Los fantasmas de Rivera Schatz: balas al aire
No hay nada que le jorobe más la vida a uno que ver gente que echa adelante por lambones.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 5 años.
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Todos sabemos que la mayor parte de los boricuas que se han ido de la Isla se largan porque no aguanta la mi#$%$# de que ves gente con buen trabajo, buen carro y buena casa y que es un mediocre lambe ojo, que su único mérito es trabajar para algún político quien le garantiza una buena vida a cambio de ayudas económicas y favores.
No hay nada que le jorobe más la vida a uno que ver gente que echa adelante por lambones o por alza colas. Ver que estudiar, trabajar, fastidiarte, madrugar, que trabajas duro y que el sueldo bueno se lo lleva la jeva de “fulano” o el pana de “sutano” te quita la ilusión de progreso y con eso destruyes cualquier nación, no importa si eres estado, libre o asociado.
Esos son los empleados fantasmas del gobierno y ahora directamente bajo Thomas Rivera Schatz. Los tres ya se han declarado culpables, pero Rivera Schatz decía que todo eran balas al aire, inventos, embustes del programa de televisión.
Un joven empleado de la Legislatura fue a nosotros. Valeria Collazo Cañizares encontró evidencia devastadora de empleados fantasmas. Uno de ellos, Isoel Sánchez, hasta había tenido sobre 200 mil billetes en contratos con la UPR cuando era un chamaco acabado de graduar. Le vendió a la UPR de Utuado cientos de miles de billetes en computadoras, como si fuera Michael Dell.
Ella, Chrystal Robles, se había beneficiado de los contactos de su pareja y hasta había logrado donativos para su negocio de crepas, como si fuera una empresa de desarrollo económico que exportaría bienes y servicios egresado de Palo Alto.
Según Luis Hiram Delgado, exasesor de la Cámara de Representantes, tanto ellos, como montones de otros empleados en la Legislatura eran fantasmas que realmente no trabajaban allí, sino que facturaban y se llevaban billetes, pero la verdad era que se les pagaba por razones políticas para luego ayudar al corillo y devolver dinero a través de diversos mecanismos que todavía están bajo investigación.
Entraron los federales, aunque Rivera Schatz decía que eran balas al aire y que todo eran inventos. Encontraron que no solo estos eran fantasmas, sino que había una conspiración para organizar diversas personas bajo el pana de Rivera Schatz, el jefe de subastas y jefe de la Oficina de Asuntos Gubernamentales del Senado, Ángel Figueroa Cruz.
Rivera Schatz y su mano de confianza, Gaby Hernández (ahora candidato a alcalde de Camuy), dejó que bajo su administración se formara un corillo que facturaba al garete por trabajo que no se hacía. Era gente que representaba personalmente al presidente del Senado.
Ángel Figueroa Cruz e Isoel eran íntimos de Rivera Schatz, pero este no sabía nada de lo que hacían y tampoco sabía que la esposa de Isoel, doña Chrystal, mientras facturaba por trabajar en el Senado para representarlo y hacerle trabajo directo a él, sí, directo a Rivera Schatz y por lo que facturaba miles de billetes, en realidad estaba haciendo crepas en su negocio de Humacao.
Interesantemente, a Rivera Schatz ya le pasó algo igualito la otra vez que fue presidente del Senado. En el 2012 también su asesor más cercano fue vinculado a un esquema de corrupción. Bajo su supervisión pasaron 3 millones de billetes en facturas fatulas por construcción que no se hizo, y que se facturó dos veces. Rivera Schatz en vez de botarlo por dejar que se robaran 3 millones, le dio un contrato y lo apoyó para ser senador por Ponce. Cuando perdió, “Mayita” lo hizo asesor de Ponce y allí se hartó.
Lo triste de todo esto es que todos sabemos que esto de empleados fantasmas es algo común en la Legislatura, pero en las alcaldías lo que hay con eso es un “party”. Gente que se supone que trabaje para el pueblo y son empleados para y por favores, devolver dinero, y esas cosas. Vea la forma en que esta gente vive, los carros que guían, los viajes de sus familias, los restaurantes en que comen, los caballos… ¿usted cree que con esos sueldos que tienen pueden darse esas vidas?
Sabemos la respuesta… son balas al aire.
Nacido en Chicago y criado en San Lorenzo, el licenciado Jay Fonseca estudió en escuela pública. Fue a la UPR a estudiar empresas y derecho luego de teología. Es analista político en Telemundo y WKAQ 580. Autor del libro “Banquete Total: Cuando la Corrupción dejó de ser ilegal” y por una década fue columnista en Primera Hora. Supera el millón y medio de seguidores en Facebook, Instagram y Twitter, lo que lo convierte en uno de los principales “influencers” de la Isla. Es padre de una niña y tiene un app bajo su nombre, Jay Fonseca.
Esto tiene salvación
Esta columna busca proponer soluciones de manera muy sencilla a las situaciones actuales que afectan el País.