Hola papá. ¿Cómo estás? Pasaba por aquí y quería saber de ti. ¿Sabes? Desde que partiste muchas cosas han cambiado y otras, no tanto. Aún sigue vivo en mi recuerdo esa tarde cuando te llevaste la mano al pecho al sentir un gran dolor que nos forzó a llevarte de carrera al hospital. Tu alma no regresó con nosotros y tu cuerpo yacía sin luz ante nosotros.

Pero hay mejores cosas que recordar. Como aquella tarde luego de limpiar el patio y yo te reté a una carrera de velocidad. Quería aprovecharme de tus libras demás para ganarte. Me diste una catimba que era mayor cada vez que yo reclamaba otro intento.

Nadie manejaba con más velocidad la correa del pantalón. Recuerdo una tarde cuando veíamos televisión que comencé a “envellonarte” y te dije “ay papi no seas mari…” Me miraste muy serio y me dijiste “esa palabra no es buena. ¿Sabes lo que significa? Yo te respondí “bobo”. Entonces con paciencia me explicaste y luego te pedí perdón.

En menos de cinco minutos y entre risas te dije “papi que pend.... eres” y con la rapidez de un rayo sacaste la correa y me dijiste “la primera te la perdono, pero la segunda no”, y yo corría hacia el patio gritando ¡significa tonto, significa tonto! Estuve tres horas entre el yerbajo y los mosquitos mientras caía la tarde y tú me esperabas en el balcón. No tuviste que castigarme. Ya había cumplido penitencia.

Siempre mantenías una línea clara entre el lugar de padre e hijo, pero te encantaba cuando te hacía cosquillas en el cuello y la pipa. Reías hasta el dolor.

Cuando me operaron a los 9 años y me dio sarampión alemán, en medio de la recuperación estuviste día y noche velando mi sueño y peleando con una fiebre de sobre 40 grados. 

Nadie nos peinaba mejor y procuraba que fuéramos limpios y olorosos a la escuela. Disciplina, respeto y entrega por lo que hacías eran tus distintivos principales. Sí, eras un papá estricto, pero te fajaste bien duro para que a la familia no nos faltara nada.

Mi querido viejo aún el magisterio al que amabas con pasión sufre por la politiquería y la falta de propósitos. Si estuvieras aquí te sentirías decepcionado del curso que ha tomado el País y la ausencia de líderes verdaderos y modelos económicos, de salud y educativos que nos saquen de la crisis.

No se mira la educación como punta de lanza para un mejor Puerto Rico. No han resuelto el problema de lanchas para Vieques y Culebra y el divertimento nos distrae, no solo de los problemas, sino también de las soluciones.

Eso sí, tus nietos y tu nieta son seres maravillosos y de luz. Serías el abuelito más consentido y orgulloso si estuvieras aquí. 

En fin ... sólo pasaba por los recuerdos para decirte que mi hermano y yo te seguimos amando y extrañando y que agradecemos todo lo que hiciste por nosotros para que fuéramos personas de bien.

Ya cuando culminamos otra celebración del día de los padres tu recuerdo reafirma más mi filosofía de vida. El día de los padres, las madres, los abuelos, el amor y la amistad no es uno al año, sino todos los días. Por eso celebro el privilegio de darme vida y trazar mi senda. 

Gracias papá y dale un besote a mami desde lo más profundo de nuestro corazón.