La vista preliminar que se sigue contra Luis Gustavo Rivera Seijo, conocido como El Manco, continúa esta tarde con el testimonio del perito o experto en instalación de puertas, Juan Giusti.

Rivera Seijo enfrenta un cargo de asesinato en primer grado por la muerte del niño Lorenzo González Cacho, ocurrida la madrugada del 9 de marzo de 2010, en medio de un supuesto escalamiento a la residencia que compartía con su mamá Ana Cacho y sus dos hermanas, en la urbanización Dorado del Mar.

Giusti ocupará la silla de los testigos para ofrecer detalles sobre la condición de la puerta posterior de la residencia, lugar por donde El Manco alegó que entró y salió de casa tras agredir al niño de 8 años.

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Al inicio del proceso judicial, que se encuentra en la tercera semana de desfile de prueba, Cacho declaró que esa puerta la instaló su exesposo Ahmed Alí González con ayuda de un amigo y que en las noches solía ponerle cadenas por temor a que su excompañero, con quien mantenía una agria disputa por la custodia de los menores, entrara a la residencia.

La noche del 8 de marzo, de acuerdo a Cacho, no puso las cadenas en la puerta.

Como parte de su testimonio, el agente investigador Simón Rosa señaló que un perito examinó la puerta, que daba al patio, y determinó que tenía la cerradura defectuosa y que se podía abrir con fuerza o presión.

En la confesión que Rivera Seijo ofreció al agente del Negociado Federal de Investigaciones (FBI), John Morales, dijo que había entrado al hogar forzando la puerta con su hombro derecho.

Luego del testimonio de Giusti, el juez Carlos Salgado Schwarz, del Tribunal de Bayamón, recesará labores por una semana.

Cuando reanude el proceso, el 25 de abril, el Ministerio Público podría sentar a declarar a otros tres testigos: las agentes del FBI, Grethel Pillot y Claudia Bonilla, quienes tomaron otras admisiones al imputado, y la patóloga Darinka Mileusnik Polchan.

Al momento, los fiscales Mario Rivera Géigel, Aracelis Pérez Correa y Maricarmen Rodríguez Barea han presentado 12 testigos.

Pese a la cantidad de testigos, la prueba del Ministerio Público tiene lagunas.

La confesión que Morales tomó a Rivera Seijo el 6 de agosto de 2010 tiene inconsistencias, pues en la casa de Cacho no aparecieron huellas dactilares, ni ADN de Rivera Seijo y su presencia en el lugar solo se ha demostrado mediante prueba circunstancial. 

Hasta ahora, ningún testigo ha declarado que vio a Rivera Seijo en el hogar ubicado en la calle Bruma de la urbanización Dorado del Mar.