Testigos claves del caso Lorenzo
La vista preliminar revela la versión de las autoridades sobre el asesinato del niño que se le imputa a Luis Gustavo Rivera Seijo.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 8 años.
PUBLICIDAD
A la 1:30 p.m. y durante unas tres semanas, se celebra en la sala 403 del Tribuinal de Primera Instancia en Bayamón la vista preliminar contra Luis Gustavo Rivera Seijo, acusado de asesinato en primer grado por la muerte el 9 de marzo de 2010 del niño Lorenzo González Cacho, en su residencia en Dorado.
A continuación, un resumen de las figuras que han declarado y los personajes, según ha trascendido en el proceso judicial:
Simón Rosa, agente investigador de la Policía de Puerto Rico. Declaró que no se encontraron rastros de ADN ni huellas dactilares del acusado en la escena del crimen. También dijo que la teoría inicial del caso emana de declaraciones del exesposo de Ana Cacho, Ahmed Alí González. Indicó que la fiscal inicial del caso Wanda Casiano le impidió usar a un perito de manchas de sangre o accesar a muchos documentos de la pesquisa.
Wanda Candelaria, Investigadora del Instituto de Ciencias Forenses. Explicó que ese 9 de marzo no ocupó una bolsa que estaba en el patio de la residencia porque investigaba la muerte del niño como un accidente producto de una caída de la cama. Al día siguiente, cuando ya se había determinado que fue un homicidio, sí la ocuparon. En su interior había documentos de Rivera Seijo. También se explicó porque no se ocupó el colchón donde fue atacado el niño: porque se ocupó el cubrecama, y allí "recibió la sangre de la fuente" en alusión a Lorenzo.
La hermana de Lorenzo: La hoy chica universitaria tenía 13 años al momento del crimen. dio una declaración inicial que implicaba a Arnaldo Colón, pero luego les dijo a fiscales que mintió. Dijo que esa primera versión falsa fue por presiones externas e internas. La alegación de que no fue Colón la dijo luego de comenzar a hablar telefónicamente con su mamá, pero aseguró que nunca hablaban de Lorenzo.
A continuación, tres de sus declaraciones:
"Los fiscales eran bien insistentes de cómo era posible que era el asesinato de mi hermano y que no había escuchado nada"
"Yo soy la hermana de Lorenzo y ¿cómo es posible que en mi casa hubiera pasado algo y no me di cuenta?", apuntó la universitaria mientras se le cortaba la voz.
"Esa noche (del 8 de marzo) no escuché, ni vi nada. Yo me duermo y me despierto por los gritos de mi mamá"
William Marrero Rivera, agente federal del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE). Era amigo de Ana Cacho por 18 años, y compartió en la sala y la habitación de la mujer parte de la noche del crimen, aunque eventualmente se fue de la casa. Dijo que se enteró que pasó algo en la residencia cuando Arnaldo Colón lo llamó y le dijo que el niño estaba en el hospital porque se había caído de la cama. Ayudó a limpiar con una manguera las machas de sangre en diferentes partes de la residencia.
Ana Cacho, Madre de Lorenzo. Dijo que no vio quien asesinó a su hijo. Declaró que Lorenzo se quedó dormido sobre un libro, ella lo acostó a él y sus hermanas rezando, colocando un DVD y dandole besos. Luego esa noche William Marrero llegó a la residencia, y estuvo parte de la nocjhe ellí, él se fue de la casa y ella se acostó como a las 2:00 a.m. Luego escucha gritos de su hija menor de 5 años, quien compartía habitación con Lorenzo, sobre que su hermana le llenó el pelo de sangre. Cuando llegó al hospital cerca de las 5:00 a.m. le vio el golpe en el rostro. la mujer tuvo que ver en sala cerca de 30 fotos sobre su pequeño relacionadas al crimen. Dijo que cuando la fiscal Casiano le dijo que era sospechosa, su abogado le recomendó guardar silencio.
Algunas declaraciones de Cacho:
"(La hija menor le dijo) 'Mami, Lorenzo me llenó de sangre el pelo' y yo la miro y veo que tiene sangre y le digo Mamita sube date un bañito que voy a ver a Lorenzo”.
“(Al verle la herida en el rostro) Dios mío, Dios mío con qué se dio un cantazo”.
“(Cuando le dijeron que Lorenzo murió) Le dije que tenía que ser así, que se fuera tranquilo, que yo lo amaba, from here to heaven (de aquí al cielo)”
“Es mi hijo. Se puede ver un cantazo, se puede observar el golpe en el tabique, sangre todavía fresca…su pelo rubio, brown, de tanta sangre que tenía”
“Yo me quedé en silencio y mi abogado le dijo entonces que si estoy con ese sello de sospechosa pues que me iba a tener que recomendar que me mantuviera en silencio”
John Morales, agente del Negociado Federal de Investigaciones (FBI) quien tomó la confesión de Rivera Seijo el 6 de agosto de 2010. En ausencia de abogados e interpretando que el acusado estaba mentalmente apto para declarar, el agente tomó la confesión de Rivera Seijo. El acusado le dijo que la madrugada del 9 de marzo de 2010 forzó con su hombro derecho la puerta trasera de la residencia, se quitó los zapatos para no hacer ruido y se trasladó a la cocina porque tenía hambre. Comió galletas y bebió jugo de la nevera. También tomó un cuchillo para defenderse por si se topaba con alguien en la residencia de dos niveles. Subió al segundo piso y al ver a alguien en la cama se “espantó” y regresó al primer nivel de la casa. Entró a una habitación y no vio nada. Entonces, se movió a un cuarto contiguo, donde Lorenzo, de 8 años, dormía junto a su hermana menor. Comienza a ori "voces" que le ordenaban matar al niño, sale de la habitación y regresa para apuñalarlo en tres a cuatro ocasiones, tras lo cual sale de la casa.
Algunas de las declaraciones del agente:
“Narra que las voces le estaban diciendo que matara al niño”
“Oyó la nariz romperse”
“El niño despertó, abrió los ojos y respiraba de tal manera que se estaba ahogando”
Mildred Boschetti Alvarado, doctora. Dijo que Ana Cacho arribó al Centro de Diagnóstico y Tratamiento (CDT) de Dorado con su hijo Lorenzo González Cacho en brazos, boca arriba, y sin signos vitales. La sangre que bañaba el rostro del niño, de 8 años, ocultaba una herida en la nariz y otra en el lado derecho de su cabeza. La madre la ayudó en los primeros auxilios y le decía al niño quese despertara, que mañana lo llevaba a la escuela. No logró entubarlo y a lso 30 minutos de intentar resucitarlo lo declaró muerto.
Juan Vázquez Panel, un jubilado de 71 años. Declaró que anochecía el 8 de marzo cuando partió del pueblo de Florida en su vehículo junto a su amiga Maribel Martínez a recoger al hijo de la mujer, Juan Manuel Romero, quien salía de la cárcel de Sabana Hoyos en Arecibo, quien salió de la institución acompañado de un hombre que le faltaba un brazo y que pedía pon para llegar a la carretera PR-2. Tenía unos papeles. Lo dejó cerca de un restaurante de comida rápida, en un centro comercial cercano a la urbanización Dorado del Mar, donde la mamá de Rivera Seijo tenía una casa, y donde vivía Lorenzo.
Carlos Chávez Arias, patólogo forense. Dijo que Lorenzo pudo haber muerto unos 30 minutos después de recibir un golpe contundente en el lado izquierdo de la cabeza y tres heridas cortantes en su rostro. Determinó que luego de recibir el golpe en la cabeza, el niño de ocho años quedó inconsciente en la cama, sin poder pedir ayuda.
OTRAS FIGURAS CLAVE
Además de los testigos hay otras figuras importantes en esta etapa del caso
Luis Gustavo Rivera Seijo. El acusado. Rivera Seijo, quien por años deambuló por la calle Tanca del Viejo San Juan, tiene 37 años. Ha sido diagnosticado con "Trastorno Esquizo-afectivo tipo Bipolar" y ha estado en varios hospitales psiquiátricos. Recibió el mote de el Manco al perder su brazo en un accidente de tránsito en 2007. Enfrenta cargos por la muerte del deambulante Oscar Pacheco García, pero para ese trámite judicial ha sido declarado no procesable. El 8 de marzo de 2010 fue excarcelado por error del campamento penal Sabana Hoyos, en Arecibo, y recibió pon hasta Dorado del Mar, donde vivía Lorenzo, porque allí recidía una tía suya, donde se alega cometió el asesinato. Ha confesado y se ha retractado de su confesión sobre el crimen.
César Miranda. El tercer secretario de Justicia desde que ocurrió el crimen. Anunció la radicación de cargos casi cuando se cumplía el sexto año del aniversario del asesinato. Ha dicho quese siente "sumamente tranquilo" con la acusación, por entender que se corroboró con prueba científica que, en la madrugada del 9 de marzo de 2010, Rivera Seijo entró a la residencia de Cacho González, en la urbanización Dorado del Mar, con la intención de robar, pero, tras escuchar ruido en el segundo piso de la casa, al salir a prisa, entró por error al cuarto donde dormía Lorenzo, y al percibir que el niño lo observó, lo atacó con un cuchillo que había tomado poco antes en la cocina.
Sobre las dudas del pueblo en este caso, Miranda reconoce que "se creó una expectativa en el pueblo de Puerto Rico” al repetirse con insistencia por años teorías que implicaron en el crimen a amigos de Cacho González e incluso a la progenitora del niño. El otrora secretario de Justicia, Guillermo Somoza, había identificado como sospechosos a Cacho, Marrero, Colón y Jesús Genaro Camacho, con quien la mujer tenía una relación sentimental.