero si de verdad hubieran investigado esto, hubieran al menos salvado cara. Ni eso. A ellos no les interesa la imagen y la ética, como su esposo el juez de Caguas que llamó a un agente y lo citó en su sala y le pidió ayudar a su pareja como testigo (a lo que el Tribunal Supremo dijo que no había nada malo).
La secretaria de Justicia y su subalterna esperaron con toda la paciencia del mundo empezar a investigar el asunto del chat de Telegram sabiendo que el propio gobernador había admitido que había borrado la evidencia y por tanto la investigación peligraba.
Este comportamiento irresponsable, que raya en encubrimiento, contrasta totalmente con su comportamiento al perseguir a otros con los cuales no estaba de acuerdo.
Por ejemplo, se me ocurre el trato desproporcional de sus fiscales para perseguir a la pobre niña de 11 años que empujó a una compañerita en la escuela y le tiraron encima todo el peso del Estado hasta en los tribunales apelativos.
Wanda hizo lo mismo con Leo Aldridge cuando lo arrestaron por intervenir con el interrogatorio de una persona en medio de una intervención donde requirieron su presencia como abogado y le metieron ocho fiscales en la vista para perseguirlo y clavarlo cuando era un caso bastante simple.
En fin, a quien único Wanda le ha metido mano ha sido por motivaciones estrictamente políticas. Le metió mano enseguida a los del chat de WhatsApp con quienes tenía diferencias en La Fortaleza y al sacarlos del medio le quitaba el obstáculo a Elías Sánchez para repartirse más fácil el bacalao del Gobierno, porque Itza García y William Villafañe eran los únicos que tenían algún obstáculo a las pretensiones de Elías.
Le cayó encima al alcalde de Patillas por unas cajas de suministros de FEMA, pero cuando decenas de millones de suministros fueron botados y mal utilizados los furgones de Unidos por Puerto Rico no hizo nada y, por el contrario, ayudó a encubrir el asunto diciendo que no le fue referido lo que evidentemente era delito.
Tristemente, Wanda ha sido una politiquera de lo peor y lo triste es que se le dio una preciosa oportunidad, una que sueñan casi todos los abogados.
De hecho, los fiscales que se opusieron a llevar el caso contra Itza García porque entendían que era un rancho y no había caso, fueron removidos o sacados de sus posiciones.
Por eso es por lo que los puertorriqueños jamás la hubiesen elegido gobernadora. Su carácter es todo lo opuesto a la justicia que se supone represente.
Pero al igual que con el chat, su comportamiento fue irresponsable cuando no hizo algo con las investigaciones de los vagones, de Whitefish, de los contratos de Piñol, de las denuncias sobre Elías Sánchez, las denuncias sobre la compra de atún cristalizado para los niños en los comedores escolares adquirida a una empresa de un pana del PNP que ni autorizado estaba para vender alimentos a Educación, la corrupción conocida en Toa Baja bajo el pasado alcalde Vega Borges, la corrupción en el Centro Comprensivo contra el Cáncer, la corrupción en las subastas de Edificios Públicos a través de AFI.
Por esto es por lo que debemos indignarnos de que Ricardo Rosselló trancara el juego políticamente al sacar al secretario de Estado, Luis Rivera Marín, y dejó al parecer su peor burla para el final. Lo peor de su obra es dejarnos rehenes de Wanda Vázquez.
Todos debemos sorprendernos de que después de lo ocurrido en las pasadas semanas no se le caiga la cara de vergüenza a los legisladores del PNP al permitir esto.
Nacido en Chicago y criado en San Lorenzo, el licenciado Jay Fonseca estudió en escuela pública. Fue a la UPR a estudiar empresas y derecho luego de teología. Es analista político en Telemundo y WKAQ 580. Autor del libro “Banquete Total: Cuando la Corrupción dejó de ser ilegal” y por una década fue columnista en Primera Hora. Supera el millón y medio de seguidores en Facebook, Instagram y Twitter, lo que lo convierte en uno de los principales “influencers” de la Isla. Es padre de una niña y tiene un app bajo su nombre, Jay Fonseca.
Esto tiene salvación
Esta columna busca proponer soluciones de manera muy sencilla a las situaciones actuales que afectan el País.