Un solo proyectil cegó la vida del segundo teniente del Ejército de los Estados Unidos, Jancarlo Rivera Lugo, quien falleció el 14 de noviembre de 2022, tras una discusión generada por una fémina cuando transitaba con su esposa por una calle cercana a su residencia en el barrio El Tuque de Ponce.

La información sobre la causa de muerte está contenida en el certificado de análisis toxicológico, presentado este jueves por el patólogo forense, Francisco Javier Dávila Toro, en su comparecencia al Tribunal de Ponce a donde se efectúa el juicio por el asesinato militar.

A preguntas de la fiscal Annette Estévez Serrano, el perito explicó que “la causa de muerte fue herida de bala. No se recupera proyectil”.

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Destacó que, la evidencia externa refleja “una herida de bala, luego del costado izquierdo. Presenta abrasión y un tatuaje de pólvora de 10 pulgadas por siete pulgadas, en una trayectoria de izquierda a derecha”.

Según el médico de profesión, el proyectil fracturó la costilla ocho del lado izquierdo, perforó pulmón, hígado y riñón”. Además, expuso que se encontró sangre en el abdomen y área torácica”, entre otros órganos afectados.

Durante el interrogatorio que duró unos minutos, el galeno que labora hace dos décadas para el Instituto de Ciencias Forenses, sostuvo que el disparo se ejecutó “a una distancia intermedia; aproximadamente seis pies o menos desde la punta del arma de fuego al cuerpo”.

“¿La trayectoria es compatible con que el occiso estuviera de lado y el atacante hiciera el disparo?”, cuestionó la representante del Ministerio Público.

“Es compatible”, afirmó el perito.

Igualmente, señaló que, no se encontró evidencia de trauma en el rostro del occiso, según preguntó la fiscal, pues de acuerdo con la testigo, Jineyshka Cruz Bonilla, la acusada Ana Napoleoni Medina, golpeó a su pareja en la cara, una vez los detuvo por supuestamente ir “en contra del tránsito”.

“Un puño o golpe en el rostro, generalmente produce una marca”, apuntó el patólogo forense en la sala 502, ante el juez Ángel Llavona Folguera.

Por su parte, la defensa prefirió no hacer preguntas. Además, optaron por no entrevistar a los agentes Manuel A. Nazario y Luis Echevarría, encargados de custodiar la escena.

De otra parte, durante el contrainterrogatorio al agente investigador, José M. García Rivas, el abogado de Napoleoni Medina intentó desvincular a su cliente de la escena donde asesinaron al joven de 23 años.

A esos efectos, el portavoz de la familia del infortunado, Gerardo Vázquez, señaló que hay evidencia fílmica, mediante entrevistas en los medios, a donde el licenciado Luis Quiñones González ubica a la acusada “en tiempo y espacio”.

“En una grabación, él la pone en tiempo y espacio cuando él mismo confirmó que le echaron gas pimienta a su clienta en la cara. Pero entonces, en un vídeo que nosotros tenemos, él dice que ella no estaba”, apuntó.

“Se supone que se haga justicia con la verdad, no a través de mentiras. Ellos mismos se están contradiciendo”, acotó.

Otro aspecto discutido en el cuarto día del juicio contra Napoleoni Medina y su hijo, Jeromy Pietri Napoleoni, es la explicación del por qué las manchas de sangre en la escena no aparentan tener relación con el testimonio de Jineyshka.

De acuerdo con el agente García Rivas, “el compañero Pedro Bonilla del Instituto de Ciencias Forenses que, ya testificó, me dijo que habían limpiado la escena”.

“Él había echado un químico al área donde estaba el agua e informó que habían lavado la escena, pero que había mancha de sangre”, resaltó.

El juicio contra Ana Inés y su hijo continuará el lunes, 10 de julio.